Iron Man 2
Tony Stark comienza a sentirse presionado para que ceda sus conocimientos tecnológicos al ejército estadounidense, pero Stark no tiene intención alguna de revelar sus secretos por temor a que estos caigan en malas manos. Todo se complica cuando aparece en escena Ivan Vanko, hijo del científico Anton Vanko y que ha diseñado un prototipo de blindaje metálico con fines maléficos. Se hace llamar Whiplash y busca venganza contra el propio Tony Stark. Con la ayuda de su fiel secretaria Pepper Pots, de su nueva ayudante Natalia Rushman y de su amigo James Rhodes, Stark deberá de acabar con Whiplash y hacer frente al fabricante de armamento Justin Hammer. (Cineycine).
En 2008 Jon Favreau logró cosechar con ‘Iron Man’ un gran éxito de taquilla y crítica para Marvel Studios. La cinta cautivó por sus impresionantes secuencias de acción, su enérgico planteamiento e historia y por unas interpretaciones de calidad. Dos años después, «el hombre de hierro» volvió con ‘Iron Man 2’. Una buena secuela que intentó estar a la altura de las circunstancias y que abrió paso a un nuevo ciclo de películas protagonizadas por personajes Marvel.
Crítica de Iron Man 2
Una vez visionada ‘Iron Man 2’ se me plantearon dos pequeños problemas. El primero, su mero carácter de secuela, algo que inevitablemente llevaba a la pérdida del factor sorpresa. De ahí que las secuelas sean, por norma general, difíciles de digerir, independientemente de su calidad o capacidad de entretenimiento. Y es que existe un dicho que afirma algo así como: «Segundas partes nunca fueron buenas», algo con lo que no estoy muy de acuerdo. Obviamente en numerosas ocasiones sólo se trata de un mito motivado por los prejuicios e ideas preconcebidas que el espectador construye en su propia mente, creando en su imaginación una continuación perfecta que, de forma inevitable, será comparada sin piedad con la película en cuestión. Y esto es un lastre con el que muchas secuelas deben lidiar desde antes de su estreno.
También es cierto que hay casos en los que el film es tan bueno (o casi) como su primera entrega. Y también hemos de reconocer que, por otra parte, nos encontramos con secuelas que superan ampliamente a sus predecesoras. Ejemplos de esto son los casos de la brillante ‘X-Men 2’ (2003) o la soberbia ‘El caballero oscuro’ (2008). Aunque estas ya son palabras mayores, pues Jon Favreau y sus colaboradores no poseen precisamente la calidad narrativa ni capacidad de dirección de Bryan Singer o Christopher Nolan. Pero esto es algo que ya sabíamos de antemano.
Y segundo problema. Tras la presentación del personaje principal en la primera película de una franquicia, los responsables del invento tienden a dar rienda suelta a su imaginación. Todo para plasmar en pantalla el mayor número de escenas de acción que permita el presupuesto… Así como la narración de subtramas adicionales y la presencia de multitud de personajes, algunos de ellos desaprovechados e innecesarios. Precisamente esto mismo le sucedió a Sam Raimi en la muy saturada, desperdiciada y, a ratos ridícula, ‘Spider-Man 3’ (2007). Algo que me temía que iba a suceder con el film que acontece en el presente artículo.
Pero no se asusten, porque este no es el caso… Jon Favreau logra, en buena medida (aunque no completamente), encajar en una misma película un buen número de personajes importante. También consigue dotar a la historia de una buena coherencia narrativa. Para ello consigue acoplar con cierta eficacia todos los elementos disponibles, que son muchos, sin restar un ápice de diversión.
No obstante, y como he comentado en el párrafo anterior, este puzzle no queda perfectamente confeccionado. Este pequeño desbarajuste es causado, principalmente, por la presencia de varios personajes. Uno de ellos totalmente prescindible, ausente, innecesario e intrascendente… Un personaje que no hace sino acaparar cámara de un modo absurdo. Me refiero, obviamente, a Natalia Rushman alias Viuda Negra. A la Viuda la interpreta (es un decir) Scarlett Johansson, actriz cuyo talento actoral ya comenzaba a dar evidentes signos de decadencia. Ni ella ni su personaje aportan absolutamente nada a la trama.
Respecto al segundo personaje, me refiero a la aparición (un tanto precipitada) de Máquina de Guerra. Pero que no se me malinterprete, no es que el socio de Iron Man sobre en la historia, ya que precisamente se trata de unos de los mejores alicientes para disfrutar de la película. Pero sí es cierto que, a pesar de su espectacular aparición, este superhéroe debió haber aparecido más avanzada la franquicia. De esta manera habría tenido más minutos de elaboración de los que tiene aquí interpretado por un apático Don Cheadle. Esta secuela ya se encontraba tan condimentada de elementos que el personaje de James Rhodes apenas tiene metraje para mostrar nada. Por ejemplo: su proceso de aprendizaje a la hora de manejar su armadura de batalla… recordemos lo que le costó a Tony Stark…
Por lo demás, ‘Iron Man 2’ resulta puro entretenimiento, pura diversión y un espectáculo más que recomendable. Nos encontramos, ni más ni menos, con una secuela que, si bien no llega a la altura de la sensacional ‘Iron Man’, sí que se trata de una continuación realmente digna, muy eficaz y sólida. Una secuela disfrutable para los fans de Iron Man, del cine espectáculo con criterio y de otros personajes de Marvel. Y es que el film está salpicado con multitud de homenajes al pasado de Stark, a los cómics originales y a otros superhéroes. No se pierdan la IMPRESIONANTE escena tras los créditos finales. Merece la pena verla hasta el final.
Por otra parte, la historia está elaborada con coherencia y con un amago de triángulo amoroso incluido. Además, se ofrecen incluso simpáticos guiños a algunas de las historietas más famosas de Iron Man. Este es el caso de ‘El demonio en una botella’ (en una suculenta secuencia que muestra a un Stark totalmente descontrolado y pasado con el alcohol), ‘El orígen de Máquina de Guerra’ o ‘La guerra de las armaduras’.
Mención especial debemos hacer a los efectos especiales. Como nos tiene ya acostumbrados Marvel Studios son de una factura impecable. Las escenas de acción, más numerosas que las de la primera entrega, resultan tan divertidas como espectaculares. Especialmente ciertas secuencias rodadas con gran pulso por un Favreau que, reconozcámoslo, nos sorprendió a muchos a tenor de sus mediocres trabajos anteriores al primer ‘Iron Man’ (‘Zhatura’ o ‘Elf’, entre otros).
En el apartado actoral atentos al papel de Samuel L. Jackson como Nick Furia. También mención para un Robert Downey Jr. totalmente desatado, protagonista de los mejores golpes de humor y sarcasmo. Ya es muy claro que Downey Jr. está viviendo una segunda oportunidad como actor de prestigio. No olvidemos tampoco la aparición estelar de uno de los mejores actores de su generación. Me refiero al, en su momento, resucitado Mickey Rourke. Para él va el villano de la función. A destacar su primer encuentro con Stark en el circuito de Mónaco. Eso sí, el combate final deja mucho que desear por su escasa duración. No me olvido de Sam Rockwell como el Justin Hammer de los cómics ni tampoco de Gwyneth Paltrow repitiendo su rol de Pepper Potts. Finalmente citar las apariciones de Leslie Bibb, Kate Mara y el propio Jon Favreau como Happy Hogan.
En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Iron Man 2, una cinta muy entretenida y espectacular. Al fin y al cabo es lo que se pide en un film de estas características. Como película está algo más saturada que su primera entrega pero, al contrario de lo que sucede en otras producciones similares, en esta ocasión nos encontramos con una cinta bastante equilibrada. La acción, historia y situaciones varias están bien repartidas y dosificadas a lo largo de sus 124 minutos de duración.
Tráiler de Iron Man 2
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