Predator: La presa
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En 1987, un film rodado en México con unos cuantos infortunios a cuestas logró revelarse como una de las cintas más icónicas de la década. La película se alzó casi de inmediato a la categoría de culto y significó el techo en la carrera de muchos de los implicados en ella. Hablamos de ‘Depredador’ (John McTiernan, 1987). Su éxito dio lugar a una secuela que pasó de la selva a la gran ciudad, pero la formula no cuajó en taquilla. Desde entonces, ya han sido varios los intentos de rescate en vano. Ahora, en el año 2022, el cazador está de regreso en… ‘Predator: La presa’.

“Hace mucho tiempo, dicen, un monstruo vino aquí” (Naru)

Crítica de Predator: La presa

Parece que pocos, o nadie, se acuerdan ya de Sanaa Lathan, la heroína deAlien vs Predator (Paul W.S. Anderson, 2004). Esto viene a cuento del protagonismo y del hype que ha levantado Amber Midthunder en ‘Predator: La presa’. Antes de este film, la joven actriz tan sólo había destacado, junto a Liam Neeson, en Ice Road (Jonathan Hensleigh, 2021), una película de camioneros que casi nadie vio… No comento esto con la intención de quitarle ni un ápice de valor a al loable trabajo de Amber, sin duda muy por encima de lo esperado para una actriz casi novata. Pero sí que conviene traer un poco de memoria cinematográfica al asunto…

Y hago memoria sin tan siquiera salirme de la misma saga ‘Predator’, puesto que parece que los únicos films que valen son el fenómeno viral que toque en la respectiva semana o mes. Ya lo dice el dicho: “Lo que fácil viene, fácil se va”. En estos días, ‘Predator: La presa’ es un fenómeno viral. Pero toca ver si dentro de un año (vamos a ser generosos) alguien se acuerda de ella… ¿Es ‘Predator: La presa’ la mejor película de la saga desde la original? No. ¿Es un film bien filmado y ajustado al estilo de supervivencia e iniciación? Si. ¿Tiene la suficiente personalidad para sustentar una nueva saga? Definitivamente no, salvo que inventen un nuevo mundo en dónde los depredadores sean cada vez más débiles e ingenuos. En consecuencia, dejemos de alzar películas simple y llanamente porque sean el fenómeno viral del momento.

Cuando uno menos lo esperaba fue cuando se gestó ‘Prey’. Y lo hizo de la noche a la mañana. La Fox aprobó un ajustado presupuesto y un rodaje en los incomparables parajes naturales de Alberta (Canadá). En un abrir y cerrar de ojos teníamos un nuevo film de Predator ante nosotros. ‘Predator: La presa’ no ha pasado por cines. La película se estrenó directa en Disney Plus a nivel mundial el 5 de agosto de 2022. El afortunado director contratado para la ocasión fue Dan Trachtenberg, el firmante de la interesante Calle Cloverfield 10 (2016). En el año 2020, Trachtenberg recibió el encargo de hacer más amplio el “universo cinematográfico predator”. Todo después de mostrar sus buenas maneras con el fenómeno “Cloverfield”, una saga heredada directamente de Matt Reeves (director) & J.J. Abrams (productor).

El resultado, por un lado, es un incontestable triunfo. Para bien o para mal, Trachtenberg ha dirigido una cinta que lo ha vuelto a poner en primera línea. Sin embargo, la incertidumbre también hace sombra al film. Y hace sombra porque si uno elimina de ‘Prey’ todas las influencias que Trachtenberg rehace o “roba” de Depredador (John McTiernan, 1987) e incluso dePredators (Nimród Antal, 2010), entonces, nos damos cuenta que apenas nos quedan un par de secuencias con personalidad propia unidas a un muy justito guiño final a modo de easter-egg… Como entretenimiento de evasión pura y dura es innegable que ‘La presa’ cumple. Pero también lo es que, más allá del hype del momento, no supera en nada a los citados films… y tampoco a Depredador 2 (Stephen Hopkins, 1990). Personalmente entiendo que el que no lo quiera ver directa y llanamente está ciego.

‘La presa’ se une a la mitología de la saga, pero lo hace de forma forzada en sus acontecimientos. Eso sí, se liga de forma totalmente consciente a ‘Depredador’ en su filmación. Tal y como ya apunté, y sin ningún tipo de reparo, Trachtenberg replica multitud de planos, escenas y encuadres del icónico film dirigido por McTiernan y también de la defenestrada obra de Antal. Film este último, claramente imperfecto, pero que por lo menos optaba por mostrar una historia totalmente alejada del original. Algo que ‘Prey’ no hace. Aquí se repiten casi paso por paso los eventos de la producción de 1987, cambiando únicamente el selvático escenario por las extensas llanuras del siglo XVII. Para los menos exigentes también está el hecho de ofrecernos a un Predator mucho más salvaje y espectacular en sus ataques… pero justamente débil en los puntos fuertes de su protagonista.

Sobre la fotografía, obra de Jeff Cutter, decir que es todo un acierto llevar la película a escenarios reales. Por mucho que pasen los años, y avancen los medios digitales, siempre será mejor optar por filmar lo máximo posible fuera de platós y pantallas verdes. Y en esto ‘Predator: La presa’ merece ser vista con los mejores medios posibles. También es de justicia resaltar algunos planos y secuencias con el juego de iluminación/oscuridad, la niebla y la lluvia de ceniza. Destacan además sus buenas dosis de muertes brutales. Y, por supuesto, el severo clímax en el asentamiento Cajún. Aún con la imposibilidad de algunos actos y decisiones que veremos allí.

La banda sonora corresponde a Sarah Schachner acompañando de manera simple a la acción. Ni llama la atención ni desentona. A nivel de sonido quizás lo más destacable sea traer de vueltas los sonidos propios del Predator cuando está acechando a sus presas y manipulando su tecnología.

En el elenco destaca una muy valiente Amber Midthunder como Naru, la cabezona y joven curandera con aspiraciones de cazadora. Ojo a su corajudo combate contra unos supuestos compañeros comanches. Y también a su muy bien llevada relación con su fiel perro guardián. En el devenir de su personaje no voy a entrar, so pena de spoilers. Dejaré que cada uno valore si es o no rival para un Predator… Acompañando a Naru está el debutante en cines Dakota Beavers como Taabe, su hermano mayor. Taabe es un cazador experimentado que intenta aconsejar sabiamente a su hermana pequeña. El suyo es un rol cumplidor, sobre todo para un neófito. Por su parte, Storme Kipp es un intento de rival insidioso siendo la otra cara de la moneda de Taabe. En el film lo vemos intentando rivalizar como posible cazador jefe comanche despreciando constantemente a Naru.

Destacar también la aportación hablada de Bennet Taylor como un cajún que conoce todos los idiomas. Su personaje jugará un papel importante llegado el clímax. Y sobre los cajunes comentar que resulta curioso que sean mostrados como tipos más salvajes y desprovistos de modales que los propios indios comanches. Ojo a la caracterización de todos ellos calcada a la de Tom Hardy en El renacido (Alejandro González Iñarritu, 2015). Por último, citar la labor detrás del traje del “demonio cazador de hombres” del gigante Dane DiLiegro. El especialista se ve obligado a cargar con una innecesaria recreación digital del rostro del predator.

“Llegó la hora, Naru. Tu kühtaamia. Cuando venga el puma tú dile esto: Hasta aquí has llegado. Ya está. Se acabó” (Taabe)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Predator: La presa, un film que se beneficia de una labor muy trabajada por parte de la semi-desconocida Amber Midthunder. También resalta su muy notable ambientación en bosques y entornos naturales. Sin embargo, se queda en un día más de caza para el Predator careciendo de la épica del original y del ambiente sucio y degradado de su secuela directa. Entretenida y efectiva, pero nada memorable. Por supuesto resulta mejor que la infame aportación de Shane Black a la franquicia, siendo a la única a la que supera. Su cielo y su infierno es formar parte de una saga cuya cinta primigenia es, simple y llanamente, insuperable… por mucho que les pese a los viralistas.

Tráiler de Predator: La presa

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