Sean Connery
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Filmografía de Sean Connery.

Cuando hablamos de Sean Connery es difícil disociar su nombre del de James Bond. Pero tras ese personaje que tantas puertas le abrió encontramos a un actor versátil y apasionado que siempre ha marcado sus interpretaciones con el sello de la elegancia. Quizás por eso (y por su innegable talento) consiguió desencasillarse del papel que le había dado fama mundial para convertirse en un actor con una carrera cinematográfica más que digna. Yo lo descubrí, como casi todos, encarnando al agente secreto más famoso de la historia. Pero sólo con el tiempo comprendí que apenas había arañado la superficie de este gran escocés.

«Puede que no sea un gran actor, pero sería incluso peor haciendo cualquier otra cosa» (Sean Connery)

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El largo camino al estrellato.
Thomas Sean Connery nace un 25 de agosto de 1930 en la población escocesa de Fountainbridge, dentro del seno de una familia de clase humilde. Su padre, Joseph, era un católico de origen irlandés que trabajaba en una fábrica. Su madre, Effie, se ganaba la vida limpiando. Además tenía un hermano pequeño, Neil, que había nacido en 1938. Los apuros económicos obligaron a Sean a dejar el colegio cuando apenas contaba con 13 años para trabajar de repartidor de leche en una cooperativa local. A los 16 años se enroló en la Royal Navy, no por vocación… sino como una salida obligada, ya que según decía él: «Dejé Escocia porque habiendo dejado el colegio a los trece años no tenía calificaciones para hacer otra cosa aparte de alistarme en la marina». Dejar su hogar y su patria fue difícil para un muchacho como él, baste decir que decidió hacerse dos tatuajes muy significativos que aún, a día de hoy, siguen siendo importantes para él: «Mum and Dad» y «Scotland forever».

Pasados tres años vio como su vida sufría otro contratiempo. Debido a una úlcera duodenal tuvo que abandonar el ejército y regresar a su pueblo. Allí reemprendió su trabajo como repartidor de leche, alternándolo con otras ocupaciones como conductor de camión o salvavidas. Por entonces era ya un apuesto adolescente agobiado por una vida dura. Para evadirse se refugió en el Culturismo, un deporte que ocupaba todo su tiempo libre y que le llevaría a participar en el certamen de Mr. Universo años después. La casualidad llamó a su puerta cuando, durante las navidades de 1951, fue contratado como mozo en el King’s Theatre. Allí tomó contacto con la que sería su futura profesión. Aunque hay que decir que también tuvo la posibilidad de emprender una carrera como jugador de fútbol, pero afortunadamente no lo hizo: «Me di cuenta de que un futbolista de primer nivel podía estar en lo más alto hasta los 30, y yo ya tenía 23. Así que decidí convertirme en actor y resultó ser una de mis más inteligentes apuestas».

Los primeros pasos de Sean Connery en el mundo de la interpretación no fueron decididos como en el caso de otros actores. Durante ocho años participó como extra o en pequeños papeles en diferentes producciones de bajo nivel como ‘Ruta infernal’. Su oportunidad no llegaría hasta 1958, cuando le ofrecieron un papel protagonista junto a Lana Turner en la película Brumas de inquietud’, donde daba vida a un periodista atrapado entre dos mujeres. Fue un rodaje movido, ya que Connery tuvo que sufrir los celos del novio de Lana Turner, el mafioso Johnny Stompanato, que se presentó en los estudios y apuntó al actor con su pistola. Connery le desarmó y lo tumbó de un gancho de derecha, lo que provocó que, durante un tiempo, tuviera que esconderse al recibir amenazas de los sicarios de Stompanato. No sólo demostró su talento en la película sino que sabía como poner firme a quien fuera.

En 1959 se le ofreció la posibilidad de participar en ‘Darby O’Gill y el rey de los duendes’, una producción de la Disney dirigida al público más joven. Y ese mismo año se hacía con un discreto papel en La gran aventura de Tarzán’, con Gordon Scott en el papel de hombre mono. Eran películas de escaso nivel y que, con el tiempo pasarían al olvido, pero le sirvieron para, poco a poco, ir adentrándose en el mundo del cine. En lo que quedaba de década se implicó en diferentes series de televisión y no sería hasta entrar en los sesenta cuando su estrella comenzaría a brillar. Pero antes de que su vida profesional diera el salto definitivo aún tuvo tiempo de participar en un rol destacado para la serie de la BBC ‘Anna Karenina’ en 1961. Y, finalmente, un papel que haría que los productores se fijaran en él, el de un oficial británico en la ambiciosa película bélica El día más largo’. A partir de entonces ya no habría más papeles pequeños para Sean Connery.

Bond… James Bond.
En 1962 Albert R. Broccoli y Harry Saltzman decidieron llevar a la gran pantalla las novelas de Ian Fleming. Al principio se pensó en Cary Grant para encarnar al espía británico, pero debido a su edad el actor norteamericano declinó la oferta. Llegaron a sonar otros nombres como Richard Johnson y James Mason, y el propio Ian Fleming se decantó por David Niven. Para rizar el rizo se llegó a hacer un concurso para encontrar al actor ideal, pero después de tantas vueltas los focos se centraron en Sean Connery. Finalmente, el azar y la buena suerte estaban del lado del actor escocés, que firmó un contrato para realizar cinco películas. La primera sería  ‘James Bond contra el Dr. No’ y estaría dirigida por Terence Young. En ese momento Sean no pensó que ese papel fuera a reportarle nada fuera de lo normal, lo veía como un trabajo más: «Oh, será sólo otro trabajo. Luego volveré a esperar que suene el teléfono como de costumbre».

Más adelante comprobaría que su teléfono ya no pararía de sonar y que, sin comerlo ni beberlo, se había convertido en un sex-symbol. El año siguiente estuvo ocupado rodando la segunda película de Bond, Desde Rusia con amor’, dirigida de nuevo por Terence Young. Y en 1964 empezaría a cosechar los frutos de su elección como Bond cuando Alfred Hitchcock se fijó en él para hacer de protagonista principal en el thriller psicológico ‘Marnie la ladrona’, junto a Tippi Hedren. Para redondear el año volvió a encarnar de nuevo a 007 en ‘Goldfinger’, el primer blockbuster de la saga y para muchos una de las mejores películas de Bond. Además supuso el punto de origen de otra de las pasiones del actor escocés: el golf.

Con el estreno de la cuarta película de Bond, Operación Trueno’, su figura se iba aposentando cada vez con más fuerza como el nuevo icono sexual de los sesenta, algo que motivó que la revista Playboy le hiciera una amplia entrevista. Además, fue contratado para interpretar a un soldado en el drama carcelario La colina’ dirigido por Sidney Lumet. Pese a no ser un éxito completo, Sean se mostró muy contento con esta película por motivos muy concretos: «Es la primera vez, desde que hago películas de Bond, que he controlado con antelación todos los detalles de lo que voy a hacer tanto con el director como con el productor. […]. Incluso antes de que se estrene, ‘La colina’ ha sido un éxito para mi porque me he involucrado totalmente en el proyecto».

Por aquel entonces Connery ya era un actor muy bien pagado que podía permitirse hacer una o dos películas al año a lo sumo. Y quizás por eso se atrevió a adentrarse en el campo de la comedia con la película de Irvin Kershner Un loco maravilloso’. El resultado es una comedia amable, simpática, pero que desaprovecha enormemente el talento de sus actores. Hay quien dice que fue un fiasco y que motivó que Sean no regresara a este género. Y la verdad es que no regresó, aunque siempre tuvo cierta bis cómica que supo integrar en sus personajes, no se sintió completamente cómodo en una obra como esta.

En 1967, cansado de encarnar al agente secreto británico, rodaría su última película como James Bond con la intención de dedicar más tiempo a su familia y al golf. Años más tarde declararía irónicamente «Siempre he odiado a ese maldito James Bond. Me gustaría matarlo». Con Sólo se vive dos veces’ terminaba una etapa en su vida profesional y en los años posteriores trabajaría, a lo sumo, en un par o tres de modestas películas. Entre ellas podríamos destacar una de sus incursiones en el género del western, Shalako’, junto a la actriz francesa Brigitte Bardot. Otra de las películas que es interesante recordar es Odio en las entrañas’, una crítica social que explotaba el tema de los inmigrantes irlandeses y que resultó ser un fracaso en taquilla, pese a contar con un presupuesto elevado y la presencia de un Richard Harris en su mejor momento.

Consolidando el estrellato.
Tras el abandono de Sean Connery, las productoras tuvieron que buscar a un nuevo James Bond, un desconocido George Lazenby que pese a hacerlo relativamente bien no contó con el favor del público. Fue entonces cuando se trató de convencer al actor escocés para que volviera a encarnar al personaje que tanto odiaba en Diamantes para la eternidad’. No les salió barato, finalmente Connery aceptó a cambio de un sueldo millonario y un porcentaje en los beneficios. Tras finalizar el trabajo afirmó de nuevo que dejaba el personaje, pero años más tarde se demostraría que no. Finalizó el año rodando La tienda roja’ ‘Supergolpe en Manhattan’, un thriller de Sidney Lumet que, sin ser una gran película, ofreció la posibilidad de ver a un joven y primerizo Christopher Walken. Sin duda Sean seguía buscando apartarse de la larga sombra de James Bond, y la oportunidad de conseguirlo no aparecería hasta 1973.

En efecto, ese año Sidney Lumet volvió a contar con él para protagonizar La ofensa’, un drama psicológico basado en una aclamada obra de John Hopkins. La película no acabó de funcionar en taquilla ni puede considerarse entre lo mejor de Lumet, pero el apartado interpretativo cosechó unas críticas excelentes que sirvieron a Connery para demostrar que, además de ser un tipo duro, sabía interpretar. De hecho, en 1974, ya pudo hacerse con dos papeles cuanto menos interesantes. En primer lugar Zardoz’, una aventura futurista dirigida por John Boorman que eternizó a Connery enfundado en unos calzones rojos. El actor ironizó por su participación en la película diciendo «Ocupé el lugar de Burt Reynolds, que por lo que me han dicho se puso enfermo tras leer el guión». Y en segundo lugar Asesinato en el Orient Express’, una adaptación de una novela de Agatha Christie dirigida por Sidney Lumet que contó con un reparto de lujo y recibió una magnífica acogida de crítica y público.

1975 sería un año especial para Sean, ya que protagonizaría dos de sus más memorables películas. John Millius pensó en él para encarnar a un poderoso guerrero bereber en ‘El viento y el león’, una película de aventuras que homenajeaba el cine clásico y que aún, a día de hoy, sigue despertando las mismas sensaciones. Y el papel que tanto tiempo había estado esperando de la mano de John Huston, que le encomendó encarnar a Daniel Drabott enEl hombre que pudo reinar’ junto a Michael Caine, una película inolvidable que catapultó su popularidad. La química que se estableció entre ambos actores viene explicada por el propio Caine: «Sean y yo solíamos coreografiarlo todo, nos ayudábamos el uno al otro, nunca tratamos de competir… La verdad es que es la mejor relación que he tenido nunca con otro actor».

En 1976 se puso en la piel de uno de los personajes más legendarios, Robin Hood. Lo hizo acompañado de una deliciosa Audrey Hepburn y de la mano del director Richard Lester en ‘Robin y Marian’, una visión romántica y sumamente realista que en muchos aspectos supera a cualquier otra película del proscrito Robin. Un año después se unió a nombres tan importantes como Gene Hackman, Anthony Hopkins o Michael Caine en Un puente muy lejano’, una superproducción bélica dirigida por Richard Attenborough que, pese a tenerlo todo para ser un éxito, tuvo una acogida discreta en taquilla.

En 1979 se le ofreció la posibilidad de trabajar en ‘El primer gran asalto al tren’, una simpática cinta policíaca que contó con la presencia de un emergente Donald Sutherland. Y no acabó la década de los setenta sin aportar su granito de arena al género de catástrofes con Meteoro’, una modesta película que contó con nombres de la talla de Henry Fonda o Natalie Wood.

Ya en 1980 llegaría una de sus películas más emblemáticas, aunque dirigidas a un público mucho menos comercial. Hablamos de Atmósfera cero’, un thriller espacial que trataba de versionar las clásicas películas del oeste. Por su interpretación fue nominado por primera vez a un premio, en este caso el Saturn al mejor actor. También participó en Héroes del tiempo’, una película de aventuras dirigida por Terry Gilliam y donde podíamos ver a algunos otros miembros de Monty Python. Y poco después también nos ofreció una magnífica interpretación en Cinco días de verano’, dirigida por Fred Zinnemann. Una preciosa historia de amor en la que el propio Zinnemann aclaró por qué era tan fácil trabajar con él: «Es admirable, el tipo de hombre que vuelve loco a todo el mundo. Tiene algo de Gary Cooper, es muy directo, sin tonterías, y cuando dice algo sabes perfectamente qué es lo que quiere decir. No hay evasivas, es totalmente natural».

Cuando ya nadie lo esperaba, Connery anunció que volvía a meterse en la piel de James Bond. Fue en 1983, en un brillante golpe de efecto frente a la nueva entrega de la saga, ‘Octopussy’ que protagonizaba Roger Moore. El título escogido fue Nunca digas nunca jamás’, en honor a las reiteradas negativas del actor a volver a interpretar al personaje. Con un reparto que incluía a una maciza y popular Kim Basinger, la película fue un éxito de taquilla aunque supuso definitivamente el fin de Connery como agente 007.

Los ochenta estaban tratando bien al actor escocés, y en 1986 protagonizó Los inmortales junto a Christopher Lambert, una modesta cinta de ficción, y El nombre de la rosa’, que volvió a ponerlo en lo más alto gracias a su inolvidable trabajo encarnando a Guillermo de Baskerville. Era la antesala del éxito, justo antes de que apareciera en Los intocables’, un apasionante thriller dirigido por Brian de Palma que le valió diversos premios, entre ellos el Oscar al mejor actor secundario. Un premio merecido y que, sin embargo, no le afectó demasiado, de hecho tiempo después declararía: «El Oscar que gané por ‘Los intocables’ es algo maravilloso, pero puedo decir sinceramente que hubiera preferido ganar el US Open de golf».

Fruto de ese éxito fue la participación en la tercera entrega de la saga de Indiana Jones. Cuando Spielberg llamó a Connery para que interpretara al Dr. Henry Jones en Indiana Jones y la última cruzada’, él ya gozaba del status de superestrella del celuloide. Fue un trabajo memorable en el que explotó su faceta de abuelo y dejó impresionado al propio Spielberg: «Actualmente hay siete estrellas de cine genuinas y Sean es una de ellas. No diré el nombre de las otras porque algunos de mis mejores amigos no están incluidos». Como el papel de patriarca se le daba bien, ese mismo año interpretó al padre de Dustin Hoffman en Negocios de familia’, una comedia de intriga que contaba también con un joven Matthew Broderick. De todas formas, su siguiente gran paso sería encarnando a un rudo comandante de submarinos en La caza del Octubre Rojo’, esto fue en 1990, un año después de que cayera el muro de Berlín, y aunque no recibió unas críticas demasiado buenas fue un éxito en las taquillas de todo el mundo.

La década de los noventa se caracterizó por una serie de altibajos motivados en parte por escoger los papeles pensando más en el dinero que en la calidad de los mismos. De algunas películas incluso llegó a renegar, al mismo tiempo que empezaba a vislumbrarse el ocaso de su carrera. No obstante, empezó esta etapa con ‘La Casa Rusia’, una estimable película basada en una novela de John LeCarré que le llevó a trabajar con una bellísima Michelle Pfeiffer. Fue al año siguiente cuando se embarcó en ‘Los inmortales II’, una mediocre secuela que daba un esperpéntico giro a la historia que se había visto en la primera película. La presencia del actor escocés, lejos de ser un misterio, tenía fácil explicación: «Me llamaron y me hicieron una fantástica oferta por ocho días de trabajo. Y además rodaríamos en Argentina, donde nunca había estado». A sus 62 años, y tras papeles de escaso nivel en películas como Robin Hood, príncipe de los ladrones’, Connery se enfrentaba a un futuro incierto protagonizando una amable película policíaca en compañía de un joven Wesley Snipes. Hablamos de ‘Sol naciente’, un thriller basado en una novela de Michael Crichton que tuvo un efecto balsámico para el actor: «Creo que es una buena película, funciona bastante bien. Quizás por eso vuelvo a estar entusiasmado».

Apurando la copa.
En 1993 le habían diagnosticado unos nódulos en la garganta debido a su condición de fumador, llegando a ser declarado muerto por ciertos medios. Pero no sólo lo superó, sino que tuvo la ocasión de volver a demostrar por qué era uno de los actores mejor pagados con  ‘Causa justa’, dirigida en 1995. Desgraciadamente, lo que en principio era un prometedor thriller quedó reducido a una película entretenida y algo disparatada cuyo único valor en alza era el trabajo interpretativo de sus actores. Ese mismo año encarnó al Rey Arturo en El primer caballero’, una película de aventuras que la crítica catalogó de infumable y contó con la presencia de Julia Ormond y Richard Gere. Pero el actor escocés no se echó atrás y en 1996 decidió producir y coprotagonizar junto a Nicolas Cage y Ed HarrisLa roca’, una cinta de acción dirigida por Michael Bay y ambientada en la isla carcelaria de Alcatraz que fue un rotundo éxito de taquilla.

Y fue entonces cuando Connery volvió a ver billetes en abundancia y decidió participar en Los Vengadores’, una película que estaba basada en la famosa serie televisiva. Junto a Uma Thurman y Ralph Fiennes intentó que el barco llegara a buen puerto, pero acabó siendo un fracaso rotundo del que renegó profundamente. Años más tarde declararía: «Me lo pasé bien rodando ‘Los Vengadores’… hasta que montaron la película. Si hubiera tenido licencia para matar la hubiera empleado con el director y el productor». Por entonces ya era muy mayor y, pese a seguir siendo considerado uno de los hombres más atractivos, comenzó a desaparecer su amor por la profesión.

Sus últimos años como actor fueron muy plácidos, alternando la práctica de golf con algún que otra película. En 1999 rodó junto a Catherine Z. Jones ‘La trampa’, aprovechando la etiqueta de maduro atractivo que le había colgado Hollywood. Una cinta entretenida que no pasaría a la posteridad y le alejaba de los papeles sobrios que le habían conducido a lo más alto. Es más, por ella fue nominado a los premios Razzies. Tan sólo volvería a remontar momentáneamente el vuelo con Descubriendo a Forrester’, un digno drama versado alrededor de la figura de un escritor y su joven pupilo. Una rara avis en esta última etapa de su vida profesional que daría paso al epílogo una fría tarde de 2003 cuando decidió enfrascarse en ‘La Liga de los hombres extraordinarios’ a cambio de 17 millones de dólares. Un auténtico despropósito de película que pondría un broche negro a una carrera de éxitos.

Más allá del actor…
Pese a su fama como sex symbol, Sean Connery sólo ha estado casado dos veces. La primera en 1962 con la actriz Diane Cilento, una relación que duraría hasta 1973. Y la segunda con la pintora francesa Micheline Roquebrune en 1975, con la que vive actualmente. Fue su primera esposa la que abrió la caja de los truenos al afirmar en una entrevista que Sean la había golpeado en más de una ocasión. Quizás la veracidad de esas declaraciones hubiera sido escasa de no ser por una entrevista que había concedido en 1965 a Playboy donde el actor afirmaba: «No creo que haya nada particularmente malo en pegar a una mujer… Si la mujer es una bruja, una histérica, o me faltara continuamente, yo lo haría». Un asunto que en su momento levantó ampollas pero que el actor siempre ha negado rotundamente.

Y si bien las mujeres y el golf siempre han sido su pasión, no podemos obviar el patriotismo que siente por Escocia. De hecho, desde hace años es miembro activo del Partido Nacional Escocés (SNP) que busca la independencia de Escocia. Algo que algunos detractores ponen en entredicho desde que en el año 2000 fuera nombrado Sir por la Reina de Inglaterra.

Premios y nominaciones.
1964.-Laurel de Oro a la mejor nueva cara masculina por ‘James Bond contra el dr. No’.
1965.-Laurel de Oro a la mejor interpretación de acción por ‘Goldfinger’.
1966.-Laurel de Oro a la mejor interpretación de acción por ‘Thunderball’.
1969.-Nominado al Saturn como mejor actor por ‘Atmósfera cero’.
1972.-Premio Henrietta a la estrella masculina favorita en los Globos de Oro.
1988.-Oscar al mejor actor de reparto por ‘Los intocables’.
1988.-Nominado al BAFTA al mejor actor de reparto por ‘Los intocables’.
1988.-Globo de Oro al mejor actor de reparto por ‘Los intocables’.
1988.-Premio BAFTA al mejor actor por ‘El nombre de la rosa’.
1988.-Nominado al BAFTA al mejor actor de reparto por ‘Indiana Jones y la última cruzada’.
1990.-Nominado al Globo de Oro al mejor actor de reparto por ‘Indiana Jones y la última cruzada’.
1990.-Nominado al BAFTA al mejor actor por ‘La caza del Octubre Rojo’.
1996.-Premio Cecil B. DeMille de los Globos de Oro.
1997.-Premio MTV Movie Award a la mejor pareja protagonista junto a Nicolas Cage por ‘La roca’.
2001.-Golden Satellite al mejor actor por ‘Descubriendo a Forrester’.
2005.-Premio del  European Film Awards por una vida de logros en el cine.
2006.-Premio del  American Film Institute por una vida de logros en el cine.

Filmografía completa.
1957.-No road back, de Montgomery Tully.
1957.-Ruta infernal, de Cy Endfield.
1958.-Brumas de inquietud, de Lewis Allen.
1958.-Una noche para recordar, de Roy Ward Baker.
1959.-Darby O’Gill y el rey de los duendes, de Robert Stevenson.
1959.-La gran aventura de Tarzán, de John Guillermin.
1960.-La ciudad asustada, de John Lemont.
1961.-Operación Snafu, de Cyril Frankel.
1962.-El día más largo, de varios directores.
1962.-James Bond contra el Dr. NO, de Terence Young.
1963.-Desde Rusia con amor, de Terence Young.
1964.-La mujer de paja, de Basil Dearden.
1964.-Marnie la ladrona, de Alfred Hitchcock.
1964.-Goldfinger, de Guy Hamilton.
1965.-La colina, de Sidney Lumet.
1965.-Thunderball, de Terence Young.
1966.-Un loco maravilloso, de Irwin Kershner.
1967.-Sólo se vive dos veces, de Lewis Gilbert.
1968.-Shalako, de Edward Dmytryk.
1969.-La tienda roja, de Mikhail Kalatozov.
1970.-Odio en las entrañas, de Martin Ritt.
1971.-Supergolpe en Manhattan, de Sidney Lumet.
1971.-Diamantes para la eternidad, de Guy Hamilton.
1972.-La ofensa, de Sidney Lumet.
1974.-Zardoz, de John Boorman.
1974.-Los terroristas, de Caspar Wrede.
1974.-Asesinato en el Orient Express, de Sidney Lumet.
1975.-El viento y el león, de John Milius.
1975.-El hombre que pudo reinar, de John Huston.
1976.-Robin y Marian, de Richard Lester.
1976.-El árabe, de Richard C. Sarafian.
1977.-Un puente muy lejano, de Richard Attenborough.
1979.-El primer gran asalto al tren, de Michael Crichton.
1979.-Meteoro, de Ronald Neame.
1979.-Cuba, de Richard Lester.
1980.-Atmósfera Cero, de Peter Hyams.
1981.-Los héroes del tiempo, de Terry Gilliam.
1982.-Cinco días de verano, de Fred Zinnemann.
1983.-Nunca digas nunca jamás, de Fred Zinnemann.
1984.-El caballero verde, de Stephen Weeks.
1986.-Los inmortales, de Russell Mulcahy.
1986.-El nombre de la rosa, de Jean-Jacques Annaud.
1987.-Los intocables, de Brian de Palma.
1988.-Más fuerte que el odio, de Peter Hyams.
1989.-Indiana Jones y la última cruzada, de Steven Spielberg.
1989.-Negocios de familia, de Sidney Lumet.
1990.-La caza del Octubre Rojo, de John McTiernan.
1990.-La Casa Rusia, de Fred Schepisi.
1991.-Los inmortales II: el desafío, de Russell Mulcahy.
1991.-Robin Hood, príncipe de los ladrones. De Kevin Reynolds.
1992.-Los últimos días del Edén, de John McTiernan.
1993.-Sol naciente, de Philip Kaufman.
1994.-Un hombre bueno en África, de Bruce Beresford.
1995.-Causa justa, de Arne Glimcher.
1995.-El primer caballero, de Jerry Zucker.
1996.-La Roca, de Michael Bay.
1998.-Los Vengadores, de Jeremiah S. Chechik.
1999.-La trampa, de Jon Amiel.
2000.-Descubriendo a Forrester, de Gus Van Sant.
2003.-La liga de los hombres extraordinarios, de Stephen Norrington.

«Nada como un desafío para sacar lo mejor de un hombre» (Sean Connery)

Actualizada a 25/08/22.

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