Muñeco diabólico
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Recibimos la insigne visita del alma de Charles Lee Ray, o como a él le que gusta que le llamen, Chucky. Lee Ray juró vengarse de todos aquellos que le traicionaron. Siendo hombre de palabra, regresó de entre los muertos para cumplir su promesa. Hoy toca volver a jugar con… ‘Muñeco Diabólico’.

“¡Escucha esto hijo de puta: me las vas a pagar, voy a vengarme de ti y de Eddie. Sea como sea!” (El estrangulador)

Crítica de Muñeco diabólico

En 1988, Tom Holland, firmante de la recordada Noche de miedo(1985), volvió a reunirse con el protagonista de aquella (Chris Sarandon) para llevar a cabo otra muestra más de cine de género de clara vocación ochentera. Una película que igualaría e incluso superaría el impacto cultural de aquella, ‘Muñeco diabólico’. Esta fue la presentación a la audiencia del célebre juguete asesino. Un muñeco que, tras su melena pelirroja y su peto vaquero, escondía una insidiosa y podrida alma. Un espíritu hambriento de venganza y odio. Holland vuelve a conseguir, con escasos medios, una cinta de ambiente malsano. Una cinta con una trabajada dirección de actores y un psycho-killer absolutamente arrebatador como es el célebre Chucky.

‘Muñeco diabólico’ es un inquietante thriller de terror con gotas de suspense. Un film pleno de tensión (a pesar de su trama rutinaria) y con una muy bien agradecida violencia en sus explicitas escenas de asesinatos. Todas ellas perpetradas por su juguetón protagonista: un pequeñajo de muy malas pulgas, deslenguado, con una perpetua risa maligna y un hábil manejo del cuchillo.

Además del serial-killer de goma-espuma, también tenemos a unos cuantos protagonistas excelentemente interpretados en lo que fue un gran casting. Catherine Hicks da vida a la sufridora madre soltera y trabajadora que ansía, sobre todo, la felicidad de su hijo. El pequeño se llama Andy y es interpretado por un sensacional Alex Vincent. Atención a la magistral interpretación que el pequeño lleva a cabo durante todo el metraje. Vincent presenta interacciones propias de un actor adulto y con tablas en esto de la actuación. Algo impropio viendo los seis años (la misma que su personaje) que tenía cuando rodó la película. Mención especial para la secuencia en donde Andy deberá hacer frente a un enfurecido Chucky dispuesto a transportar su alma al cuerpo del pequeño.

Dejando al margen a «madre e hijo», también nos encontramos con Chris Sarandon como el detective Norris. Sarando es un notable actor de carácter que saltó a la palestra por su papel en Tarde de perros(Sidney Lumet, 1975). Aquí logra una transformación totalmente creíble como un decidido agente de policía. Especialmente causará sorpresa para aquellos que lo descubrieron en el citado largometraje de Lumet, en donde daba vida a un homosexual con pintas de maruja de extrarradio.

Por último, párrafo al margen merece Brad Dourif que alcanzaría la inmortalidad gracias a prestar su voz, y rasgos físicos, primero al verdadero “Chucky”, y luego a su versión en muñeco. Tras esta, el actor norteamericano haría carrera dentro del género de terror y también se dejaría ver interpretando personajes oscuros e inestables.

‘Muñeco diabólico’, dejando aparte su valor cinematográfico, presenta a su favor el haberse gestado en una década de culto: los años ochenta. Este era un tiempo en el que cine tenía una magia especial. Son bien visibles las referencias a Terminator (James Cameron, 1984) en su clímax final (atención a la forma de andar del protagonista, imparable a por su objetivo vital), y a la menos conocida ‘Almas de metal’ (Michael Crichton, 1973).

Holland logra transformar la historia de Don Mancini, a priori imposible, en un notable divertimento de menos de hora y media de duración. Lejos de amilanarse por su prólogo, logra levantar el vuelo y hacer olvidar al espectador la imposibilidad de los hechos que nos son contados. De esta forma, nos narra las vivencias de un niño que ansía cariño (Andy) y de cómo su amistad con su muñeco Good Guy le dará, en un principio, esa felicidad y amor que buscaba. Hasta que se revelen las verdaderas motivaciones de Chucky: el asesinato y la vendetta.

Las apariciones del muñeco están inteligentemente manejadas y van dosificándose a lo largo del metraje. Primero con un trabajo de cámara en primera persona que simula las correrías del juguete. Posteriormente ya en un glorioso plano abierto en donde vemos al muñeco en movimiento y funcionando a pleno rendimiento. De sus intervenciones se lleva la palma el primer ataque de Chucky contra Mike Norris. También su visita al santero que le enseñó el ritual para transferir su alma, una secuencia simplemente magistral en donde podremos verle hablar y torturar al sacerdote vudú.

“¿Amigos hasta el fin?” (Chucky).

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Muñeco diabólico, una genial presentación a la audiencia de uno de los serial-killers más entrañables y sádicos del cine de terror. Magistral dirección de Tom Holland y un trabajo de los actores a gran altura. Este film es una joyita muy disfrutable y totalmente apta para los que quieran pasar un “mal rato”.

Tráiler de Muñeco diabólico

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