Black Panther: Wakanda Forever
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Han pasado ya cuatro años desde que se estrenara ‘Black Panther’, probablemente la primera película del UCM con un reparto básicamente afroamericano. Ahora, ya sin el añorado Chadwick Boseman, nos llega su esperada secuela. El rey ha muerto en… ‘Black Panther: Wakanda Forever’.

“T’Challa ha muerto, pero eso no significa que se haya ido” (Reina Ramonda)

Crítica de Black Panther: Wakanda Forever

Estrenada en 2018, Black Panther (Ryan Coogler) supuso un gran avance en la carrera del actor Chadwick Boseman, quien ya había protagonizado al superhéroe enmascarado en 2016 enCapitán América: Civil War (Anthony y Joe Russo). Boseman había hecho suyo al personaje por méritos propios. Algo que consiguió gracias a su talento interpretativo y a un carisma que pronto le convirtió en uno de los actores más apreciados dentro del UCM. Su trágica muerte en 2020 no sólo truncó una prometedora carrera, sino que dejó huérfana a la franquicia que hoy nos ocupa: ‘Black Panther: Wakanda Forever’. Era preciso reconducir la situación y tratar de sacar adelante el proyecto. Y todo a pesar de las dificultades y de que remplazar a Chadwick Boseman se nos antojaba imposible.

Afortunadamente, Kevin Feige ha seguido contando con Ryan Coogler. El director hizo un notable trabajo con la primera película. En consecuencia, iba a encargarse de escribir y dirigir esta secuela. Con la premisa de la muerte de T’Challa, Coogler ya estaba interesado desde el principio en traer un nuevo personaje al UCM: Namor. Además, la guerra entre Wakanda y Atlantis había dado juego en los comics llegando al punto de destruirse ambos reinos. Sin embargo, y según se cuenta en los pasillos, Coogler decidió modificar sustancialmente a Namor a instancias de Kevin Feige. En consecuencia, se decidió cambiar Atlantis por una civilización de ascendencia maya. Esto último, y bajo mi punto de vista, ha resultado ser un error por motivos que ya comentaremos.

La película arranca con la muerte y funeral de T’Challa. Hablamos de una secuencia emotiva que sirve para cerrar la etapa de Boseman y que está muy bien tratada. Tras esto, la reina Ramonda deberá dirigir Wakanda en solitario. Bajo su mandato hará frente a la amenaza de otras potencias que desean poseer Vibranium, ya sea robándoselo a los wakandianos o buscándolo en otras zonas del planeta. El trabajo de Angela Bassett como Ramonda es excelente. No se le puede poner ninguna pega y, por momentos, consigue incluso que olvidemos a T’Challa. La actriz encarna a una reina que sobrelleva la pena con un coraje y firmeza tremendas. Es entonces cuando entrará en juego Namor… que exigirá a Ramonda que Wakanda localice y le entregue al científico que ha ayudado al gobierno norteamericano a localizar Vibranium en las profundidades del océano. Siendo esto el inicio del conflicto.

A Namor lo interpreta Tenoch Huerta. Creo que, a nivel internacional, muy pocos conocerán a este actor mexicano. Tenoch básicamente ha desarrollado su carrera en la televisión y cine mexicanos. Además es un reconocido activista contra el racismo en su país. Quizás su papel más popular haya sido en la serie ‘Narcos: México’ de Netflix. En todo caso, su trabajo interpretando a Namor es bastante correcto. Lo más negativo es que es un actor de constitución fuerte, pero que no ha trabajado su cuerpo para ofrecernos un físico cincelado a la altura del mito del cómic. Huerta parece más el Rey Mysterio que un superhumano con fuerza hercúlea.

Por otro lado, Ramonda contará con la inestimable ayuda de su hija Shuri, interpretada nuevamente por Letitia Wright con la misma espontaneidad que en la primera entrega. Shuri acabará descubriendo que el “científico” encargado del detector de Vibranium no es otro que una estudiante interpretada por Dominique Thorne. Con esta última no es fácil empatizar porque carece del carisma y la gracia natural de Robert Downey Jr. Además quedan dos cosas bastante claras: Se pretende sustituir a Downey. Y el personaje de Riri es un simple trampolín para la serie ‘Ironheart’ que ya prepara Disney Plus. Del resto del reparto me gustaría mencionar a Danal Gurira y Martin Freeman. La primera nuevamente se pone con gran solvencia en la piel de la letal Okoye. Por su parte, Freeman aún no termino de comprender qué hace en esta película por lo desaprovechado que está.

Al principio he comentado que me parece un error no haber respetado al Namor de los comics. Y el motivo no es otro que los problemas de los que adolece esta versión. Por un lado está la ausencia de magia y épica que sí posee un mundo tan mítico como la Atlántida. Por otro lado está el apartado visual, que en todo lo referente al imperio submarino de Namor resulta muy oscuro, verdoso y tosco. Para entenderlo mejor digamos que está alejado diametralmente de lo que era la Atlantis que pudimos disfrutar en Aquaman (James Wan, 2018). Es más, algunas escenas submarinas que vemos de Talocan parecen rodadas en una piscina donde han echado a la gente para que bucee un ratito. Resulta anticlimático porque, cuando te presentan una civilización submarina tecnológicamente avanzada, uno espera ver otra cosa…

Otro problema, y en un gravísimo error de continuidad, no dedican ni dos minutos de metraje al efecto que el chasquido de Thanos tuvo en el reino de Namor. Pudiera dar la impresión de que este reino no existía cuando aquello sucedió. Pero resulta que llevan cinco siglos viviendo en las aguas que rodean Yucatán. Eso sí, para el discurso moralista sobre lo malos que eran los españoles, que llevaron todos los horrores imaginables a aquellas tierras, ¡para eso sí que hay tiempo! No es casual, habida cuenta de las derivas actuales en la industria y de que hayan escogido para interpretar a Namor a un conocido activista que, precisamente, luce ese tipo de discursos…

A pesar de los puntos anteriores, el film resulta entretenido en su mayor parte. También, y como es habitual en una producción de este tipo, nos ofrece unas buenas dosis de acción. Aquí encontramos set-pieces que casi pueden estar a la altura de lo que pudimos disfrutar en la primera película. Además es encomiable, y muy de agradecer, que Coogler se aleje del estilo bufonesco de directores como Taika Waititi.

Cierto es que, visualmente, Coogler no ofrece nada revolucionario. Incluso me atrevo a señalar que en algunas escenas le vemos las costuras al CGI. Tampoco veremos en pantalla ningún despliegue formidable de los poderes de Namor (recordemos que en los comics podía lanzar por los aires un transatlántico). Por el contrario, un punto que me ha parecido muy interesante es el apartado musical. La banda sonora de Ludwig Göransson resulta bastante melancólica y tribal. En la misma merece mucho la pena detenerse en algunos temas especialmente memorables. Un ejemplo sería el “Lift me up” que interpreta Rihanna.

“Los españoles nos trajeron las guerras, la viruela, un idioma odioso y sus tradiciones” (Namor)

Conclusión.
Termino esta crítica de Black Panther: Wakanda Forever, no estamos ante una obra maestra, ni siquiera ante una de las mejores películas del UCM. De hecho, me parece un poco inferior a la primera película y sus 141 minutos son excesivos, pero el proyecto partía con una serie de handicaps que hay que tener en cuenta. Es una lástima porque creo que las cosas se podrían haber hecho mejor y sin requerir demasiado esfuerzo. Dicho lo cual, cuando uno se sienta a verla sin altas expectativas creo, sinceramente, que se puede pasar un buen rato. Y, al final, de eso se trata.

Tráiler de Black Panther: Wakanda Forever

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