Johnny Mnemonic
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En los 90 Keanu Reeves era un actor al que le caían muy diferentes proyectos. El éxito de ‘Speed’ (Jan de Bont, 1994) fue la catarsis para que protagonizara films de diverso calado. De entre todos ellos hay uno que tiene un significado especial. Hoy hablamos de un título ciberpunk que recibió críticas nefastas pero que, con los años, se ha convertido en una cinta de culto. Basado en un relato de William Gibson, y en su 25º aniversario, revisitamos a… ‘Johnny Mnemonic’.

“Adelante” (Johnny)

Crítica de Johnny Mnemonic

Pocos films en la filmografía de Keanu Reeves provocan discrepancias tan agresivas como ‘Johnny Mnemonic’. Me refiero a un título ciberpunk que podría pasar por ser el preámbulo de sus aventuras como Neo en la trilogía ‘Matrix’, salvando enormes y gigantescas distancias, por supuesto. La idea original del proyecto proviene de William Gibson. El guionista escribió un relato corto con la ayuda indirecta del director, Robert Longo. Longo es un artista y pintor cuya carrera cinematográfica se reduce a algunos cortos, un episodio de ‘Historias de la Cripta’ y… ‘Johnny Mnemonic’.

A partir de este film, Longo no continuó su carrera como realizador totalmente insatisfecho de su única producción hollywoodiense. El artista vio como su trabajo, y el de Gibson, fue masacrado por la tijera de los productores que cambiaron la trama a su antojo. Gibson reconoció que, desde un principio, su guión fue cambiando a través de la productora. Algunos ejemplos de esto último serían el cambio de nombre del personaje de Dina Meyer o la adicción a las drogas de otro protagonista. Por si fuera poco, su libreto fue mutando de una producción con ciertas aspiraciones satíricas a una producción más “mainstream”.

Ahondando en más problemas, el film originalmente tenía una duración de 103 minutos. Sin embargo, se exhibió en América y Europa con una duración de 96. Longo pudo presentar su “director’s cut” en Japón con la banda sonora original de Mychael Danna. Una BSO que fue eliminada y re-escrita en su versión internacional por Brad Fiedel, enfatizando el futuro distópico del film. Al final, el fracaso comercial y de crítica fue inevitable. No fue hasta años posteriores que ‘Johnny Mnemonic’ sería rescatada por los aficionados al género adquiriendo cierto status de culto. Eso sí, esto último más por sus elementos que por la finalidad original que le fue arrebatada.

Por lo que a mí respecta, ‘Johnny Mnemonic’ es una obra peculiar dentro de la filmografía de Keanu Reeves. Un film que se balancea entre una producción tremendamente bizarra con los elementos de una producción del Hollywood de aquellos años. Así nos queda una cinta que entra dentro del ámbito de “la amas o la odias, o entras en lo que propone o no”. Hablamos de una película que, de no haber sido masacrada por sus productores, se podría defender como una obra con una personalidad muy marcada por parte de su director y de su guionista.

Aun con todos los avatares pasados se denota que el film iba a tener una personalidad muy fuerte. Esto se puede ver en las escenas en las que el personaje de Reeves viaja por las redes informáticas para conseguir la información o acceder a ella. También se adivina en el propio escenario: ese Japón del 2021 consumido por la tecnología y las grandes empresas. Inclusive en los propios protagonistas: el personaje de Reeves, el de Ice-T e incluso el de Takeshi Kitano. Todos ellos representaciones vivas de los personajes que pululan por los mangas y animes japoneses. En este sentido, la aspiración de Longo y Gibson de hacer una producción occidental con elementos narrativos orientales era sólido. Lástima que el balance sea delicado y no se mantuviera por culpa de los que pusieron el dinero.

Como acabo de exponer, ‘Johnny Mnemonic’ funciona como un entretenido film de acción ciberpunk, exagerado y fiel a los animes japoneses. Una exageración (y defectos) que deviene de los materiales de los que bebe y que afecta no sólo al casting de actores, sino también a su diseño de producción y banda sonora (repleta de grupos de los 90 especializados en electrónica). Todo esto pintaba, como ya expuse antes, a una obra más satírica y menos comercial. Como curiosidad final resaltar que este fue el último film comercial en el que pudimos ver a Dolph Lundgren con un papel relevante en cines hasta su aparición en Los mercenarios (Sylvester Stallone, 2010).

En conclusión.
Termino esta crítica de Johnny Mnemonic, una película cuyo estatus de culto se lo ha ganado a pulso. Pese a sus cortes y problemas, los elementos narrativos y visuales del dúo Gibson/Longo hacen de esta película una entrañable obra de ciencia ficción. Sin olvidar tampoco a su peculiar grupo de actores encabezados por un Keanu Reeves metidísimo en su rol. En definitiva, un film que hay que verlo para creerlo…

Tráiler de Johnny Mnemonic

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