Noche de miedo
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Hoy brindamos un pequeño homenaje a una gran joya del género vampírico en tono de comedia juvenil que rodó en 1984 el buen artesano Tom Holland. Un film que, contra todo pronóstico, logró destacar a nivel de taquilla y crítica gracias a su inteligente mezcla de horror, humor adolescente y sangre, lo que dio lugar a una más que necesaria revitalización del cine de subgénero vampírico. Bienvenidos a… ‘Noche de miedo’.

Jerry Dandridge

Crítica de Noche de miedo

Tom Holland, que venía de fracasar en el mundo de la interpretación, tuvo mejor suerte como guionista y más tarde como director, debutando con la magistral ‘Noche de miedo’, una película que fue precursora en su época de aportar ideas y conceptos que serían explotados más tarde en otras películas de temática similar. Y este concepto no fue otro que el de la autoparodia, logrando un equilibrio idóneo entre el cine de terror y el humor adolescente, algo que aportó savia nueva al género y que sirvió como gancho para un público ya hastiado de ver siempre lo mismo.

En cualquier caso, esta es una cinta que, si bien se sustenta sobre una buena base paródica, realmente se trata de un film de terror con buenas dosis de sangre, colmillos y transformaciones a cual más espectacular y escalofriante. Tanto que me atrevería a afirmar que en el conjunto global, la parte “terrorífica” termina ganando el pulso a la parte más “humorística” del relato, aunque a lo largo de toda la trama seremos testigos de una sucesión de secuencias, líneas de diálogo y personajes (especialmente el exquisito Peter Vincent en una clara parodia de Van Helsing) que nos dibujarán más de una sonrisa en el rostro.

Peter Vincent

Para los amantes del género de vampiros y el mito como tal, cabe señalar que la película de Holland respeta los orígenes, costumbres y puntos débiles de los seres de la noche, aunque es cierto que con algún que otro matiz o alguna licencia de más (el personaje de Evil Ed, al ser mordido por el vampiro líder, no sólo se convierte en otro vampiro, sino también en… ¡¡un hombre perro!!). Mención especial cabe hacer a los increíbles efectos especiales de Richard Edlund (responsable de los efectos de la trilogía original de ‘La Guerra de las Galaxias’), tan realistas y trabajados que uno cuesta imaginarse que hoy en día se pueda lograr un efecto parecido a través del CGI. De hecho fue la primera vez en la historia del cine de vampiros que se empleaba la cantidad de un millón de dólares en los trucajes de FX. Transformaciones escalofriantes, maquillajes para el recuerdo y escenas grotescas que, si bien forman parte de toda la complicidad paródica del conjunto, es de recibo reconocer que la película quizás pueda inquietar algo más de lo esperado, sobre todo a los más jóvenes.

Noche de Miedo

Aunque sin lugar a dudas, el punto más fuerte de ‘Noche de miedo’ no es otro que sus personajes, concretamente el interpretado por el siempre excelente Roddy McDowall metido con alma y corazón en la piel del ciertamente miedoso showman Peter Vincent (cuyo nombre es una clara  mezcla de dos leyendas del cine de género, Peter Cushing y Vincent Price) en el mejor personaje de toda la película. Y, por supuesto, no olvidemos a Chris Sarandon (años después volvería a trabajar con Holland en otro clásico de culto, Muñeco diabólico) en el papel del vampiro Jerry, otorgándole una elegancia y carisma a su no-muerto digna de elogiar. De dar vida a los adolescentes de la película se ocuparon William Ragsdale como Charley, Amanda Bearse como su novia Amy y Stephen Geoffreys como su mejor amigo y posterior Evil Ed.

Por otra parte, algo muy curioso cabe resaltar de la película, y es que cada uno de sus personajes experimenta una interesante evolución de personalidad cuando deciden hacer frente a los vampiros, venciendo incluso sus propios miedos. Así pues, Charley consigue madurar notablemente venciendo todos sus temores. Amy, su pareja sentimental, pasa de convertirse en una chica recatada y tímida sexualmente a experimentar una furiosa hambre de sexo como consecuencia del poder persuasivo del vampiro líder. Por otra parte, Peter Vincent, que no dejaba de ser un mero presentador televisivo que renegaba del cine de terror, termina convirtiéndose en todo un Van Helsing dispuesto a destrozar corazones estaca en mano. Y no olvidemos a Ed Evil, el raro y excéntrico amigo de Charley, que pasa de ser el personaje del que todos se burlan o nadie toma en serio a convertirse en un cruel vampiro y posterior hombre perro tan raro e inusual como su personaje antes de ser mordido.

Ed

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Noche de miedo, un producto juvenil pero al mismo tiempo terrorífico, rodado con elegancia y buen pulso (atención a los plano-secuencia aéreos o travellings que simulan el vuelo de los no-muertos) y que hace gala de una honestidad y sinceridad que hoy día se echa de menos en productos actuales. Una de las mejores propuestas y más solventes películas de terror adolescente de la década de los 80 que nadie debería de perderse. Una maravilla a la que le seguiría una floja secuela dirigida por Tommy Lee Wallace que si bien ya no está, ni mucho menos, a la altura de su predecesora, si que es como mínimo curiosa.

Noche de Miedo

‘Noche de miedo’. El inicio del proyecto y curiosidades sobre el rodaje.
Tom Holland nació en Nueva York en 1943, comenzó su carrera como actor a mediados de los años sesenta en pequeñas aportaciones en el mundo de la televisión o largometrajes de bajo rango, aunque tras el poco éxito en su faceta como intérprete, decidió probar suerte como guionista de cine fantástico a principios de los años 80, escribiendo los libretos de ‘Con la bestia dentro’ (1982) de Phillipe Mora, un relato sobre licántropos; el clásico de culto ‘Curso 1984’ (1982) de Mark L. Lester. La secuela Psicosis II. El regreso de Norman (1983), de Richard Franklin, o ‘Juego secreto’ (1984), también dirigida por Franklin.

Tom Holland

En ese momento, y tras ganarse un decente nombre como guionista de género, Holland decide dirigir su primera película basada en un guión propio, ‘Noche de miedo’, un film de serie B de terror adolescente producido por Herb Jaffe con un presupuesto estimado de 9 millones de dólares.

La elección de actores sería el siguiente paso, y si Holland no quería sucumbir al fracaso en su primer intento como director, debía de apostar por actores de talento y carisma para su primera película. Y así fue. El primer actor escogido para el proyecto fue Chris Sarandon, candidato al Oscar a mejor actor de reparto por su actuación de homosexual junto a Al Pacino enTarde de perros (1975), sería Jerry Dandrige, el nuevo vecino del que Charley sospechará que es un vampiro.

Noche de Miedo

Por otra parte, William Ragsdale, cuya carrera no fue demasiado prolifera y cuyo papel de más entidad sigue siendo el de Charley, fue el elegido para interpretar al joven adolescente aficionado al cine de terror que experimentará el horror en sus carnes al descubrir el verdadero origen de Jerry. Pero la joya de la corona sería la incorporación de Roddy McDowall, actor Inglés que ya contaba con experiencia en el género fantástico por sus participaciones en films comoEl planeta de los simios (1968), de Franklin J. Schaffner, o ‘La leyenda de la mansión del Infierno’ (1973), dirigida por John Hough, sería el responsable de encarnar al divertido Peter Vincent, un escéptico presentador televisivo de un programa de terror llamado «Noche de miedo» y que al final terminará ayudando a sus amigos Charley y Amy. Como curiosidad, cabe destacar que McDowall no fue exactamente elegido por Holland, ya que realmente fue una propuesta del productor y amigo de Holland, Guy McElwaine.

Por último, el actor Stephen Geoffreys se metió en la piel de Ed Thompson, el extrovertido amigo y compañero de fatigas de Charley; mientras que Jonathan Stark, productor y también guionista, consiguió el papel de Billy Cole, secuaz y mano derecha de Jerry.

Peter Vincent

Como apuntábamos unos párrafos más arriba, uno de los puntos fuertes de la película son los increíbles efectos de maquillaje, los cuales trajeron de cabeza a más de un actor dado el elevado número de horas que tardaban en ser maquillados para la ocasión. De hecho, el propio Sarandon necesitó de ocho horas seguidas de maquillaje para plasmar en pantalla con solvencia su cara más vampírica y atroz. Sin embargo, el actor Stephen Geoffreys lo pasó aún peor, pues fueron nada más y nada menos de doce horas las que necesitó para transformarse en vampiro-lobo. Por otra parte, la actriz que interpretó a Amy, la novia de Charley, también requirió de un gran trabajo de maquillaje para convertir su bello rostro en un horrible engendro de enormes fauces y dientes afilados. Como curiosidad cabe destacar que el director impidió a Ragsdale ver a Bearse maquillada antes de la escena en la que Charley descubre por primera vez que Amy ha sido vampirizada, para de este modo sorprender realmente al actor y asustarle, algo que dio resultado a tenor del salto que dio Ragsdale en el set de rodaje al ver a su compañera de reparto con semejante rostro desfigurado.

‘Noche de Miedo’ se estrenó en Estados Unidos el 4 de Agosto de 1985, cosechando la cifra de 6 millones de dólares en su primer fin de semana de proyección y 25 millones al final de su carrera comercial en cines USA, convirtiéndose en la segunda película de terror más revelante del año trasPesadilla en Elm Street 2. La Venganza de Freddy (Jack Sholder, 1985). En España la película también funcionó a las mil maravillas.

El film de Holland ganó el premio del festival “Fantasy & Horror Films de los EEUU” al Mejor film de Horror, Actor de Reparto para Roddy McDowall y mejor Guión. También se proclamó vencedora en los “Festivales de Avoriaz” (premio Dario Argento) y “Fantasporto” (mención especial de la crítica).

Noche de Miedo

El cine de vampiros y su evolución en clave de comedia.
A pesar de mi predilección por el cine de género y fantástico, he de reconocer que nunca he sentido una gran devoción por el género vampírico. Y soy consciente de que los grandes amantes de la mítica figura del vampiro en el mundo del cine seguramente van a discrepar con lo que se van a leer en las siguientes líneas, pero un servidor reconoce en estos instantes que nunca he disfrutado con una película clásica de vampiros, ni tan siquiera he sentido admiración por el mito de Drácula, plasmado en pantalla hasta la saciedad y el aburrimiento. De hecho, más que producirme miedo o inquietud, cada película que me echaba a la cara me hacía sentir indiferencia y pasividad.

Drácula

No obstante, siempre que he tenido ocasión he visionado un buen número de films de dicha temática porque opinar sin conocimiento de causa no es válido, y tras ello sólo puedo afirmar que todas y cada una de estas películas, especialmente las continuaciones y secuelas de los primeros clásicos en blanco y negro, rozan lo reiterativo, a veces hasta la desesperación.

En cualquier caso es bien cierto que el género vampírico ha dado mucho de sí desde los tiempos de ‘Nosferatu’ (1922), de F.W. Murnau (curiosamente la única película que ha logrado mantenerme pegado al sofá), pero la repetición de conceptos, situaciones y personajes no hizo más que agotar un subgénero (y a un público) que comenzó a hacerse tan cotidiano que perdió parte de su encanto… tras las interminables películas sobre el Conde Drácula protagonizadas desde los años 30 por actores tan diversos como Bela Lugosi, Christopher Lee, Frank Langella, John Carradine, Ingrid Pitt o Carroll Borland, en actuaciones en la mayoría de ocasiones soberbias e irrepetibles, todo sea dicho.

Nosferatu y Drácula

De este modo llegaron los años 80, y la figura del vampiro clásico, elegante y erótico que venía siendo conocido hasta entonces quedó revitalizada y renovada gracias a varias producciones quizás menos serias, pero sí más ligeras, entretenidas y divertidas, pese a que rompían en parte con la misticidad y el esquema de la figura clásica del vampiro en el cine, algo que obviamente ha irritado durante décadas a los seguidores de estas criaturas de la noche.

Una de esas cintas que sí consiguieron captar mi atención fue ‘Noche de miedo’ (1985), una película que básicamente ignoraba las reglas habituales del cine más clásico de vampiros de los años 30 y que nos narraba la leyenda a través de un punto de vista más autoparódico y ameno, aunque no exento de buenas dosis de terror y sangre. Y desde mi punto de vista, esto le sentó muy bien a un género que comenzaba a experimentar grandes signos de agotamiento, a pesar de que años atrás, concretamente en 1967, Roman Polansky intentó innovar estrenando la excelente parodia de terror ‘El baile de los vampiros’ (The Fearless Vampire Killers, or Pardon Me, But Your Teeth Are in My Neck).

El Baile de los Vampiros

Tras la estupenda e irrepetible ‘Noche de miedo’, se estrenaron otras películas que siguieron su misma estela, como la siempre recomendable y a ratos superior ‘Jóvenes ocultos’ (The Lost Boys, 1987) de Joel Schumacher; ‘Una pandilla alucinante’ (The Monster Squad, 1987) de Fred Dekker, cinta de aventuras adolescentes que homenajeaba a la Hammer y donde Drácula tenía sus minutos de gloria; u otros productos sucedáneos también en clave de comedia aunque menos revelantes, como la hilarante propuesta inglesa ‘Yo compré una moto vampiro’ (I Bought a Vampire Motorcycle, 1990), de Dirk Campbell; o ‘Un vampiro suelto en Brooklyn’ (Vampire in Brooklyn, 1995), de Wes Craven. Pero ninguna ha quedado tanto en el recuerdo, salvo el citado film de Schumacher, como lo hizo ‘Noche de miedo’.

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