En el ojo del huracán

Marcus Ray es un ex inmigrante ilegal en Asia que tiempo atrás vivió al otro lado de la ley. Ahora está a punto de verse envuelto en medio de una conspiración a nivel mundial cuando, sin comerlo ni beberlo, su socio en la empresa de vaqueros que llevan a medias le confiese que es un agente de la CIA. Un espía destinado en Hong Kong para vigilar a las mafias que operan en el lugar. (Cineycine).
Van Damme y Tsui Hark decidieron volver a juntar sus talentos, tras ‘Double Team’ (1997), en otro film mucho más alocado y “JackieChaniano” aún. Una película que contaba con, a priori, unos ingredientes infalibles: guión de Steven E. De Souza, unido a un ecléctico reparto de buenos actores especialistas en varios papeles: desde el cómico Rob Schneider, al siempre excelente Paul Sorvino, o la estrella asiática Michael Wong. Pero ni siquiera todos estos mimbres fueron suficientes para recuperar la carrera (en plena caída por aquellos años) de Van Damme, ni tampoco para consagrar a Tsui Hark en Hollywood. Hoy hablamos de… ‘En el ojo del huracán’.
Crítica de En el ojo del huracán
Ver ‘En el ojo del huracán’ puede llegar a ser un lío monumental, sobre todo, porque por el metraje no paran de aparecer personajes secundarios, sub-tramas conspiranoicas, malosos de todas las nacionalidades, amigos que no son amigos, enemigos que son amigos, amigos que son enemigos pero resulta que son amigos… Todo esto condensado en menos de una hora y media de acción sin pausa. Y es ahí donde se repiten los mismos errores del pasado nuevamente (véase lo peor de ‘Double Team’), y es que vuelve a fallar el guión porque Tsui Hark, como de costumbre, presta más atención a las espectaculares escenas de acción y a los inauditos (y casi) siempre geniales movimientos de cámara que al libreto en cuestión.
Da que pensar que cuando Hollywood recluta a un director extranjero de talento (y es obvio que Tsui Hark tiene talento), luego le marque unas pautas en donde moverse, le limite su campo de acción y le obligue a que el resultado sea igual o mejor que cuando trabaja en su país nativo con total libertad creativa. Esto es algo que es bien visible en las dos colaboraciones de Van Damme con Hark, y en la mayoría de la filmografía de John Woo en los Estados Unidos (a excepción de ‘Blanco humano’ y ‘Cara a Cara’).
Otro punto que cuesta creer es que Steven E. De Souza entregara un libreto tan incongruente como este. Una sucesión de sin-sentidos que no llevan a ningún lado, por lo menos a ninguno coherente. Toda vez que la fallida de ‘Street Fighter’ (1994) fue una cagada a medias… De Souza redactó aquel libreto con muchas obligaciones por contrato, ya que entre otras cláusulas, la Universal le obligó a que todos los personajes del videojuego estuvieran presentes en el film, para vender el merchandansing colateral de Street Fighter en todas sus plataformas.
Cuesta creer que un tipo como De Souza (que ha dado a luz a obras cumbres del cine de acción como ‘Límite: 48 horas’, ‘Jungla de cristal’ o ‘Juez Dredd’) firme un script como el de ‘En el ojo del huracán’ y le den luz verde. Esto me huele a tijeretazo por parte de los productores que andaban con muchas prisas para estrenar el film a tiempo con el fin de que no perdiera actualidad, debido a la historia de fondo que cuenta: la de la entrega por parte de Gran Bretaña de Hong Kong al gobierno chino en 1997. Y es que el libreto es de los que no aguantaría un interrogatorio. Algunos ejemplos: ¿Por qué todas las sinopsis conocidas del film presentan al personaje de Van Damme como agente de la CIA si no lo es? ¿De dónde sacó esas increíbles dotes marciales que no están explicadas en ningún momento? Habilidades que serían más propias de Tommy Hendricks, el personaje de Rob Schneider, que para eso es el agente de la CIA. Aunque en defensa de Hendricks hay que especificar que pertenece al departamento de Inteligencia de la CIA. Lo cual es un clarísimo error argumental, puesto que al no ser un agente de campo, ni un especialista en infiltración enemiga, entonces ¿cómo va a llevar a cabo una tapadera fiable y luego entrar en acción de forma procedente?
El rodaje no fue un camino de rosas. Primero estaba el hecho de que el film iba a contrarreloj, a eso había que añadir el frenético ritmo de rodaje (más de 16 horas diarias tuvieron que soportar los actores), sumado al constante entrenamiento marcial que Van Damme practicaba por aquellos tiempos y que llevó al actor a padecer de insomnio. Amén de sus problemas personales que le llevaron a darse cuenta de que algo iba muy mal en su vida, sobre todo, en el momento en que una noche en el hotel sufrió un repentino desvanecimiento. Que luego se sabría que fue fruto de las agotadoras jornadas de rodaje, el entrenamiento paralelo y el ocio nocturno.
Para bien o para mal, ‘En el ojo del huracán’ fue un punto de no retorno en la carrera de Van Damme. A partir de aquí decidió que ya era hora de salir del infierno de las drogas (cocaína) en el que se encontraba, divorciarse de Darcy La Pier (conocida caza-fortunas de Hollywood, tercera esposa de Jean-Claude y madre de su tercer hijo Nicolas) y buscar un nuevo rumbo en su vida y para su carrera artística. Tras una dura lucha, Van Damme dejó atrás el infierno de la droga. Un tema que él mismo no obvió en la magistral cinta semi-autobiográfica, ‘JCVD’ (Mabrouk El Mechri, 2008). Finalmente logró desengancharse tras un periodo de rehabilitación en clínicas de desintoxicación.
Aún con todos los problemas de producción que padeció, ‘En el ojo del huracán’ dio lugar a un más que digno festival de acción para los sentidos. Un divertimento acelerado, filmado (que no firmado) de forma prodigiosa por Tsui Hark que se da el gusto de situar la cámara en los lugares más recónditos (desde el interior de una zapatilla hasta el ojo de un muñeco). El ritmo es prodigioso, todo hay que decirlo y, a pesar de los defectos de su guión, el timing del montaje posee un toque endiablado sin apenas un segundo para el respiro, intercalando escena de acción una tras otra de forma magnífica. De esta forma, se regala al espectador una sucesión de set pieces. La siguiente siempre más grande que la anterior (desde la carrera de rickshaws que protagonizan Ray & Hendricks, pasando por la descomunal pelea entre Ray y una enorme colección de esbirros en el Mercado de fruta, y culminando en su desatadísimo clímax final en alta mar).
En cuanto a las interpretaciones, decir que todos cumplen (más o menos) con el rol por el que son conocidos. Van Damme siendo el centro de las peleas y tiroteos aunque añadiendo una vena cómica, y una ligereza a su personaje que encajaba mucho mejor en ‘The Order’ (Sheldon Lettich, 2001) que en esta película que es una supuesta cinta de acción conspiranóica. Rob Schneider es el alivio cómico y actúa en consecuencia, si bien, no es que se luzca mucho en ese aspecto tampoco llega a resultar chirriante. Paul Sorvino aporta su buen hacer a nivel interpretativo. Lela Rochon nos obsequia con su espectacular belleza y un manejo nada despreciable en las escenas de acción. Dentro de los intérpretes nativos de Asia, tenemos el semi-cameo de Carmen Lee, y un rol secundario para Michael Fitzgerald Wong, que debía de servir de puerta de lanzadera para el actor en USA, pero quedó en agua de borrajas.
En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de En el ojo del huracán, una cinta que planteaba muchas novedades dentro de la filmografía del astro belga, aunque al final, entre las prisas, y el mal momento personal de Van Damme, acabó resintiéndose, sobre todo, teniendo en cuenta los mimbres que había para haber hecho un film de acción memorable. Al final nos queda una película muy entretenida, pero de esas que si uno ve con el cuchillo entre los dientes puede acabar muy mal parada. Lo mejor es sentarse, relajarse y dejarse llevar.
El plano: El del matón de las gafas-afiladas apretando los cristales antes de…
La escena: Ray enrollándose una cadena de hierro en el brazo para a continuación liarse a mandoble limpio contra toda una retahíla de esbirros armados con machetes.
La secuencia: La carrera de rickshaws que culmina con Ray luchando en un mini-market contra un buen puñado de mafiosos rusos.
El Cameo: Dennis Chan (el inolvidable maestro de Van Damme en ‘Kickboxer’) hace una breve aparición especial al comienzo de la cinta.
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