AIR
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Después de varios años sin situarse detrás las cámaras, Ben Affleck dirige esta historia de cómo algo tan cotidiano como una zapatilla se convirtió en un icono. Y todo fue gracias a la figura de un deportista tan legendario como Michael Jordan. Sus “nikes” consiguieron todo un precedente dentro de la historia de las empresas de zapatillas deportivas. Ahora podemos ver todas sus claves desveladas en ‘AIR’, una historia que nos hará, literalmente, volar.

“Todos los que estamos en esta sala seremos olvidados, menos tú… porque tu historia nos inspirará, nos hará mejores. Tú eres Michael Jordan y tu historia nos hará, literalmente, volar” (Sonny)

Crítica de AIR

Tras pasar casi siete años sin dirigir una película, por diferentes razones, Ben Affleck apostó su regreso a este film. ‘AIR’ es una de esas historias que se denominan como “good feeling”. Esto es, una historia alejada de cualquier elemento serio o dramático implícito y con la que el espectador puede empatizar desde el principio. Estamos ante películas de buen rollo, personajes sencillos y fácil accesibilidad. Y si encima se apoyan en hechos reales mejor… En este caso, Affleck nos cuenta una parte importante, y desconocida, de la carrera del legendario Michael Jordan. Me refiero a la creación de sus icónicas zapatillas: las conocidas como Air Jordan.

Affleck es un realizador que se ha ido decantando más por el drama y el thriller que por otro tipo de propuestas. Ahí están obras como Adiós pequeña, adiós (2007), The Town: Ciudad de ladrones (2010) o Argo (2012). Después de pasar por varios problemas e incidencias personales, Affleck se repuso. Y, rápidamente, se aseguró un proyecto que le hiciera recuperar no solo el favor del público, sino también el de esos críticos que no quedaron del todo satisfechos con el último film que dirigió,Vivir de noche (2016).

Personalmente creo que estamos ante un director que en su faceta de actor ha sido ninguneado de forma sistemática e inapropiada. Por consiguiente, varios críticos y espectadores no han querido reconocer que también actoralmente ha ido creciendo en los últimos años. En el caso de ‘AIR’ estamos ante un film claramente personal para Affleck por partida doble. En primer lugar supone su reencuentro como actor y productor con Matt Damon. Y, en segundo lugar, estamos ante su film más optimista y cercano. Claramente vemos un intento de querer resarcir su carrera enfocándose en un proyecto más ligero y pensado para el buen rollo. Seguramente esto último es lo que, probablemente, necesitaba cuando se puso manos a la obra con esta película.

Para los neófitos, servidor inclusive, ‘AIR’ cuenta cómo se llegó a firmar uno de los contratos históricos y más importantes para la promoción de unas zapatillas de deporte. También nos presenta a la persona que lo hizo posible: Sonny Vaccaro, el cazatalentos fichado por Nike a principios de los 80. Vaccaro dedicaba todos sus esfuerzos a las zapatillas de running… pero quería entrar en el territorio de los jugadores de baloncesto. La cancha estaba dominada por otras compañías punteras como Converse o Adidas. En concreto, ‘AIR’ expone cómo se produjo el mítico acuerdo entre Nike y Michael Jordan. Gracias al mismo, el mítico jugador recibió no sólo el sueldo por promocionar la marca, sino también una participación millonaria en las acciones por las ventas de las zapatillas en todo el mundo. Básicamente, esta es la trama de la película.

El guion de Alex Convery es sencillo, directo y enfocado desde el primer minuto a contar cómo se desarrollaron los acontecimientos descritos en el párrafo anterior. Convery explica, con total sencillez, el funcionamiento del mundillo de los deportistas con las marcas de deporte en aquel entonces. Una época en la que los cazatalentos de las marcas más potentes buscaban buenos deportistas universitarios. Atención a la cantidad de referencias que se hacen a grandes jugadores de la época en la NBA y también a futuras promesas. El objetivo era conseguir que promocionasen sus empresas con su imagen a cambio de millones de dólares (atención a como Phil King escupe con total pasividad lo que ganaban con su línea de running). Esto fue así hasta la llegada de Michael Jordan y su acuerdo con Nike.

Affleck dirige con buena mano todos los tejemanejes de Sonny Vaccaro hasta llegar a conseguir el acuerdo con Jordan. De hecho, el jugador ni siquiera quería hablar con Nike. Toda la duración del film está dedicada a esto. Eso sí, combinándolo inteligentemente con humor y emotividad. Especialmente, casi al final… cuando Damon (Vaccaro) da el todo por el todo. Me refiero al momento en el que se construye toda la película con su discurso combinado con imágenes reales de Michael Jordan y su vida. Detalle importante es que a lo largo del metraje no se ve el rostro de Jordan. Esto fue así para magnificar o mitificar su figura, tal cual un McGuffin se tratara.

Affleck nos ofrece una lectura sobre el capitalismo más visceral aplicado al buen rollo que comentaba antes. Y esto lo representa con un montaje que apela literalmente a los 80. En el mismo podremos ver clips de películas y anuncios de la época mientras suena el “Money for Nothing” de los Dire Straits. Precisamente, esta es una constante de la cinta… quiero decir que viene acompañada por canciones de la época. La poquísima música que hay es obra de Paul Haslinger y prácticamente se reduce a los breves momentos de ‘epifanía’ para llamar a la emoción. Y lo cierto es que funciona porque esta mezcla nos hace entrar en la propuesta, y en su tono, desde el primer minuto.

En relación a lo anterior, la dirección de Affleck es clara, directa y sencillamente didáctica. Una realización sin florituras visuales y muy en la onda de gente como Clint Eastwood. Lo que Affleck pretende es que el espectador pueda sentirse metido dentro de la película sin ningún tipo de impedimento de cara a la historia e incluso facilitándola para aquellos que no sepan excesivamente del tema. Y esto es un elemento tremendamente positivo de ‘AIR’. Creo que, en ningún caso, puede resultar como algo para minusvalorarla… sino todo lo contrario.

Al hablar de ‘AIR’ también hay que dejar claro que estamos ante una película que se centra mucho en sus actores. El propio Ben Affleck interpreta a Phil Knight, el presidente de Nike. El actor y director lo muestra como alguien pasota, pero de enorme carisma y presencia. Por su parte, Matt Damon hace uso de su habitual naturalidad como Sonny Vaccaro y forma un gran dúo con química junto a Affleck. A destacar también, y brillantemente, a Viola Davis con su acostumbrada fuerza interpretativa como Deloris Jordan, la madre de Michael. Y ojo a los “rescates” de Marlon Wayans y Chris Tucker. El primero con lo mejor que ha hecho en los últimos años en su carrera y el segundo con su habitual verborrea, pero más solvente y memorable de lo esperado.

Por último, también tenemos a Jason Bateman como Rob Strasser, el jefe de división de baloncesto. Bateman aplica su habitual profesionalidad como actor para salir airoso. Además sale Chris Messina haciendo del agente de Michael Jordan y regalándonos una de las secuencias más divertidas de toda la película en todos los sentidos. ¡Ver y creer! solo digo eso…

“¿Sabes qué? A la mierda, tú… hazlo” (Phil)

En conclusión.
Acabo esta crítica de AIR, una película para hacer sentir bien al espectador y que pueda disfrutar de la misma aun siendo lego en el tema. Además cuenta con un gran reparto y apela a aquellos nacidos en los años 80 con su retahíla de canciones y elementos identificativos. Estamos ante una cinta claramente pensada desde un punto de vista didáctico y ante en un disfrute basado en hechos reales.

Tráiler de Air

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