Superman
El lejano planeta Krypton está a punto de ser destruido por su sol rojo. Poco antes de que estalle, un recién nacido es enviado por sus padres a la Tierra para salvarle de una muerte segura. Al llegar a nuestro planeta es adoptado por una pareja de granjeros que le transmiten los mejores valores. Pero con los años el niño irá descubriendo que posee asombrosos poderes y que su llegada a la Tierra es sólo una pequeña parte del glorioso destino que le espera. (Cineycine).
En 1938 el escritor Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster crearon a ‘Superman’, el mayor superhéroe de todos los tiempos. Tras un largo periplo por seriales de radio, programas de televisión y tiras periódicas, «el hombre de acero» dio su salto definitivo a la gran pantalla. Y lo hizo de la mano de Richard Donner en una película que, a día de hoy, sigue siendo un referente indiscutible.
«Vive como uno más, Kal-El… Descubre dónde se necesitan tu fuerza y tu poder, y lleva siempre en tu corazón el orgullo de tu singular legado. Pueden ser un gran pueblo, Kal-El, desean serlo. Sólo necesitan la luz que les muestre el camino. Sobre todo por eso, por su capacidad de hacer el bien, les he enviado a mi único hijo»
Crítica de Superman
Cuando fui al cine a ver esta película contaba con apenas seis años, pero aunque parezca mentira la recuerdo perfectamente, ¿Cómo olvidarla?… Eran otros tiempos, cuando tenías que hacer una interminable cola el día del estreno para conseguir una butaca. Probablemente sea la primera película que vi en una sala de cine. No sabía muy bien quién era Superman ni de dónde había salido, simplemente fui porque mis padres me llevaron. O quizás porque ellos querían verla, quién sabe. En cualquier caso, cuando las luces se apagaron dando paso a los inolvidables créditos iniciales supe que iba a ver algo grande. Y allí, a oscuras, y rodeado de gente tan fascinada como yo, descubrí la magia del cine a través de los profundos ojos azules de Christopher Reeve.
El mago que obró tan poderoso influjo en mi no fue otro que Richard Donner, que ya había cosechado un notable éxito con ‘La profecía’ (1976). Donner fue un director que contribuyó a decorar mis años de infancia con películas tan memorables como: ‘Superman II’ (1980), ‘Los Goonies’ (1985) o ‘Lady Halcón’ (1985).
Es francamente difícil encontrar pegas a ‘Superman’, tanto como decidir cuál de sus muchos aciertos es responsable de haberla convertido en una obra maestra. Richard Donner se consagró en cuerpo y alma a dirigirla, aún cuando había gente que no acababa de creer en el proyecto. También nos ofrece una fotografía excelente, obra del fallecido Geoffrey Unsworth a quien está dedicada la película. Y qué decir de la maravillosa banda sonora, compuesta por ese genio absoluto que es John Williams. Ya antes había compuesto inolvidables bandas sonoras como las de ‘Tiburón’ (Steven Spielberg, 1975), ‘Star Wars’ (George Lucas, 1977) o ‘Encuentros en la tercera fase’ (Steven Spielberg, 1978).
Puede que una de las principales claves del éxito sea el guión obra de Mario Puzo, que ya había escrito el libreto de ‘El Padrino’ (Francis Ford Coppola, 1972). Puzo contribuyó a crear una historia fantástica que sigue conservando toda su magia. La trama es sencilla pero tremendamente sólida. Fue ideada en vistas a ser continuada en la secuela: ‘Superman II’. Comienza mostrándonos una civilización agonizante que ha sucumbido a su arrogancia, y cuyo único superviviente nos será enviado para convertirse en nuestro protector. Aquí, gracias al cariño de una humilde pareja de granjeros, adoptará unos valores humanos que le marcarán de por vida y le convertirán no sólo en un héroe, sino también en un gran hombre. Quizás por ello la grandeza de esta película no resida en el efectismo de sus imágenes sino en su sencillo mensaje.
Pero hay alguien que merece un reconocimiento especial. Me refiero a un joven actor que consiguió hacer realidad el sueño de todo hombre. Hablamos de Christopher Reeve, que dio más sentido que nunca a la frase promocional de la película: «Creerás que un hombre puede volar». Y lo creímos. De hecho voló más alto que ningún otro hombre y se convirtió por derecho propio en el mejor Superman dentro y fuera de la pantalla. Al contrario que todos sus sucesores, Reeve consiguió ponerse en la piel de Clark Kent y hacernos olvidar que, tras su traje y corbata, se ocultaba un poderoso superhéroe. Y lo hacía con una mirada, con una gestualidad, transmitiendo ese encanto, gracia y vulnerabilidad humana que exige el personaje. Algo que actores posteriores como Tom Welling o Brandon Routh no consiguieron igualar.
Obviamente todo gran héroe necesita a un gran villano, que en este caso no es otro que Lex Luthor. Para dar vida a este genio del mal se contó con un magnífico Gene Hackman. El curtido actor consigue componer un personaje en constante equilibrio entre la parodia y la maldad. Apenas se parece al Lex Luthor del cómic, pero es una licencia que siempre me ha gustado.
El problema de este Luthor es que, en ocasiones, la comicidad resulta excesiva. Esto lo convierte en un villano menos amenazante de lo deseado. Sobre todo cuando hacen acto de presencia sus dos ayudantes. Uno es Otis, un tipo bastante tonto que hace las veces de criado y que corre a cargo de Ned Beaty. Por cierto, un actor que no había despuntado en papeles cómicos, sino más bien al contrario. Y la otra es la señorita Teschmacher interpretada por Valerie Perrine, que en el fondo no es nada más que una buena chica que ha decidido frecuentar la compañía equivocada.
Y hablando de chicas, el amor secreto de Superman es interpretado por Margot Kidder, una actriz canadiense que consiguió aprovechar su ya de por sí neurótico carácter para retratar a una Lois Lane hiperactiva. Obviamente se establece un claro contraste entre la profesional periodista del Daily Planet y un Clark Kent patoso y novato. No obstante, la química que se establece entre ambos actores es absoluta. Además, el hecho de que ella no fuera una bellísima actriz contribuye a hacer más creíble la historia de amor.
Es curioso porque poca gente confiaba en la elección de Christopher Reeve, creían que hacía falta un nombre más mediático. Así que el productor Alexander Salkind decidió pagar una morterada para traer a Marlon Brando. «El rostro impenetrable» interpretó al padre natural de Superman. El resultado fue un Jor-El que no acaba de brillar y que no tiene ni la cuarta parte de carisma que el Lex Luthor de Hackman.
Si hablamos de los efectos visuales es lógico encontrarlos desfasados. Debemos tener en cuenta que, en su momento, fueron toda una revolución visual, lo nunca visto. A día de hoy suelen contemplarse más como algo entrañable que como un defecto que le resta calidad al film. Buena culpa de esto la tiene el anteriormente citado John Williams, cuyo trabajo musical es, sin duda, lo más grandioso en esta épica producción. Ya la majestuosidad con la que arrancan los créditos de entrada sumerge al espectador en la historia… Tanto que, cuando más tarde vemos a Lois y Superman volando juntos por primera vez, no nos importa que sean dos actores colgados de un cable con una croma detrás. Probablemente sea la mejor forma de entender lo mágico que puede resultar el cine.
Conclusión.
En mi opinión estamos ante la mejor adaptación de un cómic de superhéroes que se haya hecho hasta la fecha, a pesar de todos los defectos y carencias que podamos encontrarle. Incluso acepto reconocer en esta crítica de Superman que es una película imperfecta, pero, sin duda, es la película imperfecta más maravillosa que he visto. Sí, es evidente que el apartado visual de cualquier película actual está por encima de ella, pero la magia de ‘Superman’ no reside en lo que vemos sino en cómo lo vemos. Y yo, como muchos otros, tuve la inmensa suerte de poder ver esta película cuando aún no sabía ni lo que era el cine, con la inocencia y la ilusión propias de un niño. Ojalá pudiera regresar a mi infancia y ver una vez más esta película con aquellos mismos ojos.
Tráiler de Superman
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