La guerra de Hart
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Durante la Segunda Guerra Mundial, Thomas Hart es enviado a un campo de concentración al sureste de Dortmund. Allí tendrá lugar un asesinato porque la guerra es un animal que puede sacar lo mejor o lo peor de la gente. En su ¡20º aniversario! regresamos a la Stalag VI-A para descubrir como el honor, el sacrificio y el deber lo son todo en ‘La guerra de Hart’.

“Cosa extraña lo de las heridas de guerra. Cuanto más mayor… menos orgulloso estás de ellas” (Verner)

Crítica de La guerra de Hart

Seguramente, a estas alturas, pocos se acuerdan del nombre de Gregory Hoblit. Hablamos de un realizador artesanal cuya carrera estuvo sustentada por films de suspense tan famosos como ‘Las dos caras de la verdad’ (1996). También dirigió curiosas propuestas como ‘Frequency’ (2000). Y, además, presenta otros títulos interesantes como ‘Fallen’ (1998). Al final, la carrera de Hoblit ha quedado sustentada entre el cine y la televisión. Realmente no estamos ante un realizador ultrapopular entre los cinéfilos, pero si ante un realizador que tenía cierto talante. Hoblit solía entregar films lo suficientemente entretenidos e interesantes para ganarse, como mínimo, un visionado.

‘La guerra de Hart’ es uno de esos films que, si bien no es de lo mejor de la filmografía de Hoblit, sí que es entretenido y loable. Y eso a pesar de su fracaso. La película costó 70 millones de dólares y no fue capaz de recuperar el presupuesto. Muy probablemente esto condenó la carrera de Hoblit. De hecho, y después de ‘La guerra de Hart’, tan sólo dirigió dos películas más para cines: ‘Fracture’ (2007) y Rastro oculto (2008). El resto de su obra ha ido yendo toda a la pequeña pantalla.

Y es una lástima el fracaso comentado porque uno de los firmantes del libreto fue Billy Ray, otro especialista en el thriller. Terry George fue el otro guionista adaptando al script la novela de John Katzenbach. Estamos ante uno de los primeros trabajos de Billy Ray que luego iría levantando una más que interesante filmografía. Entre sus escritos como guionista destacan títulos memorables como La sombra del poder (Kevin Macdonald, 2009) o Capitán Phillips (Paul Greengrass, 2013). De hecho, parte del entretenimiento de ‘La guerra de Hart’ viene de la buena labor de escritura del guión.

Billy Ray y Terry George saben dosificar bien la trama de asesinato que sustenta la mayor parte del film. Por supuesto, también ahondan en las consecuencias de los actos de las personas en un conflicto bélico. Temas como el honor, el sacrificio y el deber son una constante dentro del metraje y a la hora del desarrollo de la investigación del asesinato. Un crimen con tintes raciales incluidos. Esto último pone de manifiesto que, incluso durante la Segunda Guerra Mundial, el racismo no era exclusivo de los nazis… De esta forma, hasta en un conflicto tan sanguinario como el que sirve de marco al film, los defectos del ser humano siguen patentes. Es importante destacar esto porque fue una realidad documentada en varios archivos. El propio Katzenbach la tomó como base para su novela.

Volviendo con Hoblit decir que se mueve como pez en el agua en el thriller judicial. Su narración es dinámica y entregada. Cierto es que no es la más memorable, pero si lo suficientemente atrayente de cara al entretenimiento que nos propone. Visualmente hablando, el film tampoco es la “panacea”, pero también hay que reconocerle en este aspecto a Hoblit su entrega por darnos una producción más que digna.

Por otro lado, los aspectos técnicos son buenos y acordes al presupuesto de la cinta. El diseño de producción no escatimó a la hora de recrear el campo de concentración de Stalag VI-A. Este recinto formaba parte del grupo de campos de concentración para prisioneros de guerra aliados construidos por los alemanes. Katzenbach lo escogió para inspirar su novela. Por su parte, la fotografía de Alar Kivilo capta el escenario en que transcurre el film de manera decente. Y, finalmente, la música de Rachel Portman aporta el elemento de suspense y dramatismo necesarios. Sin ser su trabajo más brillante como compositora, sí que funciona lo suficientemente bien.

Respecto al reparto, este fue uno de los films en los que a Bruce Willis todavía se le podía considerar una estrella, aun estando en modo “piloto automático”. Su papel del oficial McNamara no pasa a la historia en cuanto a sus tops de mejores roles, pero creo que aun derrochaba cierta presencia e importancia. Desde luego nada que ver con los “papeles” con los que nos ha estado “deleitando” en los últimos años… Dejando ya a Willis nos encontramos con Colin Farrell, que es el mejor de la función. Farrell destaca más no solo porque es el protagonista (Thomas Hart), sino también porque el irlandés cuando tiene personajes interesantes les sabe sacar provecho. Un ejemplo de esto es la secuencia de los interrogatorios que sufre su personaje. Ahí se le nota entregado a la causa.

Pasando a los secundarios tenemos a Marcel Iures como el oficial a cargo del campo de concentración. Iures tiene presencia y potencia en cuanto aparece en pantalla. Al igual que Farrell, también es de lo mejor del film en cuanto a interpretación se refiere. Importante crédito para Terrence Howard como el piloto negro (Lincoln A. Scott) acusado del asesinato del oficial Bradford (cameo expendable de un eterno secundario como es Cole Hauser). Howard es otro de los que tuvo tiempos mejores y ahora anda prácticamente desaparecido en cines. Su interpretación es competente y eficiente. El resto del cast cumplen más por su presencia y personalidad que por lo que son los personajes dentro del guion (incluido un joven Sam Worthington antes de dar su salto a la fama).

En conclusión.
Termino esta crítica de La guerra de Hart, a falta de ser un film memorable por lo menos resulta un film entretenido. Una producción con uno de esos castings convincentes y repleto de actores de caché de por aquel entonces. Además cuenta con un apartado técnico resultón y está lo suficientemente bien filmada para darle una oportunidad.

Tráiler de La guerra de Hart

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