Por un puñado de dólares
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“Bienvenido, forastero. Me llamo Juan de Dios. Soy el campanero. ¿Por qué has venido? ¿Por los Rojo? No, por los Rojo no. ¿Por los Baxter? ¿O quizá tampoco por los Baxter? Quieres hacerte rico ¿eh? Entonces has llegado a un buen sitio si eres listo. Porque aquí todos son o muy ricos o muertos. No hay alternativa. Tú vendes plomo a cambio de oro ¿Es así? Pues te harás rico si no mueres antes. No quisiera doblar las campanas por ti”. Sergio Leone presenta a Clint Eastwood en ‘Por un puñado de dólares’.

“Sí alguien armado de pistola se enfrenta con quien lleva un rifle. El que tiene la pistola es hombre muerto. Es un viejo proverbio mexicano” (Ramón Rojo)

Crítica de Por un puñado de dólares

Pocos westerns en la historia del cine tienen un aura más mítica que ‘Por un puñado de dólares’. Y ya ni hablamos sí los valoramos solamente en Europa, donde este film fue un hito ineludible. Estamos hablando del primer Spaghetti western que logró transcender internacionalmente. Aunque eso no significa que fuera el pionero, ya que antes se habían filmado una ventana de films de dicho subgénero exploitation. Un subgénero bastante mal visto en USA o, por lo menos, menospreciado allí.

Este film se rodó bajo el título de ‘The Magnificent Stranger’, pero antes de ser estrenado cambió por el definitivo que todos conocemos. El grueso mayor fue rodado por Sergio Leone (bajo el alias de Bob Robertson) en España. La filmación tuvo lugar en escenarios naturales de Almería y Madrid. Completado con planos de interiores en los estudios Cineccitá de Roma. La película se rodó en 1964, aunque en Estados Unidos no vería la luz hasta tres años después, concretamente el 18 de enero de 1967.

De la “trilogía del dólar”, sin duda, ‘Por un puñado de dólares’ argumentalmente, y a nivel de personajes, es la más sencilla de las tres. Posiblemente también sea la menos redonda. Ahora bien, esto no quiere decir, ni por asomo, que sea un mal film o una película olvidable. De eso nada. Estamos ante un western gigantesco, plagado de personajes excesivos, villanos de leyenda, diálogos inolvidables y una fanfarria musical tremebunda. Pero claro, si la comparamos con La muerte tenía un precio (1965) y ‘El bueno, el feo y el malo’ (1966), pues sí que quedaría como la menor de las tres. También conviene apuntar que fue la de menor inversión.

En relación a la inversión decir que esta fue una producción entre España, Italia y la RFA. En consecuencia, en la película, hay actores y miembros del equipo técnico/artístico de los tres países. Se dio también la curiosidad de que cada intérprete en el film recitaba sus diálogos en el idioma del que procedía. Posteriormente se adecuaba la pista para el estreno en los países productores… Siguiendo el hilo de esto, toca resaltar que si uno ve el film doblado al inglés tiene otro sentido argumental totalmente distinto a si lo vemos doblado al español, sobre todo en la historia que envuelve a Joe con Marisol. Una subtrama que a uno le puede parecer forzada en castellano, pero que tiene mucho más sentido en la versión americana.

Sobre la trama principal decir que básicamente estamos ante una versión en clave western de ‘Yojimbo’ (Akira Kurosawa, 1961), adaptada por Leone y su equipo de guionistas. De esta misma, el propio Walter Hill rodaría en 1996 otra adaptación que fusionaba ambos films. Me refiero a El último hombre con Bruce Willis como protagonista principal. Otra curiosidad a resaltar fue la picaresca de Leone y de los productores al no pedir permiso a Akira Kurosawa para usar su historia. Eso sí, una vez rodada la película, se contactó con el realizador japonés para mostrársela y que diera el visto bueno. Kurosawa dio su “ok” con gusto cobrando una cantidad entorno al 15% de las ganancias de ‘Por un puñado de dólares’ en cines.

La música del film fue a parar a manos del genio Ennio Morricone, quien la firmó bajo el alias de Dan Savio. Esta fue la primera vez que Morricone y Leone trabajaron juntos. A partir de aquí, ambos formarían una gran unión que sería todo un triunfo y ayudaría a darles la inmortalidad.

En el casting sobresalen por encima de todos Clint Eastwood y Gian María Volonté. Ambos como el pistolero sin conciencia y el bandido desalmado, respectivamente. Eastwood literalmente inventó una nueva clase de héroe en el Oeste con su personaje en esta película. Su imagen es un icono tan grande o más que el propio género. Para la historia del cine queda su aparición como surgido del infierno antes del clímax, con su poncho y bajo un viento infernal… Al respecto de Volonté decir que entrega aquí a un tipo sin ningún escrúpulo. Un villano deleznable que le robó la mujer a un pobre hombre y lo desterró fuera del pueblo en vida para que viviera un infierno en la tierra. Está claro que su interpretación es excesiva y totalmente pasada de vueltas, pero funciona plenamente como contrapunto a los gestos medidos del personaje de Eastwood.

Marianne Koch (Marisol) es la segunda en importancia en los créditos. La actriz da vida al amor imposible y nunca correspondido de Ramón, una especie de “muerta viviente” a la que se le arrebató la vida y la familia por un antojo. Entre las pocas mujeres, por no decir la otra, destacar la durísima labor de Margarita Lozano (Consuelo Baxter). Del resto del elenco de secundarios, ciertamente míticos son los roles de Raf Baldassare (el campanero Juan de Dios), Joseph Egger (el piripero), Mario Brega (Chico) y José Calvo (Silvanito). Por su parte, Antonio Prieto y Wolfgang Lukschy dan vida a los dos cabecillas de las bandas rivales: Benito Rojo y John Baxter.

“Cuando alguien armado con revolver se enfrenta a otro con un rifle… el que lleva revolver es hombre muerto. Eso afirmaste. A ver si es verdad. Recoge el rifle, carga y dispara” (Joe)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Por un puñado de dólares, un western legendario con todas las de la ley. Una película que hace totalmente justicia a su leyenda. La puerta de entrada a las grandes ligas para Clint Eastwood, Sergio Leone y Ennio Morricone.

Tráiler de Por un puñado de dólares

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