Spider-Man: Homecoming
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Tenemos un nuevo y amistoso vecino en el barrio. Un chico que viste una especie de pijama rojo y azul. Un joven que dice haber vuelto a casa tras haber pasado un tiempo en otros institutos. Dice que se llama Tom Holland y quiere que seamos amigos gracias a… ‘Spider-Man: Homecoming’.

“Si no eres nada sin el traje… entonces, no mereces llevarlo” (Tony Stark)

Crítica de Spider-Man: Homecoming

Mucho ruido y mucha promoción es lo que ha traído esta nueva película de Spider-Man en la que SONY y Marvel/Disney han unido sus fuerzas. Todo para, supuestamente, devolver al hombre-araña a una posición de reconocimiento cinematográfico. Posición que, para algunos, no debía tener… Comento todo esto porque pareciera que los trabajos anteriores de Sam Raimi y Marc Webb no valieran nada para las productoras. Pareciera que la continuación del personaje en el cine dependiera, “a vida o muerte”, de este nuevo reboot (el tercero en unos 15 años) del realizador Jon Watts, una joven promesa cuyo mayor mérito para dirigir este film fue su segunda película,Coche policial (2015).

Pues bien, tras el visionado de ‘Spider-Man: Homecoming’ quedan algunas cosas claras. La primera es que esta película queda muy por debajo de la trilogía de Sam Raimi (con la excepción de ‘Spider-Man 3’) y de las dos cintas de Marc Webb. La segunda es que estamos ante un film sin personalidad ni dirección propia. Y, finalmente, el tercer apunte que queda claro es que mezclar universos no es bueno. Pasemos a observar en detalle cada punto…

Lo cierto es que los tres puntos anteriores se exponen casi conjuntamente por culpa del guión. Un flojo libreto en el que han intervenido demasiadas manos. El script configura la película más a gusto de Marvel/Disney que de SONY. Digo esto porque el film no se siente como una película del trepamuros. Se siente más como un extra, un añadido, una “secuela”,… de los sucesos ocurridos en Los Vengadores (Joss Whedon, 2012) y en Capitán América: Civil War (Anthony y Joe Russo, 2016). Esto es así debido a las muchas referencias que se hacen aquí a lo ocurrido en ambos films. Para ejemplos dos: la manera en la que “El Buitre” consigue sus poderes y el propio tutelaje de Stark. Estos son los más destacados, pero hay muchos más.

Por otro lado, este universo/microcosmos arácnido no es nada reconocible para el lector clásico; como puedo ser yo mismo. En “Homecoming” se han mezclado personajes del universo de siempre con otros del universo Ultimate. Por si fuera poco, se les ha cambiado de raza, edad, nombres,… En fin, un batiburrillo que al espectador más tracional lo aleja de la película de manera clara.

A nivel personal, siempre he defendido que lo que hay que hacer con estos blockbusters es disfrutarlos con meras adaptaciones. Ahora bien, esto es una cosa, y otra muy diferente que te lo cambien absolutamente todo y no seas capaz de reconocer nada de lo que te ofrecen. Por ejemplo: todos los amigos de Peter Parker en esta película (el Parker blanco de siempre y no Miles Morales) son latinos (incluido una parodia que lleva el nombre de un mito como Flash Thompson), o ver a la legendaria y venerable ancianita conocida como Tía May convertida en una mujer madura de bastante buen ver, una suerte de Rio Morales pero en blanco. Demasiados cambios. Demasiado picar en todas partes para “innovar”. Al final se nos ofrece al viejo Spidey en un nuevo universo que no conocemos ni reconocemos…

La dirección de Jon Watts no destaca por nada. Simplemente cumple de manera correcta entregando un film superheróico para toda la familia. Una cinta plagada de chistes y/o situaciones cómicas que se llegan a hacer pesados. Así las cosas, la parte dramática queda casi sin contenido alguno o reducida a la mínima expresión. Respecto a la filmación de las secuencias de acción decir que estas se resuelven de forma más o menos satisfactoria, pero sin nada que justifique un desembolso de casi 200 millones (175 es lo que parece que ha costado).

Mención al margen merece el traje de Spider-Man y algunos guiños a los cómics. Al referirme al traje (poderes) lo primero que llama la atención es la ausencia del sentido arácnido de Spidey. ¡No está! En su lugar encontramos el disfraz de última generación facilitado por Tony Stark en “Civil War”. Un disfraz al que ahora encima se le añade una serie de “extras/gadgets” y visión casi como la del casco de Iron Man (lo mismo pasa con el casco de “El Buitre”). Así pues, nuevo elemento “intrusivo” en la trama.

Respecto a los guiños a los cómics, cabe resaltar como algunas secuencias han sido diseñadas pensando en imitar viñetas de determinados números. Por ejemplo, hacia el final hay una secuencia de homenaje a The Amazing Spider-Man #33 (Volumen 1) o las escenas del atraco al banco que son otro guiño, esta vez al Ultimate Spider-Man 42 (no por casualidad, Brian Michael Bendis aparece en el listado de autores a los que se agradece su colaboración). Pero ¡ojo! hay muchos más “easter-eggs” con los que entretenerse buscándolos. Eso sí, el merchandising de ‘Star Wars’ resulta demasiado cantoso y deja claro que Disney tenía que promocionar y defender su parte del pastel como fuera.

“El mundo está cambiando…”. La nueva telaraña de Spider-Man.

Vamos ahora con el numeroso casting del film. Un elenco sólo salvado por las grandes aportaciones del joven Tom Holland y del veterano Michael Keaton. Los demás intérpretes, quitando alguna pequeña excepción, quedan claramente por debajo de esta dupla de héroe y villano.

Tom Holland hace un trabajo muy notable como Peter Parker y como Spider-Man. No es mejor ni peor que las versiones de Tobey Maguire y Andrew Garfield. Es diferente… más jovial, alegre e inocente. Holland ha volcado todo su entusiasmo en hacer bien las cosas y eso se nota. A él ningún reproche se le puede hacer en su doble papel.

Tampoco al villano de la función interpretado por Michael Keaton que, como el Buitre/Adrian Toomes, entrega un buen malvado con presencia, carisma, y motivaciones humanas y personales para actuar como lo hace en la trama. Sobre el personaje del cómic poco o ningún parecido hay con aquel anciano decrépito que se las hacía pasar moradas a Spidey. Ahora bien, este es un cambio más que menos asumible, sobre todo desde un punto de vista visual y por la gran labor de Keaton.

Antes de pasar al grupo de amigos de Peter conviene citar a Robert Downey Jr. que sale bastante menos de lo que cabría esperar (si juntamos todas sus intervenciones como Tony Stark/Iron Man no creo que llegaran a los 15 minutos), Jon Favreau como Happy Hogan está al nivel de minutos de Downey Jr y lo mismo sucede con Marisa Tomei como la increíblemente rejuvenecida Tía May.

Un poco más de presencia que los anteriores es la que tiene Bokeem Woodbine como el principal esbirro de Toomes, el también súpervillano conocido como Shocker. Decir que este Shocker hereda del personaje del cómic los tremendos conmocionadores, pero sufre un cambio de raza pasando del blanco al negro. No obstante, en este caso el cambio está justificado por los propios sucesos del film.

El diverso grupo de nuevos amigos de Peter es uno de los grandes problemas de esta película. Veamos, el principal referente es Jacob Batalon como Ned (el Ganke Lee del Universo Ultimate al que aquí han bautizado como Ned Leeds, supuestamente en un guiño al nombre del personaje original de los cómics que llegó a ser “El Duende”). Jacob hace el típico papel de mejor amigo del protagonista, siendo una especie de acompañante simpático. Lo mejor que se puede decir de él es que no estorba ni molesta tanto como me imaginaba. Además, resulta el mejor librado del grupo de chicos y chicas del Instituto.

El resto de amigos y/o conocidos de Parker lo forman: Laura Harrier como Liz, su interés amoroso. Se nota, y mucho, que a esta chica todavía le falta recorrido, sobre todo a la hora de reflejar sus diferentes estados emocionales. Zendaya interpreta a Michelle, una chica de la que poco o nada se cuenta más que tiene cierto aspecto de rebelde y sabe más de lo que aparenta. Todavía me estoy preguntando qué hace esta artista Disney aquí. Su personaje no está nada desarrollado y parece metido con calzador a última hora para salir en “X” escenas. Al respecto de Tony Revolori como Flash creo que es mejor no decir nada. Finalmente queda Angourie Rice dando vida a la versión adolescente y rubia de Betty Brant. Da pena ver como esta jovencita, revelación de Dos buenos tipos (Shane Black, 2016), resulta infrautilizada en un papel de escasa trascendencia.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Spider-Man: Homecoming, un film que no pasa de simple y correcto entretenimiento para todos los públicos… cuando sus metas deberían haber sido mucho más elevadas. La película, seguramente, dará réditos suficientes para hacer una secuela. Espero que sea entonces cuando se corrijan los errores cometidos y se entregue un universo arácnido más reconocible y fiel.

Relacionado: Conociendo a El Buitre.

Tráiler de Spider-Man: Homecoming

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