El exorcista
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“Esta es una película cuya historia puede llegar a cuestionar su propia cordura. Si cree que el mundo es un lugar maligno y oscuro… este film lo confirmará. Si cree que existen las fuerzas del Bien y el Mal… extraerá de aquí lo que intentamos contarle”. William Friedkin presenta… ‘El exorcista’.

“¿Sabe lo que es un exorcismo?”

Crítica de El exorcista

La historia de ‘El exorcista’ arranca en los tiempos de estudiante de William Peter Blatty. El guionista había quedado impresionado por un caso de posesión de 1949 que leyó en la prensa. Tan es así que comenzó a investigarlo por su cuenta hasta escribir la novela. Naturalmente fue obligado a cambiar algunos detalles, como el sexo del protagonista. Así las cosas, el jovencito Robbie Mannheim (seudónimo) se convirtió en la jovencita Regan MacNeil. Finalmente, el Padre William Bowdern fue el sacerdote jesuita que practicó el auténtico exorcismo.

En el libreto de Blatty destacan todos los diálogos que mantiene el Padre Karras con el demonio que ha poseído a Regan. Son estas unas “entrevistas” tremendamente inquietantes en las que el Mal intenta confundir al sacerdote. Además, el script dejó varias frases para la posteridad que se han ido repitiendo miles de veces. Entre ellas: “¿Has visto lo que ha hecho la cochina de tu hija?” o “¡El poder de Cristo te obliga!”. Por otro lado, atención a cómo se deja caer el tema de la ouija y el de los nazis escapados. Así las cosas, no es de extrañar que Blatty se llevara el Oscar al Mejor Guión Adaptado en la gala de 1974.

William Friedkin, uno de los grandes genios de los 70, se colocó detrás de las cámaras. Como realizador venía de ganar el Oscar en 1972 por ‘Contra el imperio de la droga’ (The French Connection). En ‘El exorcista’ controló la producción de cabo a rabo y ejerció un control dictatorial sobre todos los aspectos. Friedkin hizo y deshizo a su antojo.

Visto el resultado que entregó no se le puede cuestionar nada porque la película es perfecta. Sus tomas, imágenes subliminales e icónicas, dirección de actores, atmósfera de terror, el agresivo uso de la iconografía religiosa… Todo eso y más convierten a ‘El exorcista’ en una de las grandes obras maestras del cine de género. Y, sin lugar a dudas, en la película definitiva sobre exorcismos jamás superada. Friedkin alcanzó aquí su cenit recibiendo su segunda y última (hasta el momento) nominación al Oscar. Luego ya fue cuesta abajo, llegando incluso a caer en las TV Movies de acción.

Otro punto positivo es la presentación de los personajes y sus diferentes ambientes. Por un lado, vemos el rico mundo en el que se mueve Regan y su madre con sus asistentes y fiestas. Y, por otro lado, somos testigos del derruido y triste universo del Padre Karras. Un entorno de barrios humildes con su anciana y dependiente madre. Ambos mundos se van intercalando a lo largo de un acertadísimo montaje hasta que terminan confluyendo. Esto sucede cuando Karras se hace cargo de Regan.

Los efectos especiales del film se conservan estupendamente. En pantalla podemos ver movimientos de objetos, levitaciones, giros de cabeza… Especialmente destacado es todo lo relativo al maquillaje de Regan. Su horrendo rostro desfigurado por la posesión nunca se ha superado, ni tan siquiera con el CGI. Aquí hay que alabar la labor de Dick Smith, el especialista de maquillaje y efectos. Además, Smith contó con la ayuda de un joven Rick Baker que estaba empezando y que no fue acreditado.

Todos los trucajes comentados y muchos más (como la congelación de estancias) ayudan a recrear un ambiente de pura maldad. Un ambiente que se desata en su inenarrable clímax final de cerca de 20 minutos. Un clímax auténticamente terrorífico y demoníaco que se inicia con la icónica imagen del Padre Merrin a punto de entrar en la casa. Tanto gustó la fotografía que pasó directa al póster del film.

En la banda sonora la película es inmediatamente reconocida por el “Tubular Bells” de Mike Oldfield. Esta mítica composición va sonando en breves fragmentos a lo largo del metraje. Finalmente, en los títulos de crédito ya se puede escuchar “completa”. Bien se puede decir que la pieza de Oldfield y el film de Friedkin forman un todo perfecto. Como el propio director llegaría a afirmar: “Es como Romeo y Julieta, ambas están unidas”.

“Mamá, ¿qué es lo que me pasa?”. El último exorcismo.

El reparto de la cinta no pudo haber estado mejor escogido. Y eso a pesar de que Linda Blair no tenía casi experiencia y Jason Miller debutaba en cines. Aún con todo, ambos recibieron sendas nominaciones al Oscar. En las mismas les acompañó Ellen Burstyn. La actriz era, junto a Max von Sydow y Lee J. Cobb, la parte experimentada del elenco.

Linda Blair interpretó a la adolescente Regan MacNeil quedando atrapada por ella. Así las cosas, la recuperó en la secuela ‘El exorcista II’ (John Boorman, 1977). Y, años más tarde, la parodiaría en ‘Reposeida’ (Bob Logan, 1990). Bien se puede decir que Regan MacNeil fue su principio y final. En ‘El exorcista’ nos atrapa con su dulzura e inocencia inicial. Posteriormente sufrimos con ella en las pruebas médicas y, finalmente, se desata en la posesión. Una actuación completísima. No ganó el Oscar al revelarse que la actriz Mercedes McCambridge había doblado su voz como poseída.

La ya por entonces veterana Ellen Burstyn dio vida a Chris MacNeil, la madre de Reagan. La suya fue una actuación sensacional mostrando una total compenetración con Linda. Además, nos sabe transmitir un total sufrimiento, tristeza y nervios asistiendo impotente al estado de su hija. Ella es, junto a Jason Miller, la que tira del carro al principio del film. También merece una mención la actriz Kitty Winn que cumple muy bien como Sharon, la secretaria de Chris.

Jason Miller debutó en el papel de Damien Karras, el sacerdote jesuita al que acude Chris MacNeil como último recurso. Este fue el primer papel en cines de Miller y no se notó nada su inexperiencia, al contrario. El actor brilla recreando a un jesuita taciturno que siente que pierde la fe. Además, se ve consumido por la impotencia de no poder atender a su madre. Posteriormente, Miller no tendría una gran carrera y volvería para ‘El exorcista III’ (William Peter Blatty, 1990).

Ojo a la caracterización de Max von Sydow como el padre Merrin, el exorcista veterano que es llamado como titular. Cuando hizo la película sólo tenía 44 años y, sin embargo, parecía un anciano de más de 70. A este increíble envejecimiento contribuyó el propio actor con sus gestos y andares. Su increíble performance se completó con el aporte de las pastillas para el corazón y las prótesis de Dick Smith. Finalmente, Lee J. Cobb es el último intérprete destacado como Kinderman. Este es un afable y cinéfilo detective que se verá relacionado con los sucesos provocados por Regan. Como curiosidad, su papel sería retomado por George C. Scott en la ya citada ‘El exorcista III’.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de El exorcista. Esta es una película que 45 años después sigue mostrándose tan actual como cuando se estrenó. No sólo no ha envejecido nada en ninguno de sus aspectos, sino que todavía no se ha visto superada. Hablamos de una película casi perfecta. La obra cumbre del cine de exorcismos y de la lucha del Bien contra el Mal.

Tráiler de El exorcista

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