El corredor del laberinto: La cura mortal
Thomas y sus amigos más fieles no se dan por vencidos e intentarán rescatar a Minho de las manos de CRUEL. Para ello deberán adentrarse en la fortificada urbe conocida como “La última ciudad”. (Cineycine).
Se acabaron los “laberintos” y las “pruebas”. CRUEL se ha quitado la careta y los bandos están claramente definidos. Por su parte, Thomas no quiere dejar a nadie atrás… Ya sólo nos queda ver quién resultará ganador de la última carrera. Bienvenidos al desenlace final de… ‘El corredor del laberinto: La cura mortal’.
“No puedes salvar a todo el mundo, Thomas” (Brenda)
Crítica de El corredor del laberinto: La cura mortal
Con ‘La cura mortal’ llegamos al final de la trilogía iniciada en 2014 con ‘El corredor del laberinto’ y continuada al año siguiente con ‘El corredor del laberinto: Las pruebas’. Al frente de las tres películas se ha mantenido Wes Ball, siendo estas tres cintas sus primeros largometrajes tras haber realizado antes tres cortos. Y a Wes Ball hay que reconocerle que, a pesar de estar en una trilogía, ha sabido diferenciar cada película dándole a cada una su propia estética.
En relación a lo que acabo de comentar en el párrafo anterior, en ‘El corredor del laberinto’ se apostó por los tonos verdes e iluminados de “El Claro”. En ‘Las pruebas’ predominaron los tonos “anaranjados” consecuencia de un mundo abrasado. Finalmente, en ‘La cura mortal’ predomina una fotografía oscura y azulada. Esta fotografía es fruto, una vez más, del lugar en el que se desarrolla la acción: la última ciudad y sus diferentes edificios y estancias. Así pues, un punto a favor de esta franquicia, de su realizador y de su diseño de producción ha sido mostrar en cada entrega una destacada variedad de contrastes y escenarios. Tan es así que cada película parece algo individual sólo unido por los mismos personajes.
En ‘La cura mortal’ la trama tiene poco peso puesto que ya pocas revelaciones se podían hacer. Me refiero a que no estamos en un “laberinto” en el que los chicos (y el espectador) se hagan muchas preguntas sobre por qué han llegado allí… Aquí estamos en un mundo abierto en el que ya sólo queda aclarar posiciones (como la de Teresa o la propia Ava Paige) y ajustar cuentas (especialmente con Janson). Ahora bien, alguna revelación sí que obtendremos. Además se nos ofrecerán algunos guiños a las dos películas anteriores, por ejemplo: algún lacerador que se dejará ver de manera breve, la presencia de “los cranks” o un inesperado regreso que cogerá a más de uno por sorpresa…
En contraposición a la ligereza argumental, hay que resaltar que se consigue un mejor tratamiento de los personajes. Personajes que no quedan todos tapados por Thomas como sucedía en “Las pruebas”. Ahora tendremos brillo y momentos para casi todos, especialmente para Newt y para otro “chico” con el que ya no contábamos. Hasta el tapado “Fritanga” tendrá un par de secuencias que valen más que todo lo que hizo anteriormente en la serie.
En relación a los personajes resulta un poco chocante ver cierta transformación física en algunos intérpretes. Por ejemplo, en Thomas o Newt. Ambos ya no son aquellos “verduchos” del “laberinto. Estas diferencias físicas se aprecian, sobre todo, si uno se toma la molestia en ver (o repasar) las tres películas “seguidas”. En este sentido, hay que recordar que esta última cinta se rodó con casi cuatro años de diferencia respecto a la primera. Así pues, algunos “adolescentes” se han convertido ya en “jóvenes”.
‘La cura mortal’ se entrega total y absolutamente a la acción, desde el principio y hasta el final. Tan es así que la cantidad de set-pieces que hay terminan por saturar. De la misma manera muy cansinos se tornan también los “salvamentos imposibles” de último segundo. En descargo de todo esto hay que decir que Wes Ball sigue manteniendo su buen tino y filma todas estas secuencias de manera muy conseguida y aplaudida. Mención especial al asalto al tren de CRUEL del inicio o al rescate de un autobús. Además, Ball no tiene ningún miedo a la hora de finiquitar a determinados personajes o al hecho de mostrar varias magulladuras y sangre en un film PG-13.
Siguiendo con la acción, decir que Dylan O’Brien se implicó tantísimo que sufrió un grave accidente al ser golpeado por un vehículo. Como consecuencia del suceso, la producción se detuvo indefinidamente y O´Brien necesitó seis meses de larga recuperación física y mental. En sus propias palabras: “Recuerdo esos seis meses como si fueran cinco años. No sabía si volvería a actuar”. Estando en la última fase de recuperación recibió una propuesta para el papel protagonista de ‘American Assassin’ (Michael Cuesta, 2017). O´Brien aceptó porque el entrenamiento físico que requería el rol de Mitch Rapp le iba a ayudar para su total restablecimiento. Así fue como, posteriormente, se pudo retomar el rodaje y culminar la filmación de ‘El corredor del laberinto: La cura mortal’ volviéndose a reunir con todo el equipo.
“No es cuestión de rendirse. Es cuestión de saber cuándo has perdido”. Propiedad de CRUEL.
Al frente del reparto, y tras recuperarse del accidente ya comentado, vuelve a estar Dylan O’Brien. El joven intérprete sigue dándolo todo metido e identificado por completo en su rol de Thomas. En él ya no vemos a aquel “verducho” que llegó a “El Claro” totalmente fuera de sí… sino al líder que ya se intuía por los parajes de “la quemadura”. Lo que sucede es lo ya comentado: por el transcurso del tiempo, y el entrenamiento realizado, al mirar a Thomas vemos más a Mitch Rapp… especialmente desde un punto de vista físico, donde la transformación es evidente, a pesar de mantener su caracterización.
Recuperando protagonismo e importancia tenemos a Thomas Brodie-Sangster que sigue ofreciendo una destacada y muy interesante labor como Newt, personaje al que ahora añade mucho carácter. No obstante, en él también se adivina ya el paso del tiempo. Es lo malo de intentar hacer pasar a un tipo de 28 años por un adolescente… Por su parte, Dexter Darden (Fritanga) consigue más minutos e importancia que en las dos anteriores películas juntas. Al no haber chupado tanta cámara, y no haber sido nada relevante en los films precedentes, no le pasa lo mismo que a sus dos compañeros. Lo mismo sucede con Ki Hong Lee en su rol de Minho que en este metraje se pasa buena parte del tiempo “sometido” a las pruebas de CRUEL.
Otros que regresan, pero pierden algo de fuelle, son Rosa Salazar y Giancarlo Esposito. Ambos están bien pero ya no nos sorprenden tanto como en “Las pruebas” en su roles de Brenda y Jorge. También tenemos a Barry Pepper como Vince participando en alguna escena de acción, dando algún discurso y poco más (de los nuevos ha sido el más desaprovechado, sin duda). Para terminar con este bando comentar que reaparece un intérprete cuyo nombre no daré (para no arruinar la sorpresa al público) pero sí que hay que resaltar que aporta mucha presencia. Finalmente, sobre Walton Goggins decir que empieza marcando territorio como Lawrence para luego quedar en nada.
En el bando de CRUEL quien sube muchísimo su nivel es Aidan Gillen que se convierte en el verdadero amo junto Dylan O´Brien. El actor irlandés ha entregado un villano ejemplar y como Dios manda. El villano que todo gran héroe necesita para lucir. Totalmente tapada por Gillen queda Patricia Clarkson que decepciona las expectativas creadas en los films anteriores. Otra que sube su nivel respecto a lo hecho anteriormente es Kaya Scodelario como Teresa. Ahora sí, ahora goza de algunos minutos más y, sobre todo, toma mayor importancia.
En conclusión.
Finalizo esta crítica de El corredor del laberinto: La cura mortal, un film que baja un poco el nivel con respecto a lo visto en las dos películas anteriores. No obstante, sirve de buen cierre a una destacada trilogía que se ha revelado como un conseguido producto de entretenimiento y aventuras juveniles. A Wes Ball y a sus muchachos los veremos ya en otras producciones, pero siempre echaremos de menos verlos en “El Claro” y “La Quemadura”.
Tráiler de El corredor del laberinto: La cura mortal
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