The Possession (El origen del mal)
Clyde y Stephanie están divorciados y comparten la custodia de sus hijas, Hannah y Emily. Un fin de semana, en un mercadillo de barrio, Emily se encapricha de una caja de madera con extrañas letras hebreas y Clyde se la compra. La caja parece no tener abertura. Sin embargo, una noche Emely la consigue abrir. Poco a poco empezará a sentirse dominada por la caja e irá adoptando un comportamiento muy extraño. La pesadilla acaba de empezar. (Cineycine).
El ya legendario Sam Raimi fue uno de los productores de este film que hoy comentamos. Un film que se convirtió en número 1 en EE.UU. el fin de semana de su estreno batiendo a los poderosos mercenarios de Stallone y compañía. Hoy es hora de adentrarse y conocer el horror sobrenatural que nos espera en… ‘The Possession (El origen del mal)’.
“¿Por qué es tan importante la caja para ti?” (Clyde)
Crítica de The Possession (El origen del mal)
Nuevamente regresamos al manido tema de “las posesiones demoníacas”. Un tipo de películas que tuvieron su cúspide allá por el año 1973 con el mítico film ‘El exorcista’ (William Friedkin). De un tiempo a esta parte, esta clase de cintas parecen haberse puesto de moda una vez más. Ahí están los casos de ‘El último exorcismo’ (Daniel Stamm, 2010), ‘La posesión de Emma Evans’ (Manuel Carballo, 2010) o ‘El Rito’ (Mikael Håfström, 2011). Estas películas son algunos ejemplos. En la mayor parte de los casos parten con unos presupuestos modestos y “pican” al público con el atrayente cebo de “la posesión”. Este fenómeno sobrenatural hace que el respetable sienta curiosidad por verlas para pasar un mal rato. Son también largometrajes que suelen tener un buen arranque en taquilla por lo comentado, pero que una vez visto que no están al nivel esperado se desinflan rápidamente.
En esta ocasión, ‘The Possession (El origen del mal)’ nos ofrece una curiosa y original variante. Aquí la posesión de la persona afectada parte de una caja-dybbuk. ¿Y esto qué es? Pues según el folclore judío vendría a ser una especie de cofre que sirve para encerrar a una clase de demonios conocidos como los dybbuks. Este tipo de seres habitan en el limbo esperando poseer el cuerpo de una víctima inocente. Y este es el mal al que nos enfrentamos en esta película.
La trama del film se inspiró en el artículo que en el año 2004 escribió la periodista Leslie Gornstein de Los Angeles Times. Leslie localizó un anuncio aparecido en eBay en el cuál un hombre vendía una auténtica caja-dibbuk. Conocida la historia, Sam Raimi mostró un rápido interés por filmar la película a través de su productora, Ghost House Pictures. Para dirigir todo el asunto pusieron al mando al danés Ole Bornedal debutando en Estados Unidos después de haber dirigido algunos films de género en su país.
Además es posible adivinar en la película un cierto guiño a ese mito del horror que es ‘Hellraiser’ (Clive Barker, 1987). No en vano, en ‘The Possession’ también es una caja la que provoca el horror en una ya desestructurada familia. Ahora bien, no esperemos encontrar en esta cinta gore ni nada de eso. A falta de presupuesto (14 millones $ de coste para 85 de recaudación global) el miedo, el susto y el terror vienen provocados fundamentalmente por la música de Anton Sanko. Una banda sonora que resulta excelentemente utilizada para crear estas sensaciones en el público.
No obstante lo anterior, Ole Bornedal también nos regala algunas imágenes desasosegadoras a lo largo del metraje. Y otras especialmente aterradoras ya en la parte final. Será en el clímax donde presenciemos un efecto inesperado. Un efecto que dará lugar a un momento terrorífico en la línea de lo visto en ‘The Ring’ (Gore Verbinski, 2002). Eso sí, de las babas, vómitos verdes y demás parafernalia de los poseídos hay que olvidarse. No es ‘The Possession’ un film que recurra a esos celebrados artificios de mal gusto para impresionar al público. En su lugar, Bornedal mandó emplear 2000 polillas vivas en una de las escenas importantes del film. El realizador quería captar las reacciones más auténticas de los miembros del reparto.
Respecto al ritmo, la cinta se va tomando su tiempo en presentar a personajes y situaciones. De esta forma, avanza pausadamente incluso cuando la maldita caja ya ha hecho acto de aparición en las vidas de los protagonistas. Hacia el final si que es cierto que podemos notar una cierta prisa en la evolución de los sucesos. Esto se explica por llevar casi 70 minutos casi sin mostrar efecto alguno de la «posesión». Como curiosidad, la parte final fue rodada en el hospital psiquiátrico abandonado de Riverview cuyas ruinas aún se encuentran en pie en Coquitiam (Columbia Británica).
El reparto está liderado por Jeffrey Dean Morgan y Kyra Sedgwick dando vida a Clyde y Stephanie, los padres de Hannah y Emily. Clyde es un entrenador de baloncesto que, por dedicar más tiempo al deporte de la canasta que a su familia, terminó por perderla. Por su parte, Stephanie es su exesposa que ahora vive con un tipo muy pulcro que puede dedicarle tiempo a ella y a sus hijas. Tanto Jeffrey Den Morgan como Kyra Sedwick llevan a cabo unas buenas interpretaciones. En todo momento otorgan la veracidad pedida a sus personajes.
Interpretando a sus hijas en la ficción tenemos a las adolescentes Natasha Calis y Madison Davenport como Emily y Hannah, respectivamente. Emily es una niña que ama la naturaleza y la respeta. Además tiene una buena relación con su hermana Hannah, una chica que sueña con triunfar en un grupo musical que tiene con unas amigas. Es de justicia resaltar el trabajo de estas dos jóvenes intérpretes, especialmente el de Natasha Calis. Ella será la que sufra directamente los efectos de haber abierto la caja…
Otros intérpretes que gozan de una cierta resonancia en la película son la estrella jasidista del rap y el reggae conocido como Matisyahu y el actor de Detroit conocido como Grant Show. El primero hace de joven maestro hebreo que prestará auxilio a la familia. Y el segundo encarna al actual acompañante de Stephanie. Ambos cumplen con su cometido.
“Debe dejarse a la voluntad de Dios” (Rabino)
En conclusión.
Termino esta crítica de The Possession (El origen del mal), pese a presentar un elemento novedoso como es la presencia de la Caja que no puede ser abierta, los efectos ciertamente originales provocados por su apertura y unas correctas interpretaciones… esta película no pasa a la historia del cine de posesiones. Se deja ver y punto. No obstante, atención a la parte final con logradas imágenes y secuencias terroríficas.
Tráiler de The Possession (El origen del mal)
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