El libro de la selva (2016)
Mowgli, un niño humano criado en la selva por una manada de lobos, deberá abandonar su hogar tras ser amenazado por el temible Shere Khan, un tigre de bengala que odia a los humanos. Junto a la pantera Bagheera, Mowgli se embarcará en una aventura a través de la jungla con el fin de llegar al poblado de los de su especie. (Cineycine).
En 1894 el escritor Rudyard Kipling (Bombay, 1865) publicó una novela cuya trascendencia ha llegado hasta nuestros días. Una novela que ha conocido multitud de versiones en cine y televisión. Hoy os traigo la última de ellas. Si creíais haberlo visto todo, es hora de mirar otra vez y descubrir lo mucho que ofrece… ‘El libro de la selva’.
Crítica de El libro de la selva (2016)
Benditos sean el cine digital y los avances de la tecnología. Sin ellos, esta nueva adaptación de la novela de Rudyard Kipling no hubiese sido posible. Cabe echar la vista atrás para hacer memoria y repensar en las películas que han supuesto hitos cinematográficos, por lo que al uso del CGI se refiere. George Lucas y su saga intergaláctica, Steven Spielberg y sus animales prehistóricos, y James Cameron y su rebelión de las máquinas y el desastre del Titanic.
Los ejemplos anteriores son los más notorios de esta revolución a la que venimos a referirnos. En ellos encontramos el precedente de lo que acontecería una vez comenzado el nuevo siglo. Podemos entender ‘Matrix’ (Lana & Lilly Wachowski, 1999) como el paradigma de lo que el futuro cercano iba a ofrecernos. Un futuro donde la tecnología más avanzada se ponía al servicio del celuloide y del digital. Todo ello justo dos años antes de que Peter Jackson abanderase una nueva revolución técnica: la del motion capture.
La tecnología de captura de movimiento (“mo-cap”) llegó de la mano de Weta Digital, la compañía neozelandesa dedicada a los efectos visuales digitales y fundada por el propio Jackson. Si bien este tipo de trabajo ya había sido utilizado en ‘Simbad’ (Evan Ricks, 2000) y ‘Final Fantasy: La fuerza interior’ (Hironobu Sakaguchi & Motonori Sakakibara, 2001), no sería hasta el Gollum creado por Peter Jackson y Andy Serkis que la revolución se haría patente. Con Robert Zemeckis habiendo experimentado con el motion capture en su trilogía de cuentos (‘Polar Express’, Beowulf’ y ‘Cuento de Navidad’) y la familiarización del público general con la Tierra Media, en 2009 llegó lo que se suponía la verdadera revolución de los efectos especiales en el cine: ‘Avatar’ (James Cameron, 2009).
La que fuera película más taquillera de la historia se convirtió en el epítome del CGI. Un título más que meritorio al que la nueva versión de ‘El libro de la selva’ viene a hacer sombra de forma contundente. De la mano de Jon Favreau, a quien debemos ‘Zathura. Una aventura espacial’ (2005), ‘Iron-Man’ y ‘Iron Man 2’ (2008 y 2010), viajamos hasta la inmensidad de la selva. Un entorno que, si bien ha sido creado desde la nada de forma absolutamente digital, se convierte en un emplazamiento idóneo donde vivir uno de los cuentos cuyo canto a la naturaleza y los valores se presentan a lo largo de una plasmación del imaginario arquetípico que supone la eterna lucha entre el bien y el mal.
Han pasado ya más de 49 años desde que ‘El libro de la selva’ se estrenase como el clásico de Disney número 19. Dirigido por Wolfgang Reitherman, responsable de, para quien esto escribe, algunos de los mejores títulos de la factoría de Mickey Mouse como ‘101 dálmatas’ (1961), ‘Merlín el encantador’ (1963) o ‘Robin Hood’ (1973), el film de dibujos animados creado a partir de la animación tradicional se convierte en espejo del remake aquí presente.
Justin Marks ha intentado construir un guión basándose en la novela original de Kipling, con la que el título de Reitherman ya mantenía algunas diferencias. Sin embargo, son muchas las referencias y situaciones al clásico animado. Así pues, esta versión live-action es una revisitación de lugares reconvertidos. De las dos dimensiones otorgadas por el lápiz y el papel hemos pasado a un 3D harto realista. Entendiendo que estamos ante una (r)evolución técnica de las que pasarán a la historia.
No es exagerado decir que el hiperrealismo en el cine digital podría haber hallado su paradigma aquí. Este film se convierte automáticamente en el mejor remake en imagen real de Disney junto a ‘Cenicienta’ (Kenneth Branagh, 2015). La cinta de Favreau hace que olvidemos por completo los despropósitos que para mi fueron ‘Maléfica’ (Robert Stromberg, 2014) o ‘Alicia en el País de las Maravillas’ (Tim Burton, 2010).
Lástima que cierto sector de la prensa tuviésemos que sufrir con la versión doblada al castellano. Esto me impidió por completo el poder hacer ningún tipo de análisis crítico acerca de la labor interpretativa desempeñada por actores de la talla de Ben Kingsley (Bagheera), Idris Elba (Shere Khan), Bill Murray (Baloo), Christopher Walken (rey Louie) o Scarlett Johansson (Kaa). Todos ellos aportaron sus voces y facciones. Por el contrario, un servidor se congratula en decir que el pequeño Neel Sethi es el mejor Mowgli posible. Su frescura y carisma se entremezclan con los píxeles de esta aventura para fluir en busca de lo más vital.
En conclusión.
Termino ya esta crítica de El libro de la selva (2016), un espectáculo apoteósico de efectos especiales al servicio de una historia que hará las delicias de niños y adultos. Absolutamente recomendable.
Tráiler de El libro de la selva (2016)
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Una maravilla técnica y una historia preciosa y divertida. Si tenéis pequeños disfrutarán como pocas veces a la vez que te contenta a ti como nunca hubieras imaginado.
Ah, genial reseña de Javier!
En fin, el amigo Javier Parra lleva toda la razón en su crítica. Estamos ante un film que a nivel técnico es absolutamente perfecto: los animales, la jungla, el agua… todo. La experiencia que yo he sentido viendo la película ha sido como estar en la selva con Mowgli… ¡increíble! Este film hay que verlo en cines.
La historia ya la conocíamos pero por no ella deja de ser buena y etretenida. Además, se cuenta aquí con un Shere Khan que es un villano de presencia totalmente dominante y poderosa. Con sólo ver en pantalla a este increíble tigre ya tienes amortizado el precio de la entrada.
Como dice Javier, recomenada… ir a verla es como ir de visila a la selva. Jon Favreau lo ha vuelto a conseguir.