Muñeco diabólico 2
Dos años después de la muerte de Chucky, la madre de Andy Barclay se encuentra internada en un psiquiátrico tras contar la versión de los hechos, a lo que nadie la creyó. Ahora, Andy se encuentra sólo en un centro de acogida en busca de una familia que lo pueda adoptar. Pero con lo que Andy no cuenta es que la compañía de juguetes Child´s Play ha decidido reconstruir el muñeco destrozado en la primera película para demostrar que todo lo afirmado durante estos años era falso. Ahora Chucky, más vivo que nunca y con ansias de venganza, irá tras la pista de Andy para lograr alcanzar su meta de una vez por todas: traspasar su alma al cuerpo del niño.
John Lafia, coguionista de la película original, se pone tras las cámaras en la primera y exitosa secuela de ‘Muñeco diabólico’, ofreciéndonos un film que si bien resulta inferior a su predecesora, sí que se puede considerar sin muchos problemas como la mejor secuela de la saga. ‘Muñeco diabólico 2’ es una segunda entrega llena de ritmo, tensión, humor macabro y un Chucky que devora la pantalla en cada una de sus intervenciones. Estos elementos convierten esta secuela en una continuación más que estimable.
Crítica de Muñeco diabólico 2
Prácticamente desde el día de su presentación al mundo entero con ‘Muñeco diabólico’ (Child´s Play, Tom Holland. 1988), Chucky se convirtió por derecho propio en uno de los más importantes y carismáticos iconos del cine de terror contemporáneo. Un cruel pero, al mismo tiempo, cautivador asesino en serie atrapado en el cuerpo de un inofensivo muñeco fruto de la mente de un Don Mancini que definió a su criatura como ‘la representación de los miedos infantiles’. Y razón no le faltó: Chucky logró meter el miedo en el cuerpo a miles de niños de todas las edades, los cuales mirarían con otros ojos a los muñecos presentes en sus habitaciones desde el estreno de la película. Por otra parte, y aunque no fue el primer film que trataba el tema de los muñecos vivientes (un año antes Stuart Gordon estrenó su estupenda, aunque menos mediática, ‘Dolls’. Aunque ya en los años 60 de tocó el tema en el episodio ‘El Muñeco’, de ‘La Dimensión Desconocida’), la franquicia iniciada por el artesano Tom Holland fue la única que perduró en el tiempo con el suficiente éxito tanto de crítica como de público, desbancando definitivamente a otras imitaciones y películas de estructura similar.
En definitiva, con el paso del tiempo la figura de Chucky se fue convirtiendo en pura ‘cultura-pop’ norteamericana, hasta el punto de inaugurarse un pequeño subgénero dentro del cine de terror: el de los ‘muñecos asesinos’, siendo Chucky en gran medida el precursor de una tendencia cinematográfica que aún se extiende hasta nuestros días.
Con un presupuesto de tan sólo 9 millones de dólares y un guión sencillo pero altamente original y plagado de momentos sensacionales, ‘Muñeco diabólico’ recaudó a nivel mundial la magnífica cifra de 44,200,000 millones de la misma moneda. Chucky se había convertido en toda una estrella gracias a su carisma, a su vocabulario soez y a sus métodos poco ortodoxos, resultando ser uno de los personajes más políticamente incorrectos pero, al mismo tiempo, más hipnotizadores del cine fantástico de la época. Por ello la Universal Pictures no tardó en poner en marcha una secuela, dirigida en esta ocasión por John Lafia, coguionista de la película original, y escrita de nuevo por el padre de la criatura, Don Mancini.
‘Muñeco diabólico 2’ (Child´s Play 2, John Lafia. 1990) contaría con un presupuesto algo más holgado de 13 millones de dólares, lo que contribuyó al perfeccionamiento de Chucky, ampliando su repertorio de gestos faciales y movimientos que le otorgarían una mayor credibilidad. En la presente secuela sin duda nos encontramos ante un muñeco mucho más vivo y realista de lo que ya era en el film anterior, algo que terminará por hacernos creer que Chucky se encuentra realmente vivo. Y es que lo mejor de la película es sin duda un arrollador Chucky “interpretado”, de nuevo, por el siempre exquisito y eterna figura del cine fantástico de serie B, Brad Dourif, que prestaría su voz al muñeco durante toda la saga, a lo que aprovechamos para recomendar el visionado de las películas en versión original.
Por otra parte, en esta secuela Chucky comienza a hacer gala de su peculiar sentido del humor negro, y es que si el film de Ton Holland se centraba más en el terror y en aprovechar el efecto sorpresa, John Lafia decide seguir apostando por el terror, pero introduciendo los ya clásicos matices irónicos en un guión realmente divertido y lleno de ritmo, algo que sumado a una personalidad de Chucky verdaderamente carismática plagada de citas y acciones aliñadas con macabras gracietas, nos encontramos posiblemente con uno de los mejores Chucky´s de la saga. No en vano podemos afirmar sin ningún temor que ‘Muñeco diabólico 2’ es la mejor secuela de la franquicia pese a los errores propios de las secuelas del cine de terror ochentero, algo de lo que el presente film tampoco queda exento.
La historia tiene lugar dos años después de los hechos narrados en la primera película. El pequeño Andy, de nuevo interpretado por Alex Vincent, se encuentra en un centro de acogida donde tratan de buscarle una familia tras el internamiento de su madre en un psiquiátrico, a la cual los medios de comunicación no creyeron tras los sucesos acontecidos en 1988. Mientras tanto, la empresa responsable de la producción de los Child´s Play decide recuperar los restos del muñeco para reconstruirlo, un error fatal que traerá graves consecuencias. A partir de ese instante el objetivo de Chucky será encontrar a Andy a toda costa para apoderarse de su cuerpo y abandonar definitivamente el muñeco de goma. Pero Andy contará con la inestimable ayuda de Kyle, una joven un tanto rebelde que también vive con la familia que ha acogido a Andy en su hogar.
A partir de este instante seremos testigos de algunos de los mejores momentos de la serie, llevándose la palma varios asesinatos que quedarían para siempre en la retina del espectador, como el de la severa profesora de Andy o el juguetero cuyo rostro es atravesado por unos ojos de plástico. Curiosamente Chucky comenzó a ganarse la simpatía del espectador a raíz de esta secuela, ya que por norma general terminaba asesinando a personajes que, en cierto modo, resultaban incordiosos o no lograban ganarse la simpatía del público. No sería la primera vez que a lo largo de estas atrocidades estemos más a favor de Chucky que de los personajes se carne y hueso, y con ‘Muñeco diabólico 2’ tendremos la oportunidad de comprobarlo.
Por otra parte el argumento es interesante y sabe mantener el interés del espectador en todo momento, sin embargo el problema de esta secuela es precisamente su carácter de secuela de una película de terror. Y es que como mandaban los cánones del género fantástico en los años 80/90, por tal de justificar secuelas de un film de éxito se termina cayendo en el error de romper con las reglas establecidas en la película original. Recordemos que en el film de 1988 se explica que la única manera de matar a Chucky es destrozando su corazón, algo que tiene lugar justo al final de la película. Por lo tanto no tiene demasiado sentido el regreso de Chucky tras el estado en el que quedó en la cinta de Holland, algo que sería la tónica habitual de la saga del mismo modo que sucede en la mayoría de ‘Slashers’.
Además no queda demasiado justificado el motivo por el cual la compañía decide reconstruir el muñeco al comienzo del film, y es que la razón de ello está un poco cogida con pinzas, tratándose más que nada de una excusa para resucitar el personaje y seguir aprovechando el tirón comercial tras el éxito de ‘Muñeco diabólico’. En todo caso todo esto es un mal menor, ya que no queda más remedio que aceptar las nuevas reglas establecidas y dejarse llevar por ello: lo verdaderamente importante es seguir disfrutando de Chucky y de su leyenda. De la sucesión de muertes crueles y originales llevadas a cabo por un Charles Lee Ray con muy malas pulgas. De los excelentes efectos especiales que alcanzarían su momento álgido a lo largo de un último acto sencillamente magistral en la fábrica de juguetes (sin duda uno de los mejores fragmentos de toda la franquicia), y de un ritmo trepidante plagado de momentos terroríficos que serían salpicados son sutiles gotas de sarcasmo y humor negro. Todo ello convierte esta secuela en una propuesta más que interesante y superior al resto de films que llegarían posteriormente.
Quizás el único punto más grisáceo es la falta de Chris Sarandon como el policía Mike Norris, que rechazó participar en la película; o un Alex Vincent que curiosamente interpreta a Andy Barclay con una parsimonia y desinterés que llama bastante la atención. En todo caso la verdadera estrella de la película y el que realmente interesa es sólo uno: Chucky. Lo demás casi estorba.
‘Muñeco diabólico 2’ recaudó alrededor de 36 millones de dólares, convirtiéndose en la película de la serie que mejor críticas recibió tras el film original. En 1991 se estrenó la siguiente secuela, ‘Muñeco diabólico 3’ (Child´s Play 3, Jack Bender), sin duda uno de los peores films de la franquicia y el que enterró a Chucky en el olvido durante años, hasta que Ronny Yu recuperó el personaje en la muy destacable ‘La novia de Chucky’ (Bride of Chucky, 1998). Pero esto es otra historia de la que hablaremos próximamente en Cineycine.
En resumidas cuentas
Terminamos esta crítica de Muñeco diabólico 2 afirmando que estamos ante una secuela que, sin ser superior al primer film, sabe mantener la esencia de aquel, pero profundizando en el espectáculo y en la acción. Por otra parte Don Mancini y John Lafia buscan con esta película otorgar a Chucky un carácter irónico y macabro-humorístico que realmente da mucho juego durante la película, lo que da lugar a la consagración de Chucky como una de las figuras más divertidas y queridas por los fans del cine de género. Sin duda se trata de una muy decente secuela, posiblemente la mejor continuación de la franquicia, sustentada por unos efectos especiales sobresalientes y unos minutos finales para el recuerdo en la fábrica de juguetes. Un film más que recomendable a pesar de alguna baja importante, como la de Chris Sarandon, o de un soso Alex Vincent como Andy Barclay.
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