Harry el sucio
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Clint Eastwood se arriesgó y triunfó en Europa de la mano de Sergio Leone gracias a los spaghetti-westerns en los que interpretó al mítico personaje de “El hombre sin nombre”. A su regreso a los EEUU, la United Artists lo consideró una estrella y le hizo un contrato como tal. Pero ser una estrella es una cosa… y ser una superestrella es otra. Clint Eastwood se convirtió en una superestrella gracias a esta película: ‘Harry el sucio’.

“Sé lo que estás pensando, cerdo: si disparé 6 balas o sólo 5. Te aseguró que yo también he perdido la cuenta, pero siendo este un Mágnum 44, el mejor revolver del mundo capaz de volarte los sesos… ¿No crees que debieras pensar que eres afortunado? Contesta, hijo de perra” (Harry Callahan)

Crítica de Harry el sucio

Estamos a principios de los años 70 y en Estados Unidos reina el desánimo y la decadencia provocados por las recientes guerras y cruentos sucesos. Los héroes del western ya son cosa del pasado y figuras icónicas como Charlton Heston van necesitando un relevo. En este panorama se alzó un nuevo tipo de héroe representado por un joven Clint Eastwood que había madurado en Europa trabajando con Sergio Leone en los spaghetti western. Su éxito europeo lo llevó a firmar por los grandes estudios a su regreso a Norteamérica. Allí trabó amistad con gente como Don Siegel y entre los dos pusieron en marcha una película que haría historia: ‘Harry el sucio’.

En un principio, Eastwood y Siegel pensaron ambientar el film en Seattle por lo poco explotada que estaba la ciudad de los Sonics a nivel cinematográfico. Sin embargo, el gusto y la atracción de ambos por San Francisco terminó por decantar la balanza. Y realmente no podían haber hecho mejor elección. Digo esto porque la dirección de Don Siegel consigue convertir a San Francisco en un personaje más del film.

En relación a lo anterior, el mítico director retrata magníficamente la ciudad. Y la retrata desde las azoteas más altas hasta los más bajos antros a pie de calle. Para la historia quedan la tremebunda secuencia al pie de la inmensa cruz del Mount Davidson Park y el implacable acorralamiento de Harry a Scorpio en el viejo Kezar Stadium de los San Francisco 49ers (ojo también a la cruz que forman las líneas del campo en un claro símil a la escena anterior dándole la vuelta). Por no hablar de la tristísima y deprimente secuencia al lado del mítico puente en la que sacan el cuerpo inerte y desnudo de Mary Ann Deacon de un oscuro pozo. En definitiva, Don Siegel consigue aquí una ambientación de un alto nivel.

Otro aspecto destacado en la dirección lo tenemos en la filmación de las escenas de acción. Para empezar sobresale el atraco inicial frustrado por Callahan. Esa set-piece puede resultar aparentemente sencilla, pero es todo un logro. Y lo es porque se combinan con gran habilidad los planos subjetivos del interior del coche de los cacos con los planos de Callahan y los de la propia calle. Por descontado otra escena que brilla mucho es el asalto al autobús escolar en el que Callahan se tira sobre el techo del vehículo esquivando los disparos de un Scorpio totalmente enloquecido. Resaltar que el propio Eastwood protagonizó la práctica totalidad de estas secuencias. La peligrosa del bus incluida.

Ahora conviene detenerse un poco en la banda sonora de Lalo Schifrin. Su partitura es magnífica y totalmente setentera incluyendo sintetizadores, instrumentos de percusión, y sensuales coros y sonidos femeninos. También sobresale la triste y melancólica pieza que suena en la ya comentada secuencia de Mary Ann Deacon. Esa escena, unida a la música de Schifrin, siempre me ha encogido el corazón.

El guión fue escrito y reescrito por muchos guionistas, entre ellos Terrence Malick y John Milius. No obstante, al final sólo quedaron acreditados como principales Harry Julian Fink y Rita M. Fink. Es importante destacar que la trama de la película está basada en hechos reales. Concretamente se basa en los crímenes cometidos en San Francisco por el denominado como “Asesino del Zodiaco”, un indetectable criminal que sembró el pánico desde finales de los años 60 y hasta casi los años 80. Si recuerdan, en el film ‘Zodiac’ (David Fincher, 2007) se relatan aquellos sucesos con referencia directa al estreno en Estados Unidos de ‘Harry el sucio’.

El libreto, al igual que la película, está muy bien estructurado marcando claramente dos segmentos. El primero se centra en los crímenes y el chantaje de Scorpio a la ciudad de San Francisco mediante sus cartas al alcalde. Y el segundo se basa en el hostigamiento de Callahan al demente criminal. En ambas partes la escritura está repleta de frases y/o sentencias de Harry que han pasado a la memoria colectiva siendo repetidas una y otra vez. Sin duda alguna, la más popular es su particular discurso sobre el Magnum-44 al decidir el destino final de un criminal.

También es importante llamar la atención de la inclusión en el libreto de importantes conceptos jurídicos. Entre ellos tenemos la denominada como “teoría de los frutos del árbol envenenado”. Estamos ante una teoría del mundo del Derecho en la que cualquier prueba conseguida de manera ilegal pasa directamente a ser nula. Y esto es por lo que Scorpio se libra de sus horrendos crímenes ante la sorpresa e incredulidad de Callahan. Nuestro inspector de homicidios favorito tan sólo acierta a pronunciar una frase inenarrable: “La Ley está loca”. Y razón no le faltaba…

En relación a lo anterior, también destaca la contraposición entre los derechos de víctima y verdugo, o el breve pero inteligente uso de los medios de comunicación que hace el criminal para volverlos a su favor. Por otro lado, y como curiosidad, destacar algunos easter-eggs del momento. Entre ellos tenemos la emisión en un cine del film Escalofrío en la noche’, película que el propio Clint Eastwood dirigió y protagonizó también en 1971.

“Yo no le habría dejado con tan buen aspecto”. Enter Harry Callahan!

El gran protagonista del film es Clint Eastwood encarnando a Harry Callahan, el implacable inspector de homicidios de San Francisco que se convertiría en todo un icono popular. La interpretación de Eastwood es de una gran economía gestual potenciando su dura mirada, su aire de cowboy urbano y sus durísimas e irónicas sentencias que quedaron inmediatamente grabadas en la memoria colectiva. Tanto Callahan como la performance de Eastwood serían luego imitadas por un gran número de tipos duros ochenteros. Me refiero a mitos como Sylvester Stallone o Arnold Schwarzenegger.

Un párrafo al margen también merece Scorpio, el villano del film. Para interpretarlo se confió en un debutante Andrew Robinson que alcanzó una interpretación realmente top. Robinson nos entrega a un auténtico demente. Un tipo sin moral ni conciencia que tan sólo piensa en hacer el mal porque “le gusta”. Atención también al peinado absolutamente desordenado que luce Robinson aumentando el aire de demencia del personaje. Por último, a lo largo del film protagoniza varias escenas inolvidables. Entre ellas puedo citar el asalto a la tienda de ultramarinos, la paliza que recibe de un sicario negro contratado a tal efecto, o la inolvidable secuencia del autobús escolar repitiendo obsesivamente el estribillo: “En la vieja factoría, ía, ía… o”.

Por otro lado, el compañero de Harry en esta primera aventura sería el ya fallecido Reni Santoni como Chico González. Reni encarnó a un novato agente mexicano que irá conociendo, valorando y respetando a Callahan en la primera mitad del metraje para luego quedar fuera de juego… En el resto de secundarios importantes cabe citar a Harry Guardino (Bressler, el superior de Harry), John Larch (el “jefe” de policía), John Vernon (el alcalde de San Francisco), Josef Sommer (fiscal del distrito) y John Mitchum como el inspector Frank De Giorgio, un viejo compañero de Callahan.

“Ahora ya sabes porque me llaman Harry el sucio” (Harry Callahan)

En conclusión.
Concluyo esta crítica de Harry el sucio, un thriller auténticamente top de los años 70 y del que han bebido, directa o indirectamente, multitud de películas y personajes posteriores. Tan es así que forma parte del archivo de conservación de la Biblioteca del Congreso de los EEUU. En definitiva, un western urbano absolutamente mítico que además nos trajo a todo un icono de la cultura popular como Harry Callahan, un inspector con un repertorio de frases tan duras como su potente Magnum-44.

Tráiler de Harry el sucio

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