Matrix
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En 1999 las hermanas Wachowski revolucionaron el mundo del cine con una poderosa cinta de ciencia ficción. Un film que, en no pocos aspectos, marcaría un antes y un después dentro del género. Un brillante programador, un grupo de misteriosos individuos y dos pastillitas… ¿Qué es ‘Matrix’? Adentrémonos en la madriguera del conejo.

Crítica de Matrix

En 1995 las hermanas Wachowski se encargaron de la historia de una trepidante cinta de acción titulada ‘Asesinos’ (Richard Donner). Hablamos de un thriller interpretado por Sylvester Stallone, Antonio Banderas y Julianne Moore. Fruto de aquel éxito, la Warner aceptó el siguiente proyecto de las Wachowski, una trama inspirada en el clásico del anime ‘Ghost in the Shell’. Su nueva historia presentaba una aventura cibernética en toda regla y ambientada en un futuro alternativo donde los hombres eran meros esclavos de las máquinas.

La idea entusiasmó a la Warner. En consecuencia, la major invirtió más de 60 millones de dólares en una película de ciencia ficción que abordaba cuestiones filosóficas y claramente trascendentales. Además se contrató a Geof Darrow y Steve Skroce, dos reputados artistas con experiencia en la Marvel Comics y Dark Horse. Darrow y Skroce se encargaría de realizar un storyboard completo de toda la película.

Es justo señalar que poco antes de ‘Matrix’ ya se había estrenado Dark City (Alex Proyas, 1998), una película sospechosamente parecida pero con un presupuesto claramente inferior y que adolecía de una serie de “carencias” que impidieron que llegara al gran público. Sin embargo, la gran cantidad de similitudes entre ambas cintas, no sólo en cuanto a argumento sino también en planos y secuencias, siempre ha hecho enarcar una ceja a los fans del género… Dicho lo cual, las Wachowski se sacaron de la chistera un producto único. Un film que combina a la perfección el cyberpunk, el mesianismo y el cine noir. Un film que, sobre todo, deslumbra por sus efectos visuales. Unos FX heredados del flo-mo japonés y unas potentes coreografías que mantienen al espectador pegado a la butaca.

Para interpretar a Neo se pensó inicialmente en Will Smith, pero quien se quedó con el papel fue Keanu Reeves. En su caso tenemos a un actor más icónico que talentoso, pero que aquí funciona a las mil maravillas. Gracias a este papel pudo reconducir una carrera que tras el fracaso de Johnny Mnemonic (Robert Longo, 1995) y ‘Reacción en cadena’ (Andrew Davis, 1996) parecía un tanto incierta. En el papel de Morfeo tenemos a un impecable Laurence Fishburne, que ejerce las veces de mentor y maestro zen. Por supuesto contamos también con la inevitable femme fatale interpretada por Carrie-Anne Moss. La actriz combina majestuosamente su pétrea belleza con una imagen de tipa dura y a la vez excitante.

Otro actor que merece la pena destacar es Hugo Weaving, el ya inolvidable agente Smith que persigue incansablemente a Neo y a sus nuevos amigos. Puede decirse que roba todas las escenas donde aparece. No es extraño que, gracias al éxito y popularidad cosechados por esta película, se hiciera con el papel de Elrond en la trilogía del anillo dirigida por Peter Jackson. Por último, una mención especial al trabajo de Joe Pantoliano dando vida a Cifra. Seguramente sea este el personaje más realista de la trama por lo débil que se muestra ante unos apetitos que necesita saciar. El resto de secundarios están a la altura, suficiente para lo que se les exige.

Una vez hechas las presentaciones toca abordar la trama. Una trama que, a pesar de resultar “alocada”, nos ofrece una descarga de adrenalina tremendamente entretenida. Es justo decir que no ofrece nada nuevo porque tiroteos, pirotecnia y peleas donde el héroe termina remontando cuando parece que va a ser derrotado las hemos visto a montones. Sin embargo, y del mismo modo, hay que reconocer que pocas veces suelen entregarnos un resultado tan refrescante. Donde a mi juicio falla la propuesta es al final. Después de todos los tiroteos y persecuciones que desafían la gravedad, no se dan respuestas a las interesantes y enigmáticas cuestiones que nos han planteado en la primera mitad de la cinta.

Siguiendo con lo que acabo de exponer, terminamos el visionado de ‘Matrix’ con más dudas que certezas. Esperamos algo que al ver la escena final sabemos que no llegará. Esto que comento no es un detalle irrelevante, ya que esta película puede abordarse con distintos enfoques precisamente por cómo se ha rodado. Puede verse como una simple lucha entre el hombre y la máquina, una historia religiosa con un salvador que viene a ofrecer la redención a la humanidad, o directamente buscar un enfoque enmarcado dentro del conocimiento y la percepción humanos. Pero sea cual sea el enfoque, al final todo se soluciona con efectismo visual. Así pues, creo que es una oportunidad perdida de rubricar una propuesta inicial brillante.

Los efectos visuales, que tienen su caballo de batalla en el «bullet time», han sobrevivido al paso del tiempo de forma un tanto irregular pero más que aceptable. Aquí estaba al servicio de la trama, pero con el tiempo se ha convertido en un recurso gratuito del que abusan la mayoría de películas. En cambio, el diseño de producción, que corre a manos de Owen Paterson, ha conseguido perdurar y nos permite disfrutar de la película como el primer día. Su fotografía, monolítica y de tonos fríos en las escenas que suceden dentro del mundo real, apuesta por unas suaves notas verdes cuando la acción se sitúa dentro de la simulación.

También se nota un esmerado trabajo en los decorados. Un ejemplo de esto son los interiores de la Nebuchadnezzar, que buscan claramente distanciarse del estilo tecnológico que encontramos en la mayoría de películas del género. El mismo trato espartano que recibe el vestuario, extremadamente rudimentario en las escenas del mundo real y de una extravagancia que roza el fetichismo sexual cuando los protagonistas se conectan a la simulación para enfrentarse a las máquinas.

En cuanto a la banda sonora, y dejando a un lado el correcto trabajo de Don Davis, está repleta de temas tan trepidantes como la trama. Para ello se apostó por una mezcla de diversos estilos. Estilos que van de la música electrónica de The Prodigy a distintas variantes de metal interpretadas por artistas como Marilyn Manson, Rob Zombie, Ramstein o Rage Against the Machine. Aquí ya es una cuestión de gustos. Seguramente no sea del agrado de todos, pero funciona perfectamente como complemento a lo que visualmente se nos está mostrando.

Conclusión.
Termino esta crítica de Matrix, una película altamente entretenida. Las Wachowski nos proponen un futuro distópico en el que un mesías ha de venir a salvar a la humanidad de la esclavitud. Y aunque nos plantea una serie de cuestiones que giran alrededor de esa trama, y que al final no se resuelven, el balance general es francamente positivo. No es una película que apueste por interpretaciones sobrias o intrincados diálogos, sino que es pura dinamita visual aderezada con una historia que, desde un principio, nos engancha. Una de esas películas que han marcado un antes y un después en la historia del cine.

Tráiler de Matrix

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