La primera película de Bruce Willis
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Normalmente, en esta sección, viajamos hasta el blanco y negro para traer de vuelta las primeras apariciones de actores y actrices en la gran pantalla. Sin embargo, hoy iremos “sólo” hasta 1987 para presenciar la presentación a nivel mundial de todo un imprescindible de los últimos años. Un héroe de acción, un caradura, un cirujano acomplejado, un cantante, un detective acabado, un salvador de la Tierra,… Todos esos personajes le dieron la fama, dinero y un status de súper-estrella rompe-taquillas. Pero antes de eso, se tuvo que conformar con ir a una ‘Cita a ciegas’ para encontrar pareja. Hoy llamamos por teléfono a John McClane para recordar…

La primera película de Bruce Willis

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La entrada de Bruce Willis en el cine no necesitó de ningún casting especial. Esto fue así porque en 1987 ya era una estrella de la pequeña pantalla. Ahora bien, antes de ser la co-estrella de ‘Cita a ciegas’ (Blake Edwards, 1987), Willis había tenido que ganarse la vida aceptando lo que le ofrecían. Así fue como acabó de extra en ‘Primer pecado mortal’ (Brian Hutton, 1980) en donde cruzaba una puerta al mismo tiempo que el protagonista del asunto (Frank Sinatra) ataviado con una boina. Apenas un segundo se le puede ver y si parpadeas te lo pierdes. Algo más salía en ‘Veredicto final’ (Sidney Lumet, 1982) como parte del jurado suplente. En esta ocasión sólo se le veía muy de lejos y en los minutos finales del juicio. Willis estaba sentado detrás del abogado al que interpretaba Paul Newman.

Su status cambiaría pronto. Primero tras conseguir, gracias a su amistad de bares con Don Johnson, un papel de villano invitado en la serie ‘Corrupción en Miami’ (1984). Y más tarde cuando “le tocó la lotería” logrando el papel que lo lanzaría a la fama en el serial ‘Luz de luna’ (1985-1989). Su fama en la pequeña pantalla hizo que el mitiquísimo rey de la comedia, Blake Edwards, le considerara el contrapunto perfecto para Kim Basinger. Edwards lo quería a bordo en su nueva producción: ‘Cita a ciegas’ (Blind Date), un film que acabaría estrenándose en marzo de 1987. No mucho más tarde (en noviembre) se casaría con Demi Moore. Para Navidades de 1988 ya era una estrella gracias al pelotazo veraniego (sí, se estrenó un 20 de julio) de Jungla de cristal’.

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Pero volvamos a ‘Cita a ciegas’, una película que podemos clasificar como una comedia disparatada. Bruce Willis interpreta a Walter, oficialmente la segunda estrella de la función, aunque es su personaje el que sustenta la trama. Walter es un ejecutivo de una típica empresa americana que tiene serios problemas para relacionarse con las mujeres. Así las cosas, siempre acaba saliendo con las que le presenta su hermano, un vendedor de coches.

Por su parte, Kim Basinger era el principal reclamo como Nadia, una chica a la que conoce Walter creyendo que su suerte ha cambiado. Sin embargo, no hace caso de la advertencia de que la joven no puede beber alcohol… y la invita a champán. De esta forma da rienda suelta a todo un huracán que arrasa allá por donde va. Resulta que el alcohol provoca en Nadia una reacción química que le produce una total desinhibición. El tercero en discordia es John Larroquette como David, el ex-novio de Nadia. David no para de perseguirles para evitar que Walter acabe con su ex en la cama y, de paso, quiere reconquistarla.

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No estamos ante una de las mejores comedias de Blake Edwards, aunque sí que tiene momentos simpáticos. Edwards en los ochenta había perdido el filón de Peter Sellers y, prácticamente, se dedicaba a rodar en piloto automático buscando un nuevo diamante al que asociarse. En Willis pudo haberlo encontrado pero, a pesar de que ‘Cita a ciegas’ funcionó en taquilla, el fracaso de su siguiente película conjunto, ‘Asesinato en Beverly Hills’ (1988), cerró las puertas a más colaboraciones entre ambos. Tampoco ayudó la nueva fama de Bruce como héroe de acción.

Como curiosidad de ‘Cita a ciegas’, en el tráiler original (al final del mismo), Willis mira a la cámara y pide al público 10.000$ de fianza para salir del calabozo tras desmadrarse en una fiesta. Este detalle fue una broma del propio Willis con la cooperación de Edwards . Se trataba de un guiño a una detención suya tras una descomunal fiesta en su casa el año anterior.

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Como ya todos sabrán, en los años 90 Willis fue elevado al Olimpo de los héroes de acción. Por otro lado, cuando podía volvía a la comedia con cintas como ‘Un muchacho llamado Norte’ (Rob Reiner, 1991), ‘El gran halcón’ (Michael Lehmann, 1991) o La muerte os sienta tan bien (Robert Zemeckis, 1992). La del “halcón” fue un descomunal fiasco de taquilla con una historia escrita por el propio Willis.

En 1998 y 1999 subió un peldaño y se convirtió en una súper-estrella con los mega-éxitos de Armageddon (Michael Bay, 1998) y El sexto sentido (Shyamalan, 1999). En el siglo XX siguió siendo todo un rompe-taquillas hasta que su buen tino comenzó a fallarle. Tras volver a su personaje de McClane en 2013 en La Jungla: Un buen día para morir’, declararía estar harto de hacer películas de acción y acabaría enfrentándose a su amigo Sylvester Stallone rechazando salir en Los mercenarios 3 (Patrick Hughes, 2014). Desde ese momento su carrera se ha limitado a personajes secundarios y acomodados. Para colmo se ha convertido en un «adicto al VOD» y en nuestro país varias de sus cintas han llegado directas a TV. La única gran excepción fue Glass’, el final de la trilogía que Shyamalan y el propio Willis iniciaron con El protegido(2000).

Y hasta aquí este remember a la primera aparición de Bruce Willis en cines a nivel mundial. Un lanzamiento de la mano de un icono de la comedia que iniciaría posteriormente un reinado durante casi dos décadas como una de las más grandes estrellas del séptimo arte. Una carrera culminada con un epílogo (momentáneo) indigno y triste para un intérprete que arrastraba toda una legión de fans y el respeto unánime del público americano y mundial. Todavía puede despertar y darse cuenta de hacia dónde va su carrera. Aquí le seguiremos esperando…

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