Cometieron dos errores
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“Es usted un loco Cooper, un verdadero loco. Pero es el mejor hombre que tengo. ¡Oíd esto habitantes todos de este pueblo! Contemplad a este hombre que trabaja para vosotros y para nuestro gobierno. Nuestro país es el mejor que existe porque tiene hombres como Jed Cooper. Estoy orgulloso de usted. Se hablará de esto no solo en este territorio, también en Washington. En toda la nación será famoso el nombre de Jed Cooper. ¿Bueno, no dice nada muchacho?”. Clint Eastwood sólo tiene algo que de decir: ‘Cometieron dos errores’.

“Así que no hay trato. De acuerdo. Hemos cometido tres errores. El dinero, colgar a un inocente y no terminar el trabajo. No podemos deshacer los dos primeros, pero podemos hacer lo último” (Capitán Wilson)

Crítica de Cometieron dos errores

Estamos ante el primer western “Made in USA” para Clint Eastwood. Un film que rodaría después de lo que fue calificado como un “mal-paso”. Me refiero a cuando Clint decidió venir a Europa a convertirse en una leyenda del Spaghetti western bajo la dirección de Sergio Leone. Es curioso como este film, netamente americano, intenta beber nada disimuladamente de sus exploitations europeos. Y más cuando los propios americanos, en aquellos años, menospreciaban las producciones del viejo contienen tomando como base su género predilecto.

No es ‘Cometieron dos errores’ una de las grandes de Clint, pero si una más que interesante muestra y avance del potencial que podía dar al género en Hollywood. También resultó una buena vara de medir para él mismo y para ir haciéndose a su personaje de tipo duro y vaquero implacable.

La película tiene sus virtudes y sus defectos…y, aunque imperfecta, ‘Cometieron dos errores’ contiene elementos muy rescatables. Estos elementos serían: la aplicación y uso de la justicia en el salvaje oeste, el miedo a la horca de los reos y como lo usaban los jueces para “mantener el orden”, y el abuso de poder de los llamados “buenos ciudadanos” como la partida del Capitán Wilson… Por supuesto, no puedo dejar de lado los nada disimulados ecos a la ignorancia de los hombres. Individuos todavía por transitar el camino a la civilización y dejando bien claro que, si bien muchos no sabían ni leer ni escribir, sí sabían manejar un arma, beber y andar con mujeres…

En la dirección se colocó a un antiguo colaborador de Eastwood como fue Ted Post. Hablamos de un realizador que lo dirigió primero asiduamente en la serie que lanzó a Clint a la fama, ‘Rawhide’ (1959-1965), y luego en la ya más mítica ‘Harry el fuerte’. Sobre la fotografía, nada que reprochar, encarna la quintaesencia perfecta del western por excelencia. En pantalla tenemos poblados de mala muerte, desiertos, ríos indomables, sensación del calor constante y las mocas revoloteando. Dicha labor fue a parar a las manos de Richard H. Kline y Leonard J. South. Por su parte, la banda sonora corrió a cargo de Dominic Frontiere. Su música, en ocasiones, se sienta cargante… y muchas veces acompañada de un primer plano de Cooper. Y, en otros momentos, también resuenan los ecos de las guitarras que, francamente, nos remiten a la perfección a una avanzadilla de acción.

De los temas expuestos en el guión, mejor o peor explicados, destacan los buenos retratos que encaran sobre todo Clint Eastwood (Jed Cooper) y Pat Hingle (Juez Fenton). Ambos actores “colisionan” en un duelo de intelectos y de formas de ser. En el resto del elenco reconoceremos a una buena serie de rostros. Rostros tanto de veteranos del género como de jóvenes que comenzaban a despuntar a finales de los sesenta.

Del grupo de los veteranos sobresale Ed Begley con pocos pero muy buenos minutos como el Capitán Wilson. Para la historia queda su final que lo retrata totalmente como hombre… Y de los jóvenes conviene no hacerse muchas ilusiones con Dennis Hooper. Aquí simplemente es un maleante loco de remate que avisa de la llegada del asesino del profeta. Otro que es un visto y no visto es Ben Johnson (comisario Bliss), quien entrega un papel a su nivel de gran secundario, pero lastimosamente desaparece del film sin decir adiós… Por su parte, Bruce Dern tan dentudo como insidioso encara el rol del facineroso y liante Miller, uno de los más inefables miembros da la cuadrilla del Capitán que intenta ahorcar a Cooper.

De la cuadrilla de “justicieros” quedan dos hombres que son las dos caras de la misma moneda. Me refiero a L.Q. Jones y Bob Steele. El primero es Loomis, un joven sediento de sangre que asumirá las consecuencias de sus actos hasta el final. Y el segundo es Jenkins, un viejo que no puede vivir con la culpa de haber intentado ahorcar a un inocente… Ya para el final nos queda el sheriff de Red Creek con problemas de espalda al que vida Charles MacGraw, un farsante de mucho cuidado. Y la joven herida a la que interpreta Inger Stevens. La actriz introduce con su historia una subtrama que parece va a ser importante, pero solo sirve para alargar el metraje.

“¿Dónde están los nueve hombres justos que me colgaron?” (Cooper)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Cometieron dos errores, un rescatable western que fue lanzado a mitad de camino de la reinvención del mismo y del fenómeno europeo que ayudó a darle un plus de vida al que sin duda es, y siempre será, el género americano por excelencia.

Tráiler de Cometieron dos errores

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