Dos policías rebeldes 2
Mike Lowrey y Marcus Burnett vuelven de nuevo a estar en el punto caliente de la acción cuando una nueva oleada de éxtasis amenaza con inundar Miami. Ahora los dos policías forman parte de una división especial de narcóticos comandada por el Capitán Howard y Miami se está convirtiendo en un punto neurálgico de la droga. Rusos, haitianos, jamaicanos, miembros insurrectos del Ku-Klux Klan y un gángster cubano en lo alto del escalafón, Jhonny Tapia. Todos acabarán cruzando más que palabras con Lowrey & Burnett. La cosa se pondrá realmente fea cuando la hermana de Marcus, Syd, una agente infiltrada de la DEA, sea tomada como rehén por el mismísimo Tapia. (Cineycine).
2003 fue el año elegido por los rebeldes para volver. Mike Lowrey y Marcus Burnett, o lo que es lo mismo: Will Smith & Martin Lawrence. La pareja se volvía a juntar para la secuela del éxito de 1995, ‘Dos policías rebeldes’. Ambos dirigidos nuevamente por la mano maestra de Michael Bay. El film confirmó el nacimiento del cine de acción de nuevo auge en el que la era de lo artesanal había muerto, y el ordenador y los cables eran los reyes. Y ‘Dos policías rebeldes 2’ fue uno de sus máximos estandartes.
«Cabalgamos Juntos. Morimos Juntos. Rebeldes para siempre» (Mike Lowrey)
Crítica de Dos policías rebeldes 2
El éxito de ‘Dos policías rebeldes’ (1995) catapultó a la fama a su trío de ases: Will Smith se alzó como una de las estrellas más taquilleras de Hollywood protagonizando cintas como ‘Independence Day’ (Roland Emmerich, 1996) o ‘Men In Black’ (Barry Sonnenfeld, 1997). Martin Lawrence, por su parte, se consagró como el nuevo Eddie Murphy. Incluso se permitió el lujo de copiar su modus operandi para la comedia, mutándose en una obesa anciana en la saga ‘Esta abuela es un peligro’ (Raja Gosnell, 2000). Y, por último, Michael Bay, el director del evento, se convirtió en todo un referente del Cine de Serie A y creador de un personal y novedoso estilo de ver y hacer películas. Bay fue el firmante y creador de films imprescindibles de los 90 como la descomunal cinta de acción ‘La roca’ (1999) o la catastrofista ‘Armageddon’ (1998).
Las razones por las que se tardó tanto tiempo en reunir de nuevo a los tres para la secuela eran meramente económicas. La cinta original había costado 17 millones de $, de los cuales, seis estaban repartidos en los sueldos de Smith, Lawrence y Bay. Pero el éxito del film, y el posterior estrellato de sus protagonistas, infló de forma gigantesca sus emolumentos. Juntarles para una nueva entrega no iba a ser tarea fácil y, sobre todo, no iba a ser barato. Y no lo fue…
En 1999 ya hubo un amago de producción con Tom Day como director y Bay como productor. Pero, a última hora, Smith se marchó a rodar ‘Wild Wild West’ (Barry Sonnenfeld, 1999) por un sueldo de 20 millones y el proyecto se canceló. Ya en 2002 la cosa se empezó a poner seria. Martin Lawrence, por medio de sus agentes, apretaba para estar en la secuela. Michael Bay venía del semi-fiasco de ‘Pearl Harbor’. Y Smith no conseguía instalarse dentro de la industria como actor serio con su papel secundario en ‘La Leyenda de Bagger Vance’ (Robert Redford, 2000). Así las cosas, Bruckheimer dio luz verde al rodaje en Miami y Puerto Rico (simulando Cuba) de ‘Dos policías rebeldes 2’. La producción contó un desorbitado presupuesto de 140 millones de $. De todo ese dinero, la mitad irían a Smith, Lawrence y Bay, 25 por cabeza.
Con ‘Dos policías rebeldes 2’ (Bad Boys 2) se confirmó, a nivel cinematográfico, un nuevo modo de hacer y ver el séptimo arte: el estilo Bay & Bruckheimer Sociedad Ilimitada. El estilo del cine circense del cuanto más mejor. El del impacto visual por acumulación. Todo un espectáculo de circo en su máxima expresión llevando más allá del límite los ingredientes del film original. Incluso «violando» su espíritu, que no era otro que el del cine de Serie B de acción.
En esta secuela tenemos humor exagerado incluyendo un gag (el disparo en el culo que recibe Marcus al principio de la cinta) que se acaba alargando hasta más de la media hora de metraje y que dará pie a un gag dentro del gag… Además, acción desenfadada, histérica y grandilocuente. Las reglas de la lógica y el sentido común no existen dentro del film: coches volando desde grúas, cuerpos de gente muerta siendo lanzados por el aire, giros de cámara imposibles de 360 grados, ratas fornicando en primer plano,… Todo es posible dentro de los 146 minutos que dura la película. Un largometraje que sirvió para que Michael Bay se licenciara, definitivamente, como el Rey moderno del Cine Mainstream y del hit veraniego.
Todo lo dicho en el párrafo anterior aunque parezca negativo no lo es. ‘Bad Boys 2’ obviamente traiciona a la cinta original de principio a fin, pero es que las reglas del juego habían cambiando muchísimo en ocho años. El género había evolucionado en ese tiempo. Entre medias se había estrenado, con un éxito enorme y una repercusión colateral dañina, ‘Matrix’ (Lilly y Lana Wachowski, 1999). Así las cosas, la única forma de hacer una cinta de acción era hacerla lo más grande posible…
Teniendo en cuenta los cambios comentados, ‘Dos policías rebeldes 2’ es la búsqueda del cuanto más mejor y del imposible no existe. Todo guiado de forma inmejorable por Michael Bay y su personal y único estilo de rodar. El caos tiene estilo. Y ese estilo es el de Michael Bay. En mitad de tanto empacho visual poco importa que Martin Lawrence esté sobreactuadisimo, que Will Smith haga de Will Smith, o que muchas de las sub-tramas directamente sobren… es decir, los momentos de relleno. En la pausa narrativa, Michael Bay se pierde.
Dentro del apartado interpretativo, la palma de oro de la película se la lleva un inconmensurable Jordi Mollá. Nuestro compatriota se lo pasa en grande imitando al gángster cubano por excelencia (‘Johnny’ Tapia=Tony Montana). Su rol se desmarca claramente de la monotonía de las interpretaciones del resto del reparto. Sobre todo de un aburrido Will Smith y una muy sosa Gabrielle Union. Y no me olvido de Peter Stormare (actor fetiche de Bay) haciendo de mafioso ruso y transmutando en un roba-escenas de primera.
En cuanto a la acción, pues como ya he dicho, ésta es constante. Innumerables set-pieces con persecuciones en todos los vehículos motorizados posibles (atención al altísimo body-count de la película). La mejor es la que tiene lugar al principio y que es captada desde diversos ángulos de cámara (incluyendo un helicóptero). Aunque la que de verdad se lleva la palma es la colosal caza del gato y el ratón en Cuba entre dos Hammers. Esa secuencia incluye una persecución cuesta abajo por medio de un suburbio de chabolas, copiado de cierto film de Jackie Chan, pero con el sello inimitable de Michael Bay. Atención al inevitable tinte político de dicho clímax: un momento USA contra Sudamérica (Cuba) que termina de la forma más americana posible.
En resumidas cuentas.
En definitiva, cierro esta crítica de Dos policías rebeldes 2 afirmando que estamos ante un espectáculo gozosamente filmado. Algo así como el McDonald’s del cine. Empacho visual perfecta y lujosamente condimentando. Sean bienvenidos a un nuevo mundo. Al mundo de Michael Bay.
Tráiler de Dos policías rebeldes 2
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