Open Range

Un grupo de rudos cowboys, uno de los cuales trata de dejar atrás su oscuro pasado como soldado, llegan a un pequeño pueblo controlado por un despiadado ranchero. A pesar de sus intentos por rechazar la violencia se verán obligados a coger una vez más las armas. (Cineycine).
A lo largo de la última década se han realizado unos pocos westerns dignos de mención, y sin duda uno de ellos es esta película dirigida e interpretada por Kevin Costner. Lejos queda ya la oscarizada ‘Bailando con lobos’, pero Costner vuelve a demostrarnos por qué este género se le da especialmente bien. Bienvenidos a ‘Open Range’.
“Hoy van a morir hombres aquí Sue, y yo voy a matarlos”.-Charley.
Crítica de Open Range.
A pesar de su extensa filmografía como actor, en la faceta de director Kevin Costner sólo cuenta con cuatro películas en su haber, y no es extraño que la primera y la última sean dos westerns muy notables. Lejos quedan los problemas de rodaje de ‘Waterworld’ o el tremendo fracaso que supuso ‘Mensajero del futuro’. Quizás en un intento de volver a sus orígenes y contar las historias que mejor se le dan, Costner decidió embarcarse en un proyecto acerca de valores como el respeto, la fidelidad y la redención del alma. Y al igual que en la memorable ‘Sin perdón‘, los protagonistas de esta película verán cómo llegado el momento esos valores son puestos a prueba. La mayoría de películas que versan sobre la «conquista del oeste», y esta es una de ellas, suelen aprovechar la expulsión de los indios nativos y los conflictos que eso provocó. Pero Costner prefiere centrarse en otro aspecto menos conocido que excepto en películas como ‘La padrera sin ley’ u ‘Horizontes de grandeza’ no ha sido apenas abordado. Y ese concepto es el que da título a la película, el llamado “open range” o “tierra libre”.
Los orígenes al “open range” hay que buscarlos en los años posteriores a las Guerras Indias, cuando los ganaderos y las autoridades acordaron liberar las tierras de pasto y los ríos para que fueran de uso público. Obviamente los enfrentamientos entre ganaderos y granjeros no se hicieron esperar, y esa es la premisa sobre la que gira la película. Kevin Costner realiza un buen trabajo en apenas dos horas de metraje, manteniendo un ritmo acompasado que nos permite ir conociendo los distintos elementos que forman la trama. Y aunque a medida que avanza la historia tenemos la seguridad de que todo terminará de un modo violento, está contado de un modo lo suficientemente inteligente como para mantener intacto nuestro interés. Lo que sí podemos recriminarle a Costner es ese incansable empeño suyo por el romanticismo, en este caso incluyendo un innecesario affair amoroso entre Charley y Sue que queda demasiado forzado.
Pese a lo comentado en el párrafo anterior sobre la relación amorosa entre Charley y Sue, la verdad es que el trabajo interpretativo de Kevin Costner y Annette Bening es bastante correcto, algo que se agradece especialmente en Costner, que ha tenido siempre una trayectoria muy irregular y que suele ofrecer un buen repertorio de tics. Y quien está soberbio es Robert Duvall, que mantiene un tono contenido y sin sobreactuaciones. Es interesante la relación que se establece entre Charley, un ex-militar de pasado turbulento, y un tipo como Boss que por el contrario rehuye la violencia. Podemos decir que son amigos y compañeros de viaje, pero por encima de todo son el alumno y su mentor. Quizás por eso ambos buscan resolver el enfrentamiento con los granjeros de un modo pacífico, aunque sepan en su interior que sólo hay una salida. Será entonces cuando la violencia de Charley sea más necesaria que las palabras de Boss.
Abraham Benrubi y Diego Luna, a quien hemos podido ver recientemente en ‘Elysium‘, dan vida a los dos compañeros de Charley y Boss, que en cierta forma son el elemento catalizador que precipita los sucesos tras una desafortunada visita al pueblo. También es destacable el trabajo de Michael Gambon, un veterano de la escena teatral que sobre todo es conocido por su papel de Albus Dumbledore en las películas de ‘Harry Potter’. Aquí se pone en la piel de Baxter, un terrateniente sin escrúpulos que detesta profundamente a los ganaderos y hará lo necesario para librarse de ellos.
Pero sin duda el plato fuerte de esta película es el tiroteo que tiene lugar cuando la vía del diálogo se muestra estéril. Y debo decir que es uno de los mejores tiroteos que he visto en un western, por encima incluso de ese duelo final que pudimos disfrutar con ‘El jinete pálido‘ o de la orgía de plomo que nos ofreció ‘El tren de las 3:10‘. De hecho no es sólo un enfrentamiento hiperrealista a cara de perro, sino la renuncia a unos valores que han acompañado a Boss y Charley durante sus últimos diez años. La cruel constatación de que al final, en el western moderno, matar o morir lo es todo.
Conclusión:
Kevin Costner sigue siendo un actor irregular pero afortunadamente en esta crítica de Open Range tengo que destacar que nos ofrece su mejor versión y creo que estamos ante uno de sus trabajos más equilibrados, incluso como director. Es cierto que el ritmo acompasado del film puede parecerle lento a más de uno, pero en mi opinión es necesario porque esto no es un western de tiros y flechas sino un camino de redención donde se necesita cierto tiempo para trabajar los personajes y los lazos que les unen. A fin de cuentas el desenlace no es más que una consecuencia de todo lo que nos han contado antes, y si bien podemos decir que adolece de ciertos altibajos, al final lo que queda es una buena película que nos recuerda lo grande que ha sido el género del western y sobre todo por qué.
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