Heat
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En 1995 un trío de ases se citó para dar como resultado una obra maestra absoluta del cine. Michael Mann escribiendo y dirigiendo. Al Pacino en la piel de un policía implacable con graves problemas internos. Y Robert De Niro como su némesis, un ladrón de bancos meticuloso y carismático. Todos ellos se citaron juntos y por primera vez en… ‘Heat’.

«No te ates a nada que no puedas abandonar en 30 segundos si ves a la policía a la vuelta de esquina» (Neil McCuley)

Crítica de Heat

Poesía visual eso es lo que desprende ‘Heat’ desde su inicio cuando vemos un tren humeante llegar a la ciudad con la azulada noche californiana de fondo. Una ciudad fotografiada de forma magistral por Dante Spinotti, habitual colaborador de Maan. A continuación vemos a Neil McCauley salir del metro y subir a una ambulancia. Un hecho trivial que, en principio, no llama la atención del espectador (sello inconfundible de los comienzos de las cintas de Mann) pero que no tardará en conectar con la trama…

Decía Al Pacino que, durante décadas, tanto él como Robert De Niro andaban buscando un proyecto que les permitiera mostrar todo su talento en pantalla conjuntamente. En cuanto leyó el guión de ‘Heat’, escrito por Michael Mann, enseguida se dio cuenta que había llegado ¡por fin! la hora de trabajar juntos. Todo tras años y años de competir por los mismos papeles y de labrarse ambos una filmografías de lujo con films imprescindibles en la historia del cine.

El primero de los dos que recibió el libreto fue De Niro, que enseguida se enamoró del personaje de Neil McCauley. Acto seguido le remitió el script a Pacino. Este último eligió a Vincent Hanna. Aunque como el propio De Niro dijo: “Si hubiese sido a Pacino a quien le hubiesen enviado primero el guión, él habría elegido a McCauley. Puedo decir que tuve suerte”. Y vaya si la tuvo… porque Neil McCauley es uno de los personajes más impactantes que ha interpretado Bob en toda su carrera. Hablamos de un rol en la línea de sus icónicos Travis Bickle o Jake La Motta. McCauley es un ladrón de bancos de guante blanco, mimético, sociópata y con una clara filosofía de vida: «No te ates a nada que no puedas abandonar en 30 segundos si ves a la policía a la vuelta de esquina».

Como he expuesto antes, a Vincent Hanna le da vida Al Pacino. Hanna es un agente de la Ley camino de su tercer divorcio y se define de esta forma: «Sólo soy lo que estoy persiguiendo». Es decir, Hanna es un cazador de primera, siempre alerta y capaz de oler a su presa a kilómetros de distancia. Sin embargo, se queda asombrado de la magistral habilidad para el robo de McCauley y su banda. Así pues, se toma el robo como un nuevo reto: la caza y captura de McCauley, aunque para ello destroce todo lo que ama… Vincent es el bueno del film porque lleva placa y defiende la ley. A pesar de ello, no duda en poner el peligro lo que sea con tal de dar caza a los criminales que persigue. Si no fuera por la placa, pensaríamos que Vincent es uno más de los malos.

Michael Mann no hace en ‘Heat’ distinciones entre ambos lados de la ley. No existe el blanco o el negro. La vida de los personajes se mueve en una amplia amalgama de grises. Ojo a cómo se va adentrando la cinta en la vida sentimental y emocional de los protagonistas (en ambos casos ¡un desastre!). Esto no es nada nuevo en la filmografía de Mann, un director que dota a sus personajes de una humanidad muy poco común en el mundo del cine, pero claramente identificable para el espectador de a pie. Un espectador que, en muchas ocasiones, logra verse reflejado en los tipos que ve en la pantalla. Recuerden aquel Frank de James Caan o el Vincent de Tom Cruise.

Como he expuesto, una de las principales bazas del film es coger a dos personajes tópicos del género de acción, el policía y el ladrón, para dotarlos de una vida interna pocas veces explorada en el cine. La película se toma su tiempo en presentar la vida sentimental/emocional de los dos lados de ley. Los cuales tienen en común mucho más de lo que imaginan y a los que sólo los separa su profesión. Esta es un apuesta de Michael Mann arriesgada pero que merece ser aplaudida a rabiar. Cuando todo el mundo esperaba que Pacino & De Niro no pararan de batirse y retarse durante los ciento sesenta minutos, Mann se saca de la manga un drama policíaco enorme y legendario en donde ambos sólo comparten plano en tres escenas.

Lo que Mann dibuja con esta película es puro cine de primera. Un cine lleno de un halo místico, pleno de humanidad, de soledades, de sentimientos, de amores que aparecen y mueren o se van. Mann nos cuenta una historia de vida y muerte con atronadora acción y fatalismo de por medio. La imposibilidad de hacer realidad tus sueños. El precio a pagar por hacer lo que quieres hacer. Por ser tú mismo. Por mantener tu libertad. Ese es el auténtico leit-motiv del cine de Mann.

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Existe un gran número de personajes secundarios en la cinta con papeles de vital importancia en la trama. De un lado, los miembros de la banda de Neil. Ellos son: Cris, un drogadicto y mujeriego interpretado por Val Kilmer. El impulsivo Cheritto al que da vida Tom Sizemore. El chofer, papel para Danny Trejo. Y el nuevo, Waingro encarnado por Kevin Gage. Waingro es un novato que no tarda en traicionar al grupo, algo que Neil no va a permitir…

En el otro lado del espectro nos encontramos con el grupo de policías que trabajan para Hanna. Entre ellos podemos encontrar a Wes Studi (Casals), Ted Levine (Bosco) o Mykelti Williamson (Drucker). Por su parte, Diane Venora es Justine Hanna, la esposa de Vincent. Una mujer que ya no sabe qué hace al lado de un hombre que sólo vive para su trabajo pero al que no puede dejar porque lo ama demasiado… o su hija, Lauren, una jovencísima Natalie Portman.  

Otros que pululan por el film son: un envejecido y sorprendente Jon Voight como Nate, el encargado de conseguir información sobre futuros golpes o cualquier cosa que Neil necesite. William Fichtner como Roger Van Zantel, el dueño de los bonos que roba la banda de Neil y que cree estar tratando con unos principiantes. Por no hablar del inquietante “informante” Kelso, un tipo que va en silla de ruedas y al que interpreta Tom Noonan. Finalmente, papeles de reparto para Ashley Judd (Charlene) y Xander Berkley (Ralph).

Todos los actores se fueron uniendo al reparto para no perderse la oportunidad de formar parte de una experiencia única: la de ver juntos y por primera vez en pantalla a Al Pacino y Robert De Niro. ‘Heat’ no sería lo que es sin sus dos talentos. Ambos llevan a cabo dos interpretaciones plenas de detalles, poses y frases mágicas. Cada uno tiene como objetivo superar al otro en la siguiente escena. De Niro con un personaje muy difícil, una de las cimas de su carrera y que no sólo logra sacar adelante sobradamente, sino que es capaz de situar al público de su parte. Esto último, siendo el villano de la función, es algo que se debe principalmente a la humanización anteriormente comentada. Además, la aparición de Amy Brenneman como Eady en su vida dará un vuelco a todo su modus vivendis.

Por su parte, Pacino tiene un papel más tópico pero igualmente humanizado. Su rol se diferencia en dos partes: las contenidas y las sobreactuadas. Aunque no está explicado en ningún momento en la trama (sólo se da a entender) Vincent Hanna es un cocainómano puntual. Este vicio no estaba en el guión y fue idea de Pacino. Esto da pie a esos cambios de carácter de una escena a otra. Hanna sabe que si quiere ser un cazador tiene que estar alerta en todo momento y, para esas noches de eternas vigilancias, el café no es suficiente. Esta puntualización no hubiese estado de más en el film, ya que mucho se habló de la sobreactuación gratuita de Pacino en la película. Aún así, su actuación personal es destacada con instantes inolvidables: todas las conversaciones con Justine, el «momento televisor» o ese último plano que te deja destrozado.

«Puede que yo me coloque con hierba y prozac, pero tú has pasado muerto por nuestra vida. Vives entre restos de personas muertas. Siempre filtrando distritos, reconociendo el terreno, buscando huellas de paso, el olor de tu presa, persiguiéndola hasta atraparla. Eso es lo único con lo que estás comprometido. El resto es la confusión que dejas a tu paso. Lo que no entiendo es por qué no puedo romper contigo» (Justine Hanna)

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Heat, una obra cumbre del cine policíaco. Cine de acción de primera categoría. Guión y dirección perfecta de Mann. Reparto grandioso y unas escenas de acción que dejan con la boca abierta. Además, fue la fuente de inspiración de Christopher Nolan para estructurar ‘El caballero oscuro‘ (2008), algo que el propio Nolan confirmaría años después en una reunión con Mann, Pacino y De Niro.

Tráiler de Heat

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