Una pandilla alucinante
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Celebramos los 35 años del estreno en USA de una película que no hizo mucho ruido fuera de su círculo de fans. Sin embargo, con el paso del tiempo ha tenido una gran reivindicación y predicamento. Tan es así que ha llegado a alcanzar un status de culto entre los amantes del género. Llega el momento de alistarse en… ‘Una pandilla alucinante’.

“Señor, formamos una especie de pandilla. La pandilla del monstruo” (Sean)

Crítica de Una pandilla alucinante

En 1987, Shane Black estuvo muy ocupado, puesto que debutó en cines como actor enDepredador (John McTiernan) y dos guiones suyos vieron la luz en forma de película. Me refiero a la famosísimaArma letal (Richard Donner) y a la cinta que hoy nos ocupa, ‘Una pandilla alucinante’ (Fred Dekker). Ahora bien, en el libreto de esta última le echó una mano su amigo Fred Dekker. Este último además dirigía aquí su segunda película tras ‘El terror llama a su puerta’, estrenada el año anterior. La colaboración de Black & Dekker se extiende hasta nuestros días con su trabajo en ‘Predator’.

‘Una pandilla alucinante’ es un film totalmente hijo de su tiempo, la década de los 80. Así pues, todas las virtudes y defectos de aquella época están presentes aquí, para lo bueno y para lo malo. Especialmente destaca en la película su guión. Un script cargado de diversión, ingenio, ironía y muchas referencias culturales a la época en la que se filmó la cinta (desde ‘Rambo’ hasta ‘Godzilla’ y pasando por ‘Corrupción en Miami’ o ‘Viernes 13’, por citar algunos ejemplos). Estamos ante un libreto que identifica claramente a sus autores con su personalísima huella.

Cuando he comentado que el film es “hijo de su tiempo, para lo bueno y para lo malo”, me refiero a que los 80 eran una década que destacaba por la frescura y atrevimiento de sus propuestas. Ahora bien, esto conllevaba pagar un peaje que no muchos espectadores críticos de hoy en día están dispuestos a asumir. Me refiero a que si en ‘Una pandilla alucinante’ aparecen Drácula y amiguetes buscando un amuleto mágico no hay que buscar muchas sesudas explicaciones al tema… como tampoco cuando aparecía un demonio sumerio en la nevera de Los cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984). Si todavía no has visto ‘The Monster Squad’ y eres de exigir concienzudas explicaciones, entonces, mejor que pases de ella.

No obstante lo anterior, sí que hay que dar un toque de atención a algunos aspectos del libreto. Por ejemplo, no son asumibles determinados errores como: el hecho de ver volar a Drácula a plena luz del día como si nada, observar el reflejo en el espejo de alguna vampiresa… o ver de nuevo al propio Drácula usar dinamita y explosivos como si fuera el Coyote de los dibujos animados… Entiendo que esto último va con la personalidad de Shane Black y Fred Dekker, pero se lo podían haber ahorrado y no habría pasado nada.

La historia que se nos presenta en pantalla es la típica de la pandilla de chavales metidos en problemas. Este tipo de historia estaba muy de moda en los 80. Ahí están los ejemplos deLos Goonies (Richard Donner, 1985), ‘Cuenta conmigo’ (Rob Reiner, 1986) o ‘Aventuras en la gran ciudad’ (Chris Columbus, 1987). Lo destacado del caso es que en esta película los problemas vienen en forma de monstruos. Y no unos monstruos cualesquiera, sino los verdaderos emblemas de la Universal: Drácula, Frankenstein, La Criatura de la Laguna Negra, La Momia y El Hombre Lobo. ¡Ahí es nada!

Al citar a estas clásicas e inmortales criaturas, merece la pena que nos detengamos un poco en su recreación en el film. Aquí Black & Dekker optaron por presentarlos en el aspecto clásico por todos conocido. Eso sí, se nota el paso de los años en la recreación de los mismos. De esta manera, uno observa a La Criatura de la Laguna Negra y ve claramente a un tipo no muy bien disfrazado, el especialista en fx Tom Woodruff Jr., en vez de a un monstruo aterrador…

En relación a lo anterior, el más logrado es el Frankenstein encarnado por Tom Noonan. Por su parte, el gran líder, Drácula, no deja de ser un actor maquillado, Duncan Regehr (el Charles de V) y disfrazado como el típico Conde que todos conocemos. Finalmente, La Momia (Michael Reid MacKay) cumple para lo poco que sale y El Hombre Lobo (Carl Thibault) decepciona y más si se recuerda que, por aquella época, habíamos visto ya transformaciones tan legendarias como las de Un hombre lobo americano en Londres (John Landis, 1981) oAullidos (Joe Dante, 1981). No obstante, tampoco debemos olvidar que en ‘Una pandilla alucinante’ los técnicos de fx (capitaneados por el mito, Stan Winston) estuvieron limitados por la calificación para todos los públicos de la cinta.

“Las Ciencias son reales. Los monstruos no lo son”… The Monster Squad.

La réplica a Drácula y su equipo se la dieron unos chavalines cuya experiencia prácticamente se limitaba a la televisión y que luego poco más hicieron. Realmente esto último fue una pena, puesto que en esta película lucieron mucho y se mostraron totalmente compenetrados como los típicos amigos de colegio. Ellos fueron…

Andre Gower como Sean, el jefe de la pandilla que vive totalmente obsesionado con los monstruos y las películas de terror. Robby Kiger dio vida a Patrick, el mejor amigo de Sean. Brent Chalem se metió en el rol de Horace, el típico gordito que no podía faltar en cualquier pandilla que se preciara de serlo (“cebaó” le llaman sus amigos). Ryan Lambert desempeñó el rol de Rudy, también el típico rebelde de aquellos años. Finalmente, Michael Faustino dio vida a Eugene, el más pequeño de todos al que siempre acompaña su fiel perrillo. Queriendo entrar en el grupo cabe citar a Ashley Bank como Phoebe, la hermana pequeña de Sean. Al margen de ellos tampoco podía faltar la típica chica rubia de buen ver, Lisa Fuller como la hermana mayor de Patrick.

Entre los secundarios hay que hacer referencia a Stephen Macht como el padre policía de Sean y al siempre cumplidor Stan Shaw como su compañero. Papel muy pequeño para Jason Hervey, el conocido hermano abusón de ‘Aquellos maravillosos años’ que, para no perder la costumbre, aquí también hizo de abusón de patio de colegio. Mención final, y muy destacada, para el misterioso vecino alemán interpretado por Leonardo Cimino, un actor cuya presencia en pantalla siempre llamaba la atención por su demacrado aspecto.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Una pandilla alucinante, un film puramente ochentero sin ínfulas ni pretensiones. Una cinta cuyo máximo objetivo es aprovechar al máximo sus ajustados 82 minutos para ofrecernos un entretenido y divertido rato en compañía de dos pandillas a cuál más alucinante.

Tráiler de Una pandilla alucinante

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