Godzilla (1998)
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Después de un buen puñado de secuelas en su país natal, el rey de los monstruos por antonomasia hizo un pequeño viaje a la Gran Manzana. En ella se dejó ver en el año 1998 gracias a TriStar y Roland Emmerich. La campaña publicitaria fue brutal pero la recaudación no fue la esperada. No obstante, «el rey de los monstruos» demostraba que aún tenía el carisma de antaño. De todo ello hablaremos en esta crítica de Godzilla (1998).

“¿Y cómo es posible? ¿Qué es? ¿La Virgen lagarto?” (Alcalde Ebert)

El nacimiento de un titán: Godzilla, el rey de los monstruos

Se podría decir que el origen de Godzilla es puramente el azar. Su nacimiento se corresponde con el enorme aprecio del, por aquel entonces productor de Toho, Tomoyuki Tanaka por King Kong’, el colosal gorila procedente de una isla perdida que era llevado a Nueva York. Estoy hablando de la película de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack. Un film que entró directamente en la cultura popular. Tanaka, impresionado por la calidad técnica de la cinta, tuvo la idea de hacer una película de similares características.

Japón aun estaba en pleno proceso de recuperación después de su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Así las cosas, los inicios del proyecto cinematográfico fueron desastrosos. No obstante, Tanaka buscó un realizador para su tan deseado “Proyecto G”, que así se llamaba por aquel entonces «Godzilla» y trataba de un pulpo gigante que atacaba la bahía de Tokyo… El proyecto cayó en manos del realizador de documentales Ishiro Honda, que se mostró un tanto dudoso sobre el film que le había propuesto Tanaka. El director veía la historia como: «una mera película de entretenimiento». Hasta que se le ocurrieron dos ideas que cambiarían drásticamente la trama: El monstruo no sería de origen prehistórico o similares, sino que sería producto de una explosión nuclear. Y, por otro lado, se usaría a un hombre metido en un traje interpretando en todo momento a la criatura.

Honda también hizo un enorme hincapié por alejarse de las producciones estadounidenses. Ese tipo de películas comentaba que: «eran demasiado ligeras y apostaban por lo mismo». El realizador empleó como telón de fondo la explosión nuclear que da origen al monstruo como analogía de lo negativo que puede llegar a ser la energía nuclear. Godzilla se transformó así en una representación del terror nuclear. Dato importante es que el film se estrenó tan sólo 10 años después del lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Así pues, el inocente proyecto inicial pasó a ser mucho más dramático y oscuro. Finalmente, este Godzilla original fue diseñado por Eiji Tsuburaya, quien se inspiró en diversos dinosaurios como T-Rex o Stegosaurus.

Al respecto del mercado internacional, resaltar que muchas de las películas originales del coloso atómico ni siquiera salieron en los cines estadounidenses ni en los europeos. En España tuvimos la suerte de que Manga Films sacara a la luz varios VHS de algunas de las cintas de los 90. Entre ellas: Godzilla contra King Ghidorah o Godzilla contra Mothra’. En los USA salieron a través de la televisión. Sin embargo, la expansión del “fenómeno Godzilla” se debió aEl retorno de Godzilla de 1985 y al posterior éxito de Parque Jurásico(Steven Spielberg, 1993). Esto hizo que los responsables de TriStar Pictures pusieran sus miras en el posible éxito del personaje en tierras occidentales.

‘Godzilla (1998)’ no fue un camino de rosas. TriStar puso sus miras en Jan de Bont para dirigirla con Ted Elliot y Terry Rossio como guionistas principales. En la historia de ambos guionistas, Godzilla no tenía sus orígenes nucleares, sino que era creación de la raza de la Atlántida para defender la Tierra de un monstruo alienígena. Finalmente, a de Bont le entró la cordura y abandonó el film al ver que el estudio no estaba dispuesto a darle un presupuesto de 120 millones. El guión quedó cogiendo polvo hasta que Roland Emmerich y su socio, Dean Devlin, envalentonados por su éxito con Independence Day’, accedieron a reescribir (bajo su propio criterio) el libreto. Terminando el asunto, el propio Emmerich se agenció la silla del director.

Crítica de Godzilla (1998)

Antes que nada, me parece injusto el ninguneo a esta película de Emmerich. Parte de ese excesivo “odio”, o manía a la misma, proviene de que muchos de los fans del personaje no perdonaron las «licencias» que se tomó el propio director a la hora de la filmación. «Licencias» especialmente en lo concerniente al diseño del propio monstruo. Insisto en que esta película se hizo «a rebufo» del éxito de la ya citada ‘Parque Jurásico’. En consecuencia, no cabía en la cabeza de los productores de TriStar realizar un monstruo similar al de la Toho. De esta manera, lo que Emmerich presentó fue un monstruo más similar a un T-Rex que a un gigantesco lagarto mutante. Por su parte, la Toho le cambió el nombre, más por vergüenza que por otra cosa, por el menospreciativo de “Zilla”

Las «libertades» de Emmerich no sólo concernían al diseño del personaje, sino también a ciertos rasgos del mismo. Quizás el que menos me convenció fue el que eliminara de raíz el famoso accidente nuclear. Hay que tener en cuenta que esa es una característica marca de la casa del personaje, a parte de su supuesta invencibilidad. Volviendo a los fans, estos ningunearon el film de Emmerich de una manera un tanto injusta. El espectacular director alemán lo que hizo (en mayor o en menor medida) fue seguir algunas de las pautas de “la época Heisen”. Recordemos que en esa época Godzilla, aun siendo un temible villano, caía bien y quedaba más bien como un antihéroe que como un villano.

Terminando con el aspecto y rasgos de Godzilla hay que destacar que Patrick Tatopoulos, diseñador de criaturas del film, recibió ordenes especificas de Emmerich para crear un Godzilla de aspecto similar a la ciudad de NY. El objetivo era lograr un efecto de mimetización con los edificios y localizaciones. Además, Emmerich le comentó la idea de hacerlo más rápido y ágil que en la versión original nipona.

La cinta de Emmerich sigue los patrones de su anterior producción, ‘Independence Day’. Por si fuera poco, en ciertos momentos de ‘Godzilla’ se nota cierto autoplagio hacia ‘ID4’. Me refiero a la destrucción “a cascoporro” y al derrumbe de varios monumentos de la ciudad de Nueva York. Por supuesto también encontramos aquí a los militares divertidos, los científicos frikis y los personajes que saben más de lo que hacen saber. Inclusive tenemos el mayor homenaje a ‘ID4’ en la secuencia de acción con los helicópteros de combate sustituyendo a los cazas.

Todo lo expuesto hace pensar seriamente que Emmerich cogió el guión de su anterior éxito y se puso a copiar elementos de aquella. Eso sí, no me malinterpreten, a pesar de sus carencias, ‘Godzilla (1998)’ es un producto disfrutable e incluso nostálgico. No hay más que ver como en muchas de las secuencias se usaron maquetas de edificios reales de Manhattan y animatrónicas de múltiples partes de Godzilla y su prole. Estos últimos, un claro homenaje a los Velociraptores de la cinta jurásica de Spielberg.

Entrando en las labores interpretativas del reparto es donde el film realmente flojea con algunas decisiones de casting bastante fallidas. En el rol protagonista tenemos a Matthew Broderick. Lo siento, pero desde que acudí al estreno no me lo creí en ningún momento. A día hoy sigue sin transmitirme credibilidad y su presencia la veo cuanto menos “anticarismática”. Es una pena escucharle frases que en boca de otros actores hubieran resultado más interesantes y creíbles que en la suya. Por mi parte, Emmerich metió la pata en la elección de su protagonista.

Seguimos con más errores de casting, siendo el mayor la elección de Maria Pitillo como «novia-coprotagonista». La actriz resultó, a todas luces, horrible y bastante penosa. Un personaje que termina siendo una mera “cría” a la que dan ganas de que se la coma alguno de los monstruos que aparecen.

Sin embargo, no todo el reparto de actores es malo. Las elecciones para interpretar de Kevin Dunn como Hicks y Jean Reno como Phillipe Roache resultaron, de lejos, las mejores de toda la cinta. Especialmente la de Reno, un actor que durante los 90 vivió una época de pleno apogeo derrochando carisma. En este film no fue una excepción, de hecho, durante el tercio final se come todos los planos de su anticarismático compañero de reparto, Matthew Broderick. Por otro lado, como dato curioso Michael Lerner interpretó al alcalde Ebert, el apellido «Ebert» era un guiño total al famoso crítico Roger Ebert.

En conclusión.
Aun teniendo fallos, ‘Godzilla (1998)’ consigue ser una entretenida cinta de monstruos gigantes. Un film superior a muchas de las secuelas del titán nipón (especialmente despropósitos como ‘El hijo de Godzilla’ o ‘La venganza de Godzilla’). Al margen de que el guión fuera sumamente similar a ‘Independence Day’ o que Godzilla no tuviera los atributos que tenía en otras de sus muchas películas, aún con todo eso, sigue resultando un film muy entretenido.

“Godzilla volverá…”.

Curiosidades.
-El rugido de Godzilla (el cual no se ha cambiado ni un ápice en toda su historia) procede de la puerta principal de los estudios Toho en Japón.
-Para la llegada del monstruo a Nueva York  se usó un muelle en miniatura y una cabeza de Godzilla, además de explosivos para lograr un efecto destructor. Por su parte, el actor se añadió a través de efectos generados por ordenador.
-Aunque el film fue un “fracaso” en los Estados Unidos, en una entrevista durante la promoción de ‘El día de mañana’, Emmerich comentó que todos los padres le dicen que sus hijos han visto la cinta muchas veces.
-La película tiene un final en cierta manera «abierto». Sin embargo, no tuvo secuela de manera cinematográfica, sino que se estrenó una serie animada. Esa serie contenía ideas de Roland Emmerich y Dean Devlin que eran productores ejecutivos.

Tráiler de Godzilla (1998)

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