El rey Arturo
Comparte con tus amigos










Enviar

Antonie Fuqua, bajo la producción de Jerry Bruckheimer y el manto de Disney, nos trae una versión “realista” del relato artúrico. Esta propuesta está basada en investigaciones que hablaban de que el verdadero Arturo fue un legionario romano en Britania en los últimos años del Imperio. Es tiempo de aventuras a la vieja usanza para ver como Arturius Castus se convierte en ‘El rey Arturo’.

“Ningún hombre teme arrodillarse al dios al que confía. Si no tememos algo, ¿Qué es lo que somos?” (Arturo)

Crítica de El rey Arturo

Esta cinta fue vendida por Jerry Bruckheimer, en diferentes entrevistas, como: “La verdadera historia del rey Arturo”. En realidad, el legendario productor venía a promocionar una exploitation de la triunfanteGladiator (Ridley Scott, 2000). No hay que olvidar tampoco que, entre los 90s y los 2000s, Bruckheimer fue el rey Midas del blockbuster con varios e importantes éxitos. Films que amasaron millones y que dejaban claro lo que se podía esperar de sus películas: grandes presupuestos, repartos plagados estrellas y directores venidos del mundo del videoclip que llegaban para dejar su marca. Entre ellos podemos citar a Gore Verbinski, Michael Bay o Tony Scott como principales baluartes. Pero también a artesanos sumamente eficaces como Antonie Fuqua.

Después deTraining Day (2001), a Fuqua le llovieron propuestas de diferentes géneros. Entre ellas estaba Lágrimas del sol (2003). Y, precisamente, fue durante la pre-produccion de la misma, cuando Fuqua recibió la oferta de Bruckheimer para rodar ‘El rey Arturo’. Así fue como el realizador encadenó ambos proyectos con tan solo 1 año de diferencia. La película que hoy nos ocupa costó 120 millones de $ y se filmó íntegramente en exteriores de Irlanda. Allí se creó incluso un set que replicaba parte del muro de Adriano. El rodaje de Fuqua era violento, cargado de sangre y mutilaciones. Lógicamente esto no gustó a la gente de Disney que, con el beneplácito de Bruckheimer, empezaron a censurar el trabajo del director. Por consiguiente, Fuqua se vio obligado constantemente a recortar escenas violentas para conseguir una calificación PG13. Todo de cara a asegurar un mejor resultado en taquilla.

Al final, ‘El rey Arturo’ terminó recaudando 203 millones en todo el mundo, siendo un no-éxito. Aclarar que existe también una versión del director de 20 minutos más de duración, pero sin apenas sangre. Lo comentado llevó a Fuqua a renegar del film… especialmente cuando él había dejado claro a Disney y a Bruckheimer que su película iba ser “oscura, realista y violenta”.

La versión que comento en esta reseña es la versión del director, que es la que llegó a formato doméstico con sus 146 minutos. La copia de cines duraba 126 minutos. Los que han visto ambas versiones explican que “la versión de Fuqua” ofrece, más o menos, una aproximación más fiel e íntegra a lo que este tenía en mente cuando rodó el film. Y esto es: una versión más realista y violenta del personaje del rey Aturo. De hecho, la idea de la película se inspiraba en determinados estudios que recogían la figura de Arturo como un legionario llamado Artorius Castus. Este legionario parece que existió en Britania al mando de un hábil grupo de jinetes sármatas (originarios de lo que sería la antigua zona de Irán e Iraq). Estos jinetes eran unos mercenarios empleados por los legionarios romanos para defender algunas de sus fronteras.

El guión, escrito por David Franzoni, estaba claramente influenciado por la ya citada ‘Gladiator’. De hecho, Franzoni escribió ambos libretos… Pero, obviamente, las comparaciones son odiosas. ‘El rey Arturo’ está a años luz del film de Scott en muchos aspectos. Sin embargo, no se puede negar que Antonie Fuqua sabe cómo filmar y entregar una producción competente. Y eso a pesar de los problemas citados. Esto hace que la película tenga su propia entidad y no termine quedando totalmente como un vulgar exploitation.

Ayudando a que el film tenga personalidad propia tenemos la dirección de Antonie Fuqua, que está muy entonado en las espectaculares batallas del film. Atención especialmente a una que pone a nuestros protagonistas frente a los sajones en un lago de hielo. Y también a la contienda final con gran cantidad de extras en pantalla. Las batallas están rodadas con carisma y capacidad. Además, y visualmente, ofrecen planos bastante memorables. A esto ayuda, sin duda, la fotografía de Slawomir Idziak y sus planos aéreos. No podemos negar tampoco que, en ciertos momentos, esta labor recuerda a la dePiratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra (Gore Verbinski, 2003).

Otro punto de apoyo para la película es la banda sonora del alemán Hans Zimmer. Su score contiene algunas similitudes con la de ‘Gladiator’. De hecho, las malas lenguas dicen que hubo temp-tracking (utilización de cortes de otras obras a modo de música temporal en una película). Aun así, el trabajo del germano tiene solidez y apoya los momentos épicos y dramáticos.

En el reparto había actores de muy diferentes ámbitos. Para empezar, el gran protagonista era un ya consolidado Clive Owen. Aquí nos entrega su porte más heroica como Arturo. El villano de la función lo representa un irreconocible y barbudo Stellan Skarsgård como Cerdic, un gigante líder de los invasores sajones. A su lado, encontramos al alemán Til Schweiger como Cynric, su hijo y segundo al mando. Por otro lado, en el casting también están presentes actores que todavía estaban despuntando como Mads Mikkelsen y Joel Edgerton. El primero en su rol de Tristán, un guerrero de pocas palabras, y el segundo en uno de sus primeros papeles haciendo de Gawain. Por supuesto, también había gente consagrada como Ray Stevenson y Ray Winstone como Dagonet y Bors. Ambos aportan sus respectivas presencias físicas y Winston lleva además casi todo el alivio cómico a lo bestia.

Y seguimos repasando el elenco con la porte oscura que aporta un sorprendente Ioan Gruffudd como Lancelot. Ojo porque Ioan es coprotagonista de la cinta junto a Owen. Su Lancelot, aun siendo fiel a Arturo en sus decisiones, se encara con él en no pocos momentos. Su comportamiento es uno de los elementos más desmitificadores de la leyenda artúrica. Y, claro, también está Ginebra interpretada por Keira Knightley. La actriz apenas había alcanzado los 19 años cuando rodó la película. Sin embargo, demuestra una madurez tremenda. Su rol también es muy alternativo a la Ginebra por todos conocida, pero funciona dentro del contexto de la propuesta. Aquí nos encontramos con una Ginebra picta, guerrera y habilidosa con el arco. Por último, del mítico Merlín poco se puede decir porque aparece y desaparece. Lo interpreta Stephen Dillane.

“En esas filas, solo hay hombres” (Lancelot)
“Tranquilo, no dejaré que te violen” (Ginebra)

En conclusión.
Acabo esta crítica de El rey Arturo, aunque la sombra de ‘Gladiator’ se deja ver en todo el metraje, estamos ante una más que loable propuesta de aventuras. Y, a pesar de que Disney metió la mano, la película funciona gracias a la notable dirección de Antoine Fuqua y a un reparto repleto de rostros conocidos. Así pues, queda recomendada para el amante del blockbuster tradicional.

Tráiler de El rey Arturo

Escucha nuestro podcast