American Assassin
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Antes se dedicaba a correr por laberintos en busca de una salida para poder escapar. Pero ahora se ha transformado en un cruzado vengador bajo el amparo, disciplina y órdenes de la CIA. Dylan O´Brien retorna a nuestras pantallas convertido en un auténtico… ‘American Assassin’.

“Nunca, nunca lo conviertas en algo personal” (Stan Hurley)

Crítica de American Assassin

Tras estrenar en 2014Matar al mensajero’, el realizador Michael Cuesta regresa con ‘American Assassin’, un nuevo thriller en el que esta vez apuesta por la acción antes que por la denuncia. No obstante, sigue tirando de adaptaciones. De esta forma, si en el film protagonizado por Jeremy Renner adaptaba el libro del periodista Gary Webb, aquí adapta la novela de Vince Flynn, escritor estadounidense fallecido en 2013 que se especializó en novelas de suspense político. Flynn, además, ejerció labores de consultor en famosa la serie ‘24’ protagonizada por Kiefer Sutherland.

‘American Assassin’ nos adentra en el mundo de los agentes de campo más especializados y temidos de la CIA. Aquellos que antes de caer en poder del enemigo tienen la “obligación” de acabar con sus propias vidas. El punto de partida es el terrorismo yihadista. A partir de ahí, el film nos va llevando por una trama que incluye venganzas, viajes alrededor del mundo (Italia, Rumania, USA,…), mercenarios sin escrúpulos (El fantasma) y hasta la amenaza nuclear (plutonio ruso robado).

Todo lo anterior se condensa en un agradecido montaje de 112 minutos. De esta forma, Michael Cuesta demuestra que no hace falta irse a las más de 2 horas para contar “una historia de orígenes”. En este caso, el origen del agente Mitch Rapp (Dylan O’Brien). Hablamos de un personaje que ya tiene a sus espaldas 16 entregas, 13 de ellas escritas por Vince Flynn y las otras 3 por Kyle Mills.

En esta primera historia del joven Mitch Rapp (la undécima novela pero primera en la cronología del personaje) asistimos a varios actos: su trágica pérdida, su transformación camino de la venganza y su reclutamiento por la CIA. Podemos decir que lo que mueve los primeros compases del metraje es la venganza pura y dura. Luego la película y el personaje dan el paso hacia el modus operandi de la CIA. Es en esa parte donde cobra sentido la frase que he usado en la introducción: “Nunca, nunca lo conviertas en algo personal”. Con esto me refiero a la ejecución de las misiones por parte de los agentes de campo como meros terminators. Agentes que deben dejar atrás el pasado, la moralidad o el cuestionamiento de las órdenes. Se trata de cumplir los objetivos y punto. Ojo a la frase de «El fantasma»: “Creáis monstruos”.

Por otro lado, el film incluye secuencias de entrenamiento en el campamento secreto de Starn Hurley (Michael Keaton) y en las instalaciones de la CIA. Por supuesto también hay infiltraciones en “territorio comanche”, seguimientos, y algún que otro giro y sorpresa (destacar que Michael Cuesta trata de evitar situaciones típicas). Además veremos ejecuciones varias sin miedo a mostrar la sangre en pantalla ¡Cómo debe ser! De hecho, la cinta fue calificada R en USA.

Antes de entrar a comentar el reparto, merece la pena precisar que los principales intérpretes se sometieron a una exigente preparación intensiva. Un entrenamiento supervisado por especialistas de lucha como Roger Yuan (se encargó de preparar a Dylan O’ Brien), preparadores físicos (Steve Zim que trabajó al lado de Michael Keaton) y exmilitares y exagentes de inteligencia, entre ellos Joost Janssen.

“¿Qué desea tu corazón, hermano?”… Presentando a Mitch Rapp.

En el reparto es de resaltar la triple transformación física que Dylan O´Brien lleva a cabo en la película dando vida a Mitch Rapp. En pantalla primero lo vemos siendo un joven alegre y enamorado. Luego pasa a ser un vengador camuflado bajo una apariencia yihadista. Y, finalmente, termina como un agente de la CIA preparado para todo. Esta triple performance también viene acompañada por sus respectivos estados emocionales, además de cumplir bastante bien en las escenas de acción. En definitiva, buen trabajo del intérprete nacido en Nueva York.

Dejando al margen a O´Brien, el otro gran referente del film es un Michael Keaton que sigue aprovechando esta nueva etapa de gloria para demostrar lo injusto del olvido al que fue sometido. A Keaton le basta y le sobra con su carisma para cumplir sobradamente en su rol de Stan Hurley. Aquí tenemos a un duro entrenador/preparador de la CIA que no tolera errores ni bromas. Además es un tipo que se juega el cuello al lado de sus propios agentes.

Otros intérpretes que conviene destacar son: Sanaa Lathan y Shiva Negar. Ambas están bien en sus papeles de Irene (la superior de Hurley) y Annika (el contacto turco). Especialmente relevante resulta Lathan, no perdiéndole la cara a Keaton en ninguna de sus escenas conjuntas. Al que no termino de encajar como villano de la función es a Taylor Kitsch. Entiendo que le falta algo para dar más empaque y personalidad a su rol de “El fantasma”.

Entre los más secundarios destaca Scott Adkins con más minutos y presencia que en otros films comerciales. Sin embargo, su personaje (el segundo mejor novato de los hombres de Hurley) no da para más que para actuar siempre por detrás de Rapp. Finalmente, pequeño pero importante papel es el que tiene nuestra compatriota Charlotte Vega como Katrina, la novia de Rapp. Charlotte aprovecha sus pocos minutos en pantalla con una gran naturalidad. Ella es el detonante de la cruzada del personaje interpretado por O´Brien.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de American Assassin, una película bien ejecutada que refleja las consecuencias personales del terrorismo. Una cinta que además ahonda en la preparación y ejecución de las misiones por los más ocultos agentes de la CIA. Puede que no sea el megaestreno del año, pero entiendo que thrillers de acción como este siempre deben tener su sitio en la cartelera y no quedar relegados a los VOD.

Tráiler de American Assassin

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