Flash
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En el año 2011, DC Cómics publicó ‘Flashpoint’, una miniserie de 5 historietas guionizadas por Geoff Johns con dibujos de Andy Kubert. Dos años después, en 2013, el equipo de animación de Warner Bros estrenó ‘La Liga de la Justicia: La paradoja del tiempo’. Ahora, y tras 12 años, la obra de Johns y Kubert es adaptada muy libremente en ‘Flash’.

“Me he cargado el Universo. He creado un mundo sin metahumanos” (Flash)

Crítica de Flash

Conviene empezar advirtiendo que ‘Flash’ no es para nada una obra maestra y cima del género superheróico. Afirmación esta que algunos iluminados han venido soltando a toda prisa. Realmente no sé qué es lo que lleva a determinados personajes a realizar afirmaciones tan contundentes y desproporcionadas, o sí que lo sé… No obstante, lo que sí es correcto decir es que ‘Flash’ es una película globalmente superior a Black Adam (Jaume Collet-Serra, 2022) y también a¡Shazam! La furia de los dioses (David F. Sandberg, 2023). Pero tampoco nos engañemos, es superior por el hecho de representar el cierre de una etapa y por su factor nostalgia. Factor este último concentrando casi todo en la parte final de la propuesta.

Hablando del cierre de una etapa, y del elemento nostalgia, creo que merece la pena detenerse en ambos. Para ello, lo primero es recordar que el guión es de Christina Hodson. La guionista, de corta e irregular trayectoria, se apoya libremente en la miniserie conocida como Flashpoint’. Aquí los cómics de Geoff Johns y Andy Kubert sirven para cerrar la amada/odiada etapa de Zack Snyder… y abrirle las puertas a James Gunn como nuevo regidor del universo DC en Warner Bros. Es por esto que en ‘Flash’ contaremos, por ejemplo, con dos versiones diferentes de Batman: la de Ben Affleck y la de Michael Keaton. Y, precisamente, son estos guiños al pasado reciente, y al pasado lejano, donde se activa la nostalgia de los fans. Algo similar se hizo hace bien poco en Marvel con el estreno de Spider-Man: No Way Home (Jon Watts, 2021).

Y la mención al film de Spidey no es gratuita porque el tono de ‘Flash’ replica mucho el tipo de humor y drama manejado en Marvel. Así pues, en esta película del corredor de DC nos encontraremos con un humor demasiado facilón, estilo friki y hasta infantil que está presente en los dos primeros actos del film. Posteriormente, y ya en el último tramo, se concentra el drama ante una situación aparentemente imposible de resolver. También es esa parte la que apela al fan más clásico y veterano buscando emocionarle con según qué imágenes que nadie esperaría ver…

Todo lo comentado hasta ahora está expuesto en el marco de un viaje al pasado con sus respectivas paradojas temporales y “multiversos”. En este viaje se tira también mucho del metacine buscando el chiste y la complicidad con el público… especialmente con las recurrentes e inevitables referencias al gran clásicoRegreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985).

En la dirección, y después de su éxito en la adaptación de los dos capítulos de ‘It’, en WB decidieron dar el mando a Andy Muschietti. El director argentino tuvo que hacer frente a varios problemas en la producción. Incidencias que incluyeron los tan temidos reshoots. No obstante, creo que su trabajo en general supera al de Jaume Collet-Serra y David F. Sandberg. Ahora bien, queda claramente por debajo de todo lo que nos ofreció Zack Snyder. No olvidemos que del denostado Snyder han intentado beber todos los citados… especialmente a la hora de filmar los combates y las set-pieces. En ‘Flash’ vemos cómo Muschietti intenta replicar la épica deEl hombre de acero (2013), pero nada de lo visto aquí (incluyendo el regreso de Zod) alcanza lo visto allí. Afirmar lo contrario es tener puesta una venda en los ojos.

Lógicamente, y como toda película de superhéroes que se precie, los efectos especiales tienen mucho que decir. Este apartado es un tanto irregular combinando buenos momentos con otros no tan destacados. Por ejemplo, la escena inicial con el rescate de Flash en el hospital está muy guapa y también excepcional es ver a los dos Barry Allen compartir pantalla de manera tan natural. Por el contrario, no puedo decir lo mismo de una secuencia cumbre en la que se revela la identidad de cierto personaje. Es increíble que, actualmente, películas tan caras presenten un CGI tan clarividente en según qué momentos. Pero bueno, el resultado global es bastante mejor de lo esperado inicialmente cuando las diferentes novedades nos iban provocando sudores fríos.

Vamos ahora con el reparto de la película que presenta a Ezra Miller en un doble papel como el Barry Allen del presente y del pasado. De hecho, la película está puesta totalmente a su servicio. Y esto es algo que no deja de sorprenderme dados todos sus escándalos con la Justicia. Otros actores por muchísimo menos que lo que ha hecho Miller han sido cancelados y machacados. Pero claro, la ideología concede bulas… Dejando polémicas al margen, Ezra está bien cuando se pone serio y trata de meter en vereda al Barry Allen del pasado. En esos instantes es cuando más atrajo mi atención por la carga de cierto heroísmo y responsabilidad (atención a la escena de la tormenta). El resto es venderse al humor fácil propio de personajes del UCM. Afortunadamente parte del tramo medio y todo el final asume el tono serio ya comentado.

Michael Keaton, por su parte, también tiene cierto protagonismo. Para regocijo de los fans, recupera su mítico rol de Batman aka Bruce Wayne hacia la mitad del metraje. Pero esta nueva cara de su Batman es una cara ajada, acabada y amargada. Algo que les sucede a los superhéroes cuando ya no son necesarios… Keaton comparece en la película dentro y fuera del traje del murciélago, pero cuando lo hace dentro se nota que es un especialista el que ejecuta las coreografías. Tan sólo identificamos a Keaton bajo el traje cuando nos lo enfocan en primer plano. Sus momentos más brillantes tienen lugar cuando hace uso de la estrategia y, sobre todo, exhibiendo su valor y entrega dándolo todo en su particular clímax.

Por último quedan dos personajes muy importantes y un tanto desaprovechados: Supergirl y Nora Allen. La primera está interpretada por Sasha Calle a la que el traje de la superheroina le sienta como un guante. Verla en acción es parte de lo mejor y me he llevado una gratísima sorpresa con ella en su debut en cines. Es cierto que no cambia su registro en los minutos que le tocan, pero borda su rol de chica resentida con la humanidad, seria y dura. Y respecto a Nora Allen comentar que es la clave de toda la trama. Su interpretación corre a cargo de Maribel Verdú. Desgraciadamente no puedo decir mucho de ella porque tiene pocos minutos. No obstante, lo hace bien como una mujer y madre amorosa. También es justo reconocer que Ron Livingston como Henry Allen contribuye a desatar los sucesos al no aceptar Barry su injusta situación.

Y ya podemos cerrar aquí el casting importante de ‘Flash’. Y comento esto porque el regreso de actores como Ben Affleck (Batman), Michael Shannon (Zod) o Antje Traue (Faora) es más “anecdótico” que otra cosa. Simplemente repiten sus papeles vistos en las cintas de Zack Snyder, pero con mucha menos trascendencia y minutos (especialmente Traue). Y también en mera anécdota, y para dar lugar a un par de situaciones cómicas con un torpe Barry, queda Kiersey Clemons como Iris West.

“¡¿Qué has hecho?!” (Supergirl)

En conclusión.
Termino esta crítica de Flash, al ver esta película te queda la innegable sensación de que podía y debía haber sido un acontecimiento inolvidable. Un evento a la altura de cintas maestras del género como ‘Infinity War’ o ‘Endgame’. Sin embargo, no ha sido así… y nuestro amigo Barry Allen no ha conseguido llegar el primero a la meta teniendo que conformarse con un diploma olímpico… que tampoco es algo a desechar.

AVISO: Hay una escena postcréditos.

Tráiler de Flash

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