La novia de Chucky
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Después de una tercera parte, que bajaba el nivel de las dos películas anteriores que fueron cuanto menos entretenidas, Don Mancini volvió (siete años más tarde) escribiendo el guión de una de las entregas más endiabladas y divertidas de este mítico muñeco que provocó pesadillas a más de uno. Eso sí, esta vez el más famoso good guy no regresó en solitario. Es la hora de conocer a… ‘La novia de Chucky’.

«El tamaño no importa, gilipollas, sino como la usas».-Chucky.

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Crítica de La novia de Chucky

Después de fracasar de manera estrepitosa con Muñeco diabólico 3(Jack Bender, 1991), Don Mancini, guionista de la cinta y responsable directo las aventuras de este «entrañable» muñeco, vio como sus posibilidades de seguir con las macabras historias de este personaje se reducían de manera considerable. Sin embargo, el éxito del cine de terror de finales de los 90 (claramente influenciado por el éxito de Scream’) hizo que múltiples productoras empezaran a mostrar interés en este género con la mezcla de terror, comedia y metacine. Esto hizo que Mancini viera aquí una salida para su franquicia.

Así fue como el director y guionista empezó a redactar el libreto de una nueva entrega de Chucky. Mancini potenció más el factor cómico (pero sin dejar de perder de vista del todo al terror) y convirtió al «good guy» en el protagonista absoluto. Las posibles víctimas quedan de lado y como unos meros atolondrados que sólo sirven para morir de las maneras más desagradable posibles.

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A grandes rasgos, estamos ante una comedia de terror endiabladamente divertida y entretenida. Estas características la hacen mucho más apetecible que su antecesora. Además, destacan sus homenajes al género. Homenajes que van desde la presentación de cuatro de los villanos del cine de terror más importantes (quién haya visto la película sabrá perfectamente a qué me refiero) hasta al cine de género más clásico (como la aparición de la cinta de ‘La novia de Frankenstein’, el modelo a seguir para esta película).

El encargo para dirigir el film recayó esta vez en Ronny Yu, un realizador oriental cuya filmografía, por aquel entonces, no era precisamente como para tenerlo en cuenta en un principio para una producción americana. Sin embargo, logra desenvolverse bastante bien en la película. Y aunque su labor no pasaría a la historia, sí que supo respetar a los films precedentes no usando tecnologías digitales para dar vida a los personajes. Aquí se usaron animatrónicos que dan bastante bien el pego.

En cuanto a las interpretaciones (esto es un decir), los personajes humanos no aportan demasiado al film, ya que aquí los verdaderos protagonistas son Chucky (Brad Dourif) y Tiffany (Jennifer Tilly). Ambos muñecos son las estrellas de la función. Sus pullas y su mala leche son lo que elevan el show.

«Si, claro. Yo me pongo al volante y tú a los pedales. ¡Somos muñecos, gilipollas!».-Chucky.

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En conclusión:
Finalizo esta breve crítica de La novia de Chucky, una entretenida comedia de terror en la que Chucky y Tiffany nos deleitan con un festival de ironías, mala baba y sangrientos asesinatos. Además, se incluyen algunos momentos para el recuerdo de la franquicia.

Tráiler de La novia de Chucky

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