Superdetective en Hollywood II
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Tres años tuvieron que esperar los espectadores para que regresara el detective de policía más desvergonzado de la historia: Axel Foley, la mejor creación de Eddie Murphy. ¿Volverían también las risas y la acción? Vamos a descubrirlo ya mismo en… ‘Superdetective en Hollywood II’.

“Aquí huele a cerdo…Sí, a cerdo, y lo sé porque yo antes era musulmán” (Axel Foley)

Crítica de Superdetective en Hollywood II

En 1987, por fin, vio la luz esta continuación de la genialSuperdetective en Hollywood (Martin Brest, 1984). Una secuela que se presentó dirigida por Tony Scott. Al igual que la primera, también fue producida por Jerry Bruckheimer y Don Simpson. Ellos querían una repetición de la original, mientras que Scott buscaba una cinta más de acción que de comedia. Este choque de opiniones claramente acabó mermando el resultado del film. En consecuencia, estamos ante una propuesta que no termina de explotar en ninguno de los dos géneros.

Es cierto que la película empieza como un tiro. Primero nos presentan a los malosos bajo el sol de la siempre glamurosa California. Luego viajamos hasta Detroit, donde para Axel nada parece haber cambiado. Axel sigue de poli encubierto y pateando las calles (aunque ahora como una versión incontrolada de Sonny Crocket con Ferrari incluido). Lamentablemente, y pasado este inicio, la cosa va torciéndose. Entonces es cuando irrumpe Scott metiendo acción con unos resultados bastante mejorables, incluso torpes en algunos casos. Cuesta asociar esto con el nombre de un grande del género como era este gran realizador. Por si fuera poco, la comedia va dejando atrás a Foley en favor de más gracietas para Taggart y Rosewood… y claro, en un film que tiene como gancho principal a Eddie Murphy, uno quiere ver a Murphy dándolo todo…

‘Superdetective en Hollywood II’ no es una mala continuación, ni tampoco una pésima comedia. De hecho, la película tiene varios puntos graciosos (como ver a Foley acudiendo a una cita de “negocios” con Robert Pastorelli y reaccionando al ver a la novia voluptuosa de este, el momento en donde se hace pasar por médium…), pero también tiene momentos forzados al máximo (como cuando Foley engaña a los obreros para “apropiarse” de una casa, o los chistes de Rosewood a costa de su obsesión por las películas de Sylvester Stallone). Tampoco ayuda la presencia, al parecer obligada por el propio Scott, de la modelo luego reciclada en actriz (de forma fugaz) Brigitte Nielsen, con más minutos que un pérfido e imponente Jurgen Prochnow.

En descargo de Tony Scott se debe de aclarar que, en esta producción, todavía no era el director de poder que sí fue durante los años noventa. Una década en la que triunfó, principalmente, gracias a dos éxitos consecutivos: El último Boy Scout (1991) yAmor a quemarropa (1993). En 1987, y aunque venía del exitazo de Top Gun’, su voz no era tan autorizada en el set como para hacerse lo que él dijera.

Destacar que existe un hecho definitorio en los créditos de esta segunda parte para que nos hagamos una idea de cómo fue la pelea en la sala de montaje: ¡hasta tres editores diferentes fueron contratados para montar la película! Seguramente un montaje por cada visión de la misma que querían imponer: el de los productores y su repetición de esquemas de la original, el de Eddie Murphy abogando más por la comedia y menos por ser él quien encabezara la acción y, finalmente, el de Tony Scott rodando el film que más se asemejara a su estilo.

El caos anterior se nota en los fallos de raccord de algunas escenas, en transiciones abruptas de una localización a otra y en un balance entre la comedia y el actioner muy alejado del nivel de la primera y tercera entrega. Pareciera como si en la sala de montaje quisieran haber buscado un consenso que uniera los tres puntos de vista del film. Al final parece que acabaran haciendo un puzle sin mucho sentido. Un puzle que tiene como salvaguarda su ajustada duración (93 minutos sin contar créditos finales) y su consumo de cine rápido.

¡Ojo! no todo es malo en esta secuela. La banda sonora de Harold Faltermeyer incluye temas tan comerciales como “Shakedown”, “Hold on” o la partitura original de la primera que acompaña varias secuencias. Además, encontramos algunos agradecidos momentos de total desparrame como son: la visita al club de striptease y luego a la Mansión Playboy. También me pareció siempre muy salvable el clímax final en los campos de extracción de petróleo de Maxwell Dent. Aunque allí también hacen acto de aparición los referidos cortes de montaje y las prisas por finiquitar todo lo más rápido posible.

Pasando al elenco del original, además de Eddie Murphy, repitieron en sus personajes gente como Ronny Cox (Andrew Bogomil), Judge Reinhold (Rosewood) y Gilbert R. Hill (Jefe Todd). También aparecieron por última vez en la saga Paul Reiser y John Ahston (Jeffrey & Taggart). Este último, al parecer, no pudo volver en la tercera entrega por ya estar comprometido para otra película cuando fue rodada en 1994. Por su parte, Reiser andaba liado con su propia serie de Tv.

Entre las nuevas apariciones nos encontramos con Jurgen Prochnow como Maxwell Dent (contundente villano de rostro surcado por cuatro estados), Paul Guilfoyle (Nikos Thomopolis en el film), Robert Pastorelli (el tipo de las tarjetas de créditos al que intenta pescar Foley en Detroit), Tom Bower como Ross Fielding y el cameo “expendable” de Chris Rock (el aparcacoches de la Mansión Playboy). Y claro, Brigitte Nielsen (Karla Fry) y su falso 1,88 de altura, que en la película fue llevado hasta los dos metros. Como curiosidad, resaltar que Nielsen ya no era la pareja de Stallone durante el rodaje del film. Además, corren las malas lenguas que afirman que consiguió el papel al seducir a Tony Scott, quien supuestamente la dejó al poco de acabar la filmación.

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Superdetective en Hollywood II, un intento de repetición del éxito artístico y taquillero del original que se quedó sólo en lo segundo. Personalmente la encuentro muy por debajo tanto de la primera (la mejor de la saga) y de la muy reivindicable tercera entrega. Posiblemente, y junto a ‘Domino’ (2005), la cinta más prescindible de la carrera como director de Tony Scott. Únicamente salvable por algunas escenas y por su aura de clásico ochentero, inmerecido, en mi parecer.

Tráiler de Superdetective en Hollywood II

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