Solo ante el peligro
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Varios expresidentes norteamericanos, republicanos y demócratas, como Dwight D. Eisenhower, Ronald Reagan y Bill Clinton llegaron a citar este film como su película favorita de todos los tiempos. Estamos ante un western ineludible que ya tiene 70 años a sus espaldas. Un western que nos recuerda lo difícil que en el salvaje oeste era vivir ‘Solo ante el peligro’.

“Lo veo claramente. Ellos me están haciendo huir y yo no he huido ante nadie. Debo regresar. No hay otra salida” (Will Kane)

Crítica de Solo ante el peligro

En 1952, hace la friolera de 70 años, el oscarizado Fred Zinnemann estrenó ‘Sólo ante el peligro’. Sin duda, estamos ante su film más recordado. Me refiero a una película de la que todo el mundo, amante o no del cine, debe haber escuchado hablar en más de una ocasión. Un western clásico que cualquier cinéfilo, y fan de “las películas del oeste”, debería ver al menos una vez en la vida. En mi caso, la vi por primera vez siendo un niño en un pase por TVE y ya no la olvidé. Con motivo de su 70º aniversario decidí recuperarla para la causa. Como curiosidad inicial, comentar que la trama del film se basó en ‘The Tin Star’, una historia corta publicada en 1947 por John W. Cunningham.

Entrando en la dirección de Zinnemann vemos como esta resulta muy efectiva rechazando el uso del color. Su mayor virtud es lograr implicarnos en la tensión que se va apoderando de todos los personajes con el transcurrir de los minutos. Minutos que son cada poco recogidos por los planos de los diferentes relojes que vamos viendo. De esta forma somos conscientes, en todo momento, del tiempo que falta para la llegada del tren con el tan temido criminal a bordo…

El trabajo de ambientación hay que destacarlo con las diferentes localizaciones del pueblo: la cantina, el hotel, la estación,… También destaca el vestuario de los protagonistas. Aquí tenemos personajes que, al igual que en el venerado Spaghetti western, se presentan sudorosos y algunos de ellos sucios. Un ejemplo de esto es ver al impoluto Will Kane del principio y comparar cómo va quedando con el transcurrir del metraje… sobre todo, tras una tremenda pelea con su ayudante. Ni que decir tiene que los esbirros del villano para nada se presentan de punta en blanco.

Componiendo las partituras de la banda sonora encontramos a Dimitri Tiomkin, un emigrante ucraniano que logró hacer carrera en Hollywood ganando además 4 Oscars. Precisamente, la primera estatuilla la ganó por su música para ‘Sólo ante el peligro’. Sus melodías claramente anticipan los sucesos que están por acontecer acompañando bien a la trama. Por el contrario, nos machaca insistentemente con el tema ‘High Noon’. Esta balada prácticamente suena cada vez que Gary Cooper recorre el poblado en busca de ayuda… Como aporte a la historia veo bien emplearla un par de veces (como sucede al principio y al final), pero abusar de la misma a lo largo de casi todo el metraje la termina por convertir en algo cansina e insoportable. Pese a este abuso, el tema interpretado por Tex Ritter, con letras de Ned Washington, también lograría el Oscar a la mejor canción original.

De trasladar la historia de Cunningham al guión se ocupó Carl Foreman, un guionista que ya en 1949 había destacado con el libreto de ‘El ídolo de barro’ (Mark Robson, 1949). Bien puedo decir que su escritura para ‘Solo ante el peligro’ es lo mejor del film. De hecho, recibió una merecida nominación al Oscar en la gala de 1953 y su influencia posterior ha sido infinita. Una influencia que alcanzó su cenit en Atmósfera cero (Peter Hyams, 1981), un “remake” protagonizado por el mítico Sean Connery abrazando el rol de Gary Cooper en IO, la luna de Júpiter. También en películas como Cobra, el brazo fuerte de la ley (George Pan Cosmatos, 1986), o clásicos como Harry el sucio (Don Siegel, 1971), podemos encontrar frases “copiadas” directamente del guión de Foreman. Y estas películas son tan sólo un ejemplo de cómo trascendieron sus letras.

Lo curioso del caso es que Foreman entrega una historia sencilla… pero con un grandioso retrato de personajes. Toda la población de Hadleyville va quedando perfectamente retratada según se va acercando la hora de la llegada del tren. Aquí tenemos a los miserables de la cantina que llegan a elogiar al criminal y a su banda diciendo que con ellos se vivía mejor. También están los feligreses que acuden a la Iglesia y luego adoptan posiciones temerosas y ambiguas… como el cura. Por supuesto, no faltan los cobardes que se esconden tras las faldas de sus mujeres ni tampoco los que prometen ayuda y luego se rajan. En estas circunstancias, nuestro héroe sólo puede contar con los niños y los borrachos. Recuerden aquel dicho que reza: “Sólo los niños y los borrachos dicen siempre la verdad”. Pues eso.

“Ha llegado mi hora”. El más valiente entre mil.

El protagonista principal fue el respetado Gary Cooper en el rol de Will Kane, el sheriff acosado y abandonado. Cooper ya había ganado el Oscar por su labor en ‘El sargento York’ (Howard Hawks, 1941) y por ‘Sólo ante el peligro’ ganaría su segunda estatuilla dorada. Su trabajo en este film es entregarnos a un hombre de los que ya no se estilan hoy en día. Hablo de un agente de la ley que respeta los valores a los que sirve por encima de todo, incluso del miedo y del amor a su propia esposa. Un hombre recto que no está dispuesto a abandonar su cargo, pese a que eso le cueste la vida. Atención a cómo el rostro de Cooper se va demacrando siendo pasto del sudor fruto de la tensión y del paso de los minutos.

A su esposa, Amy, la encarna una joven y bellísima Grace Kelly en la que fue una de sus primeras películas importantes y esto se le nota en una cierta rigidez. No obstante, su papel no es tan fácil como pudiera parecer en un principio. Comento esto porque no es una “esposa florero” al uso del género. Al principio también da la sensación de abandonar a su marido… pero, a lo largo del metraje, conoceremos sus motivaciones. Además demostrará un gran valor para afrontar dos situaciones realmente difíciles para una joven de aquella época.

En la galería de secundarios tenemos a Katy Jurado que encarna a Helen, una mexicana plena de carácter que ha sabido gestionar sus negocios imponiéndose a los hombres de aquellos tiempos. Enloquecido por sus faldas está Lloyd Bridges como Harvey, el ayudante de Kane que también lo dejará solo por pura envidia. Y, finalmente, no se pierdan la aparición de Lon Chaney Jr. El mítico hombre lobo esta vez interpreta al viejo sheriff retirado que poco puede hacer por ayudar a Kane. Atención a la crudeza de su pensamiento reflejado en esta frase: “Si se es honrado se es pobre toda la vida. Y al final se viene a morir asesinado en cualquier callejuela solitaria”.

En el trío de esbirros que acompañan al villano destaca la presencia del mítico Lee Van Cleef. Ojo porque estamos hablando de su primer papel en cines: el pistolero Jack Colby. Van Cleef es el más joven del grupo y no tiene ni una sola línea de diálogo. En lo que sí destaca es por ser el primero en aparecer en pantalla, poner caras desafiantes y tocar la armónica. Los otros dos malosos fueron interpretados por Sheb Wooley (Ben Miller) y Robert J. Wilke (Jim Pearce). Básicamente los tres se dedican a esperar en la estación la llegada del gran jefe para participar todos juntos en el ajuste de cuentas a Kane. Y hablando del jefe, Frank Miller, este papel fue para Ian MacDonald. El veterano actor se valió de su rostro “picado” para imponer respeto y causar temor nada más bajar del tren.

“Mataré a Will Kane, lo juro” (Frank Miller)

En conclusión.
Concluyo esta crítica de Solo ante el peligro, un western de referencia que marcó el camino a seguir para muchos otros héroes tanto del salvaje oeste como de la jungla urbana. Hombres con pistolas, placas y principios rectos que no estaban dispuestos a dejar que los malos se salieran con la suya. Todos ellos tienen al Sheriff Will Kane como uno de sus primeros y más grandes iconos. No creo que haga falta decir mucho más…

Tráiler de Solo ante el peligro

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