El cazador
Un grupo de amigos, obreros de una fábrica de fundición, son llamados a filas para combatir en el Vietnam. Desde ese momento sus vidas, y todos los planes que tenían, quedarán en suspenso. Una vez allí, son capturados por el Vietcong y horriblemente torturados, quedando todos ellos heridos de diferente forma. (Cineycine).
“¿Volveremos del Vietnam? ¿Sabes una cosa? Todo cuanto tengo está aquí. Quiero a este condenado lugar. Sé que suena a tontería… pero si algo me ocurriera, Mike. No me dejes allí. Haz lo que sea, pero no me dejes allí. Tienes que prometérmelo, Mike. Tienes que prometerlo en firme”. Michael Cimino presenta: ‘El cazador’.
“A un venado hay que cobrarlo de un solo disparo. Dos es una chapuza” (Mike)
Crítica de El cazador
Michael Cimino pasó casi de la nada a lo más alto gracias a la película que hoy nos ocupa: ‘El cazador’. Cimino era un guionista que, previamente, solo tenía en su haber dos libretos para Clint Eastwood y un solo crédito tras las cámaras. Pero con este poderoso drama bélico consiguió la gloria absoluta. Cimino se alzó hasta un pedestal de gloria durante dos años. Hasta que, llegando “a las puertas del cielo”, cayó en el infierno.
‘El cazador’ es una feroz visión de cómo el Vietnam afectó irremediablemente a un grupo de amigos de Pennsylvania. Un claro reflejo de cómo el conflicto afectaría a toda una nación. Cimino visualizó el infierno en vida en aquel grupo de tres amigos que fueron a ganar una guerra. Además, y con un concepto acuñado por él mismo, Cimino ejemplificó las tres únicas maneras en las que la guerra puede afectarte a todos los niveles: Vivir, morir o quedar inválido (físico o mental) para los restos. No hay más. Desde ese tremebundo prisma se alza la historia que aquí presenciaremos.
La historia del film fue escrita casi por entero por el propio Michael Cimino. El otro guionista principal, Deric Washburn, un viejo conocido del director y contratado por EMI, dejó el proyecto a las seis semanas de estar sumergido en él. Cimino tuvo que compatibilizar la búsqueda de localizaciones reales por todo EEUU con la labor de escribano. Así pues, no tuvo más remedio que ponerse en contacto telefónicamente con otros escritores menores. Una serie de “plumillas” contratados por la producción que pasaban a limpio las notas sobre la historia de Cimino. Por todo ello se dice, y con razón, que ‘El cazador’ es una película de Michael Cimino. Su triunfo personal más grande.
Estamos ante un largometraje tan excesivo como hipnotizante. Más de tres horas de metraje en su corte original, con una mirada clave a un momento negro de la historia de América. Todo ello sustentado por un gran arco de personajes en pleno conflicto interno y una serie actores a muy gran nivel. Ojo a la dura vida en la siderúrgicas, al impresionante contraste en las casi oníricas secuencias de las montañas en las jornadas de caza y al veladísimo, y desolador, prisma una vez están en Vietnam. La labor de dirección, fotografía y ambientación realmente son sobresalientes.
La desgarradora peripecia por el Nam, y el impresionantemente convulso paso por Saigón, lucen tremendamente impactantes. Uno vive realmente la guerra, siendo partícipe de toda la locura que fue aquello. Todo es un sinsentido, hasta en las postales más comunes: véase la prostituta que presta sus servicios con un bebé llorando metido en una caja. Ni hablar ya de toda la epopeya del cautiverio, o el inenarrable uso de la ruleta rusa. Ayudan, sobre todo, la unión de imágenes reales de informativos de la época, y el velado negativo tratado por Vilmos Zsigmond (director de fotografía), que choca de lleno con la misma fotografía del primer tercio: en la montaña y en los alrededores de la Siderúrgica, y en el amplio tratamiento de la boda y posterior celebración de uno de los protagonistas. Tramo este que ocupa más de una hora de metraje.
En su paso por la gala de los Oscars de 1979, el film se llevó cinco estatuillas (entre ellas, mejor película y director) para un total de nueve nominaciones. Además sirvió para lanzar las carreras de Michael Cimino, Christopher Walken y Meryl Streep. Ya solo por su legado, es un film que hay que ver por lo menos una vez en la vida. También merece una mención especial la música obra de Stanley Myers. Aunque no recibió nominación alguna, su banda sonora es de esas que se queda grabadas por su sentido todo melancólico.
La película está claramente dividida en tres tramos. O, mejor dicho, en tres actos. El primero es la presentación del grupo de amigos formado por Mike, Nick, Stevie y Stan, y su familia y/o parejas. Con el bar regentado por John como lugar seguro para todos ellos. La boda de Stevie será el punto culminante de celebración de sus vidas. Esa misma boda coincide con la marcha de tres de los cuatro a la guerra. Toda esta parte dura exactamente una hora y cinco minutos. Y, según las expectativas que uno tenga de la película como film bélico, pueden hacerse largos. Personalmente nunca me lo han parecido. Más bien me resulta un prólogo muy acertado y un dibujo preciso y clave para entender las personalidades de los protagonistas y lo que veremos en los dos siguientes tramos de la película.
El segundo acto dura algo menos: aproximadamente unos cuarenta y cinco minutos. Este segmento es el que narra el cautiverio y las consecuencias. Resulta más corto, pero es muy visceral por toda la inhumanidad que presenciaremos. Sin duda, un tramo helador y muy conseguido. Por último, el film entra en una especie de impasse. Esa sí que la considero la parte más prescindible de la obra. O, por lo menos, en la que se podría haber recortado en minutos. Son los instantes de la vuelta a casa. Veremos, desde tres puntos de vista, lo que es “volver de la guerra”. Luego el peso de la amistad y las promesas nos llevarán a un clímax tremebundo.
Y ¡cómo no! hablando de ‘El cazador’ es imposible no citar el epílogo. Un epílogo tachado por muchos como fascista y sensiblero con el uso del “God Bless America”. Personalmente creo que el cierre logra emocionar desde el corazón. Cimino, en ningún momento, quiso lanzarse a lo fácil. Más bien, quiso entonar un canto de fe para con los veteranos y sus familias.
El casting de ‘El cazador’ está encabezado por Robert De Niro, de largo el más conocido de todos los intérpretes. Para muestra, su nombre es el único que aparece antes del título del film. Durante décadas, De Niro destacó este como el trabajo más completo de toda su carrera, por todo lo que el personaje y el entorno le exigieron. Su Mike es un hombre duro, decidido y leal. Y De Niro lo retrata a la perfección. El segundo en importancia, en minutos, estaría entre John Savage y Christopher Walken. Aunque ambos, en determinado momento, desaparecen de la pantalla.
John Savage (Stevie) entrega un nerviosísimo y sobrepasado chaval que debe rendir cuentas a su sobreprotectora madre, a su prometida y a sus amigos… además de partir obligado en breve a la guerra. Puede que su papel se haga demasiado excesivo en cuanto a la forma en que lo interpreta. Pero, tal y como estaba escrito, no podía hacerse de otra manera. Savage no es de lo mejor del elenco, pero ni mucho menos tampoco es lo peor. El que sí sobresale junto a De Niro es Christopher Walken (Nick). El actor entrega dos versiones de su personaje: una antes de ir al Nam y otra durante y después de la guerra. La transformación de Walken es tremebunda y algunas de sus escenas son autentico oro. Por su parte, un ya gravemente enfermo John Cazale es Stan, un tipo que siempre va en busca de broncas.
Llegamos así a Meryl Streep encarnando a Linda, el personaje femenino con más peso del relato. Un rol con una gran cantidad de sentimientos encontrados. Meryl consiguió el papel, además de por su innegable valía como actriz, por la insistencia del propio De Niro a que ella estuviera en el set, ya que también era la novia de John Cazale en aquellos años. Finalmente tenemos la aparición de George Dzundza como Jack, el cocinero del bar local.
“¡Dios mío, esto está lleno de ratas!” (Stevie)
En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de El cazador, un largometraje clave del cine de los últimos cincuenta años. Una de esas películas que pueden pasar como atemporales y que se eleva ante otros films de su misma temática gracias a su fiel reflejo de las personalidades de sus protagonistas, seres imperfectos todos ellos, y a su incontestable poder visual.
Tráiler de El cazador
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