Noche de bodas
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Una jornada de boda debería ser uno de los momentos más felices en la vida de ambos contrayentes. Sin embargo, ¿Qué sucede cuándo la familia del novio tiene una peculiar forma de dar la bienvenida a la novia? Juegos, rituales, sangre y muerte nos esperan en esta ‘Noche de bodas’.

“A medianoche tienes que jugar a un juego” (Alex)

Crítica de Noche de bodas

Aquí tenemos una nueva y curiosa propuesta de Radio Silence, el trío de cineastas especializados en cine de género. Ahora bien, en ‘Noche de bodas’ la tripleta se convierte en dúo al quedar Chad Villella tan sólo en labores de producción. Así pues, detrás de las cámaras nos encontramos con Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett. Algunos lectores los recordarán por su anterior colaboración conjunta: ‘El heredero del diablo’ (2014). Ahora regresan a cines con mejor fortuna superando ese legado anterior, tanto en calidad como en recaudación.

Hay varios elementos que destacan positivamente en ‘Noche de bodas’. Para empezar, la película tan sólo ha contado con un presupuesto de 6 millones consiguiendo una destacada producción. Matt y Tyler han huido de los platós digitales y nos recompensan habiendo filmado la cinta como antaño, esto es, en escenarios reales. Escenarios reales de Canadá en exteriores e interiores. En concreto, el equipo pudo rodar en las grandes fincas de Casa Loma y Parkwood. Esto se nota para bien en la película pues el tema de la ambientación queda así rápidamente solucionado. La única pega que se le puede poner es que todas las escenas son oscuras e iluminadas casi solamente con velas y escasos focos de luz. Esto tiene su explicación en que la acción del film se desarrolla casi toda ella por la noche.

Por su parte, el guión de la cinta es obra de Guy Busick y Ryan Murphy, en el que es su primer libreto para cines. Ambos se decantan por mezclar con bastante tino varios elementos propios del cine de terror, específicamente del subgénero “survival horror”. De hecho, toda la película es un brutal acoso y cacería a la protagonista. Ahora bien, la violencia está salpicada de un omnipresente y ácido humor negro (especialmente al representar a la millonaria familia). Tan es así que las muertes y reacciones que veremos provocan más carcajadas que otra cosa. Por consiguiente, ‘Noche de bodas’ queda encuadrada también en el género de las comedias negras.

Por otro lado, no puedo obviar el elemento sobrenatural que se respira en el ambiente. Este elemento deviene de la propia tradición familiar y de cómo el gran antepasado gestó su fortuna. Una fortuna conseguida gracias a los juegos de azar y originada en un “trato especial” con un enigmático individuo. Descubrir la verdadera naturaleza del “pacto” es otro de los alicientes para llegar al final de la película. Un final sangriento que, nuevamente, dará lugar a divertidas situaciones gores.

Teniendo en cuenta la cacería que la altiva familia de ricachones organiza con la novia como presa, no pueden faltar en el film ni la sangre ni tampoco la acción. La primera es consecuencia de la segunda y realmente quedaremos satisfechos llegando a ver cuerpos humanos explosionar y todo. También mucha atención en este aspecto a la dolorosísima escena de la escalera y la trampilla protagonizada por la novia. Respecto a la acción, esta deviene de la gran cantidad de armas clásicas que veremos en la cacería: escopetas de caza mayor, pistolas, ballestas, hachas,… Toda esta parafernalia también dará lugar a algún que otro momento intencionadamente cómico.

En el campo interpretativo el casting cumple perfectamente con la labor que demanda una cinta de este tipo. Naturalmente quien brilla mucho es la joven Samara Weaving en su primer papel importante para cines. Samara no sólo destaca como la bella novia enamorada y desarraigada que tiene que conocer a una familia de ricachones… sino que su interpretación también sube de nivel en la parte de la cacería. En esa parte, cuanto más sufre Grace, mejor actúa ella y más logra implicarnos con sus desgracias. A destacar su último gran plano e irónica frase…

Por su parte, en la familia Le Domas hay de todo. Desde personajes con cierta sensatez, como los interpretados por Adam Brody (Daniel, el hermano bueno) y Mark O’Brien (Alex, el novio), hasta los más desfasados como Melanie Scrofano, una mujer que lo mismo esnifa una raya que dispara un revólver a lo loco… Por no hablar del inepto personaje interpretado por Kristian Bruun que todo tiene que consultarlo vía móvil. Para Elyse Levesque va el típico rol de esposa endurecida que ha logrado entrar en el clan familiar y que hará lo que sea por mantener su status.

Especial importancia cobran los cabeza de familia que son cada cual un mundo. Por un lado está Henry Czerny como Tony Le Domas, el suegro que respeta y cree en la tradición. A su lado tiene a dos mujeres. A la derecha se sitúa Nicky Guadagni encarnando a Helene, su inflexible hermana que ya sólo con verla da miedo. Y, a la izquierda, es toda una sorpresa encontrarse con Andie MacDowell otorgando su porte de elegancia a Becky, la suegra amable… hasta que deja de serlo. Finalmente queda John Ralston como el típico criado-esbirro que no ceja en ayudar a sus amos, cueste lo que cueste.

“Sólo es una rubia enclenque”

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Noche de bodas, una película que más que menos cumple con lo prometido. No es ninguna obra maestra, pero sí que es una cinta refrescante en estos tiempos tan correctos que vivimos. Además no le hace ascos a la hora de mostrar sangre en pantalla y presenta la candidatura de Samara Weaving para escalar picos más altos. Si quieren pasar una noche de diversión salvaje, entonces, esta es su cinta.

Tráiler de Noche de bodas

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