Stargate: Puerta a las estrellas
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El antiguo Egipto y sus pirámides han sido fuente de inspiración para los apasionados de los extraterrestres y la ciencia-ficción. Especialmente para dos aficionados al género: Dean Devlin y Roland Emmerich. Ambos unieron fuerzas hace 25 años para traer a las pantallas de todo el mundo una aventura de sci-fi como ninguna otra. Hoy, en su 25 aniversario, volvemos a pasar por aquella mítica puerta circular. En su interior nos esperan los misterios que se ocultan en… ‘Stargate: Puerta a las estrellas’.

“Dale recuerdos a Tutankhamon, capullo” (Jack O’Neill)

Crítica de Stargate: Puerta a las estrellas

A principios de los 90, Roland Emmerich era un cineasta aficionado al cine fantástico desconocido en los Estados Unidos. Una de las primeras películas que dirigió fue una coproducción germano-americana titulada ‘Estación lunar 44’ (1990), un directo a video en USA tras diversos problemas con los productores. Menciono esta cinta por dos motivos: Primero porque es donde conoció a Dean Devlin, gracias al rol que este último tenía como actor. Y segundo porque gracias a este film, y a pesar de sus desavenencias, conoció también a Mario Kassar, quien luego produciría ‘Stargate’.

Originalmente, Emmerich iba a filmar ‘Isobar’, un thriller de acción futurista que re-escribió el citado Devlin, quien se convirtió en compañero de producción y co-guionista de Emmerich para la misma. Sin embargo, Emmerich rechazó dirigirla tras ver como los productores tiraron por la borda el guión. Para compensar al director germano le ofrecieron sustituir a Andrew Davis en ‘Soldado Universal’ (1992). Fue aquí cuando Emmerich y Devlin, definitivamente, compartieron su pasión por el cine fantástico. A partir de ese momento empezaron a pensar en su siguiente película desarrollando teorías acerca de las visitas de civilizaciones alienígenas en la época antigua. Para empezar se centraron especialmente en los egipcios y en los mayas.

‘Stargate: Puerta a las estrellas’ no sólo fue un éxito de taquilla en su día para Emmerich (proporcionándole una carrera productiva en Estados Unidos), sino que se convirtió en un éxito de culto. Un éxito que dio lugar a diversas secuelas a modo de series de televisión. Series que el propio director pensó en convertirlas continuaciones oficiales. A día de hoy, puede que ‘Stargate’ sea uno de los pocos ejemplos de un cine de evasión clásico con buen pulso narrativo y un casting de actores solvente. Amén de unos efectos bien mantenidos (algunos algo mal envejecidos) y un sabor a aventura que ya no se respira en el cine actual.

El realizador germano es uno de esos directores que, en sus inicios, ha demostrado ciertas inspiraciones por el cine más clásico. Actualmente sigue siendo de los pocos que se ha mantenido dentro de esos cortes en un mundillo donde predomina la búsqueda del impacto visual moderno. Así pues, ‘Stargate’ ofrece aventuras clásicas combinadas con elementos de ciencia-ficción. Todo esto cargado con dosis de cierto humor y combinados con escenas de acción de la vieja escuela y alejadas del espectáculo CGI. Eso sí, el film no escatima en el uso de efectos, siendo elementos prácticos como maquetas y animatrónicas. Destacar que en, su lanzamiento doméstico en DVD, Emmerich y Devlin retomaron el film añadiendo escenas que en el montaje cinematográfico habían sido eliminadas por cuestiones de tiempo.

El casting fue bastante extenso pero no todos los implicados tuvieron luego buenas carreras. Especialmente destaca James Spader como Daniel Jackson, el científico convertido en héroe. Un dato curioso es que Emmerich pensó en Jeff Goldblum y en Matthew Broderick para este rol. Con ambos terminaría trabajando en cintas posteriores. Por supuesto, mencionar también a Kurt Russell que interpreta al teniente O’Neill, uno de los personajes más duros de su filmografía. Por su parte, Jaye Davidson es el villano Ra, un maloso con el aire clásico ya comentado. Apunten que esta fue la última película de Davidson cayendo totalmente en el olvido. Mucha más suerte tuvo Djimon Hounsou que aquí se disfraza de Horus.

En la banda sonora encontramos a David Arnold en su primera BSO americana. Su música resulta muy épica con elementos egipcios de por medio. Resalta su mítico tema central que pasaría a ser uno de los más reconocibles de la televisión gracias a las series basadas en la propia película.

Otro de los aspectos más míticos del film es su espectacular diseño de producción. Las escenas del desierto se rodaron en Buttercup Valley (Yuma). Luce mucho el trabajo de maquetas en lo concerniente a la pirámide de Ra y sus naves de combate. Los efectos de los cascos fueron diseñados por Jeff Kleiser y su empresa, siendo un gran desafío su elaboración. Finalmente, la recreación del viaje fue completamente digital. Esto último supuso el mayor esfuerzo de efectos a nivel visual de todo el film, no olvidemos que, entonces, era muy complicada la recreación de entornos cien por cien digitales.

En conclusión.
Termino esta crítica de Stargate: Puerta a las estrellas, un film de aventuras rematadamente entretenido. Una película filmada con pulso por un Roland Emmerich en plena forma sabiendo transmitir el aire de aventuras clásicas. En definitiva, Stargate se sigue manteniendo como una cinta que uno no se cansa de recomendar.

Tráiler de Stargate: Puerta a las estrellas

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