Lady Halcón
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A veces las películas que más nos gustan, que más nos entretienen o que más nos transmiten son las que vimos de pequeños y ahora redescubrimos entre recuerdos y asombro. Algo parecido a esto me ha pasado con ‘Lady Halcón’, film del gran Richard Donner que de pequeño había visto varias veces, y que ahora, al volverla a ver hace un tiempo, me hizo encontrarme con una película mágica. Un cinta de esas que hoy están en peligro de extinción. Una verdadera pieza de culto que cuenta además con grandes actuaciones.

«Condenados a estar siempre juntos y eternamente separados»

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La trama: Inseparables.
Era sé una vez un Obispo de un lugar llamado Aquila que no estaba acostumbrado a recibir un «no» por respuesta debido a que era un personaje muy poderoso en la sociedad. Ocurrió que un día le echó el ojo a una preciosa dama llamada Isabeau D’Anjou, a la cual empezó a insinuarse mandándole cartas de amor y poemas. Pero el corazón de Isabeau pertenecía a otro hombre, el capitán de la guardia, Etienne Navarre, que también correspondía a Isabeua con su amor. Al enterarse de esto, el Obispo juró que si Isabeau no era para él no sería para nadie… Y antes de que los amantes huyeran les lanzó una terrible maldición: «si querían estar juntos lo iban a estar… pero de una manera realmente trágica».

Crítica de Lady Halcón

‘Lady Halcón’ supuso todo un redescubrimiento personal. Pese a que la vi varias veces de pequeño, apenas recordaba más allá de la terrible maldición del Obispo. Y la verdad es que me llevé una grata sorpresa al volver a verla. Quizás esperaba encontrarme algo de menor calidad. Sin embargo, he ido a dar con un film realmente recomendable.

La excelente labor tras las cámaras de Richard Donner se nota y mucho. Donner consigue un producto que no sólo resultó vistoso en su época sino que, a día de hoy, sigue siendo de mucha calidad. Su labor no se limita sólo a realizar una película que para su época pudiera ser interesante… sino que fue un paso más allá, adaptando un guión e historia bastante interesantes de Edward Khmara. Una tarea nada sencilla, puesto que el más mínimo error podía echar al traste la base del film. Y decir que, al final, salió una cinta de corte épico con tintes románticos y aventureros. Todo impregnado de esa magia que, actualmente, no somos capaces de ver en films más modernos.

Sobre la temática principal, decir que muchas veces me ha venido a la mente la rocambolesca situación por la que pasan nuestros protagonistas. Ambos están siempre juntos y a la vez separados. Estando uno al lado del otro a la vez que estaban condenados de por vida a no volverse a tocar jamás. Nunca más volverían a verse, tocarse, abrazarse,… todo ello «viviendo siempre juntos». Realmente algo muy cruel y que aquí se supo explotar y desarrollar de manera muy notable.

Los actores están estupendos, siendo Rutger Hauer (Etienne Navarre) uno de los pilares durante la primera mitad. A su lado está Matthew Broderick como Gastón, un ladronzuelo que ha conseguido escapar de una prisión de Aquila que se creía infranqueable sentando así precedentes. Hauer aporta al film un personaje resentido con el mundo debido a que no le han dejado vivir con su amada, que era lo único que deseaba. Su físico va de maravilla para encarnar a un guerrero a lomos de su poderoso caballo llamado Goliat, junto con su ballesta y una enorme espada que tiene reservada para dar muerte al Obispo. Este papel le serviría, junto con otros como el que interpretó en ‘Blade Runner(Ridley Scott, 1982), para alcanzar cierta fama en los EEUU. Una fama que le abrió las puertas hacia papeles más importantes de los que venía interpretando hasta entonces.

Hacia la mitad, y hasta el tramo final, Isabeau hará acto de aparición. La dama es encarnada por una joven Michelle Pfeiffer con 27 añitos de nada. Pese a que esta actriz jamás me ha llamado la atención en demasía, decir que, en todo el relato sale realmente preciosa. Una mujer capaz de enamorar tanto a un poderoso Obispo (interpretado por John Wood) como a un capitán de la guardia. Su actuación, unida a su belleza sin igual, le sirvió para dar el salto a producciones de mayor magnitud.

Y llegados a este punto debo confesaros algo: la banda sonora de Andrew Powell me encanta. Lo digo porque ya han sido varias las personas que, comentando la película, me han mostrado su desagrado por la música, alegando que no pega para nada una película de corte épico con música tan moderna. En parte tienen razón, y hay momentos en los que algunas partituras no encajan demasiado, pero en el año que se rodó se llevaba mucho este tipo de música. En general creo que le dan mayor dinamismo y ambiente épico a la vez que contemporáneo. Y no sólo eso, sino que el tema principal (que suena al inicio y a lo largo del film) lo considero fuera de serie. Me encanta. Cuando lo escuché al volver a ver la cinta me recordó a cuando era niño y la veía.

«Sólo pueden verse durante unos breves instantes, al amanecer y al anochecer, cuando sus manos casi llegan a tocarse…»

Conclusión.
Finalizo esta crítica de Lady Halcón, un film al que creo que se le sacó mucho jugo a su mágica historia y que se llevó estupendamente bien a la gran pantalla. Si tras haber leído esta reseña todavía te quedan dudas de lo que puede ofrecer amigo lector, no puedo más que animarte a que la veas. Una maravilla como esta no se encuentra todos los días.

Tráiler de Lady Halcón

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