Blackhat: Amenaza en la red
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Tras cinco años fuera de circulación Michael Mann regresó a la acción. Aquí nos entrega una historia conspiranoica y de altos niveles de informática. Por supuesto contamos con sus siempre excelentes escenas de acción y una buena dosis de intriga. Todo ello con un icono súper-heróico de los últimos años como protagonista, Chris Hemsworth. Hay una amenaza en la red y, para combatirla, deben conocer los métodos de trabajo del que la posee. Por eso, cuando tienes un hacker que pone en jaque al mundo… debes de recurrir a otro hacker para detenerlo y evitar un…

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Crítica de Blackhat: Amenaza en la red

Este proyecto se llevó bastante en secreto desde su gestación y hasta su estreno. En cuanto supe del mismo tuve una especie de mal presentimiento. No asociaba a un cineasta como Michael Mann, todo un experto en historias humanas y de héroes anacrónicos, con una trama cibernética. Una trama, a priori, bastante intrincada y llena de informática, conspiraciones, robos en la red y amenazas mundiales. Posteriormente, su tráiler me lo puso peor. Se apreciaba una especie de high-lights de la filmografía de Mann vueltos a filmar con un imposible Hemsworth como un hacker que debe de salvar la papeleta. Hemsworth debe actuar no sólo delante de un ordenador, sino también en el cuerpo a cuerpo, o en medio de tiroteos y explosiones. Aquello me olía mal, me recordaba a la fallida “revisitación” de su propia creación que Mann hizo en ‘Miami Vice’ (la película).

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Vista ‘Blackhat’ debo de reconocer que su tráiler no le hace justicia. Sí, los auto-homenajes están en el metraje, pero al servicio de la historia. En la cinta lo que vamos a visionar es una nueva vuelta de tuerca del cineasta de Chicago a los temas que tanto le fascinan. También tenemos un regreso al uso de la lente clásica en pos del formato digital. Formato en el cual vino filmando desde Collateral(2004), algo que choca intencionadamente con las temáticas que trata la cinta. En consecuencia, ‘Blackhat’ es una nueva vuelta a las raíces. Mann hace un recorrido por el tipo de temas que más le van, con planos que los asiduos a sus trabajos anteriores reconocerán al instante y, de nuevo, con un héroe cuya personalidad ya hemos visto antes.

En unos tiempos en donde todo es rápido, digital y acartonado, Mann nos invita a evadirnos en su mundo azul hipnótico. Un cineasta siempre en busca de la imagen más evocadora, del instante más bello congelado en un plano, de la acción más brutal que es aquella en donde los disparos arrasan con todo y donde los personajes sangran y mueren. Y del cine de las historias más universales: aquellas en donde sus personajes humanos dudan, se caen y se levantan. Y donde la amenaza, el enemigo, es invisible, terrestre y tremendamente amenazador. Cuando ya muchos empezaban a decir que Mann se había visto rebasado por su pupilo (Peter Berg) él mismo se encarga de contestar con ‘Blackhat’. El mensaje es claro: mientras esté el maestro, el alumno deberá vivir a su sombra.

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Por mucho que Mann dijera que el personaje protagonista, Nick Hataway (Chris Hemsworth), se basaba en las características de un hacker real que el propio Mann conoció mientras preparaba el film, lo cierto es que, en primera instancia, la profesión no casa con el actor. Mucho menos si uno piensa en Hemsworth y en el tipo de papeles que puede interpretar. En este sentido, el de hacker estaría en las últimas posiciones de esa hipotética lista.

No obstante lo anterior, la vuelta de tuerca en determinado momento (la cena en el restaurante chino) acaba dando la razón a Mann en este tema. Sin un actor imponente en lo físico como Hemsworth, esta historia no podría existir. Resulta que no sólo de teclear códigos en un ordenador vive ‘Blackhat’… hay momentos en que la acción toma el mando y, sobre todo, un frase marca el tono: “La clave está en acortar las distancias y ser más rápidos que ellos”. Tras eso viene un clímax final absolutamente hipnotizante. En ese tramo final el realizador, de nuevo, vuelve a reclamar su trono como uno de los grandes directores americanos del cine en color.

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Ojo, hay que advertir en esta crítica de Blackhat: Amenaza en la red que la misma no es el mejor Mann. Esto no esHeat(1995), ni Collateral(2004) y tampoco Enemigos públicos(2009). No obstante, se acerca en muchos momentos a ellas. Además, es muchísimo mejor que aquel experimento con cámaras imax que fue ‘Corrupción en Miami’ (2006). Aquí tenemos una variación a nuestros tiempos deLadrón(1981), su ópera prima.

En esta película las “revisitaciones” a sus propias creaciones están al servicio de la historia. Por su parte, el personaje arquetipo del cine Mann es llevado con aplomo por un más que correcto, aunque limitado, Hemsworth. Los villanos (invisibles) en las sombras huelen a Mann. Atención sino al mercenario europeo interpretado por Ritchie Coster (Kassar) que es quien se encarga de la acción (una especie de hardware para el malware al que da vida el tipo de las sombras). Y la acción, cuando aparece, se apodera de la pantalla. En este aspecto, véase el de nuevo atronador uso del sonido por parte de Mann en los tiroteos.

En medio de todo lo anterior están lo que se dicen los tiempos muertos que el director nunca termina de dominar. Hablo del romance interracial de turno, primeros planos que dejan claro que algunos actores son bastante limitados (de nuevo Hemsworth dejando claro que, más allá de su físico y fuera de la acción, su capacidad actoral es la que es) y curiosos travellings por las tripas cibernéticas de los ordenadores. Estos travellings vienen a mostrar como un malware (o virus) infecta lo que toca como una enfermedad infecta la sangre. A través de ellos, los villanos (con una simple vuelta de tuerca a un inocente programa de universitarios) logran meter el miedo al mundo. Sin duda, el mensaje es claro: si la información cae en manos equivocadas los daños pueden ser irreparables.

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En resumidas cuentas.
Pocos cineastas quedan en pie que hagan sus historias con total libertad, Mann se encarga de mantener en pie el cine de autor americano. Aquel tipo de cine que es tremendamente reconocible al momento. El cine que toma vida desde la personalidad de su director con historias que ya hemos visto y con imágenes que ya hemos presenciado, pero que nos siguen impactando y siguen siendo tan potentes como si las viéramos por primera vez. Imágenes tan evocadoras, tan CINE, tan Mann. En el fondo eso es lo que diferencia a un asalariado de un cineasta: tomar una historia y llevarla a tu terreno y tratarla con tu molde. Eso es lo que hacían los grandes como John Ford, George Stevens o Sam Peckinpah. De aquella estirpe, Michael Mann es su último bastión, con permiso de Clint Eastwood.

Tráiler de Blackhat: Amenaza en la red

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