Jennifer 8
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Un sargento de homicidios caído en desgracia busca un gran caso que lo devuelva a lo más alto. Una serie de pistas que conducen a un callejón sin salida. Un ambiente hostil. Una comisaría recelosa por el intrusismo del poli de ciudad. Una testigo ciega. Con todo en su contra… Andy García debe atrapar a un asesino en serie antes de que su próxima víctima sea Uma Thurman en ‘Jennifer 8’.

“Es una testigo fatal y una coartada asquerosa” (Angelo Serato)

Crítica de Jennifer 8

Bruce Robinson, guionista y director con cierto caché en los ochenta y noventa, firmó en 1992 su entrada, y prácticamente salida, en la primera línea de Hollywood con ‘Jennifer 8’. Esta película es un más que rescatable policíaco protagonizado por unos excelentes Andy García, Lance Henriksen y John Malkovich. Sin embargo, de poco le sirvió a la por entonces ascendente Uma Thurman debido al fracaso del film en USA. Esto último provocó que la película acabara llegando directa a video en algunos países.

Vista en la actualidad es difícil comprender como ‘Jennifer 8’ fue tan pésimamente recibida. Y con tan poco calado y reconocimiento. Personalmente, siempre he creído que en los noventa se hicieron unos thrillers policíacos bastantes buenos. Films que venían a recuperar el estilo del género de los setenta después de cierta indefinición del mismo en los ochenta con la aparición de las buddy-movies o del actioner hiper-musculado. Una buena muestra de esos films podría ser, por ejemplo, y además de este film, otros como Distrito 34: Corrupción total (Sidney Lumet, 1990) oPersecución mortal (Rowdy Herrington, 1993). Todas previas a una de las grandes madres del thriller policial de suspense noventero: ‘Sospechosos habituales’ (Bryan Singer, 1995).

En su caso, ‘Jennifer 8’ es, en parte, precursora del estilo lluvioso con dos policías en busca de un asesino. Un tipo de films que definió entre las elegidas David Fincher conSeven en 1995. Así pues, toca darle más valor del que realmente tiene a una cinta como esta. Claro que su falta de fama hace que el público acabe encarándola de forma tardía y no valorándola como debe.

Resulta irónico que Robinson escribiera la cinta con la meta de que fuera un éxito. Un triunfo para tener la posibilidad de realizar proyectos más personales. Como ya he comentado, el film acabó fracasando y cerrando las puertas de Hollywood a Robinson como director hasta 2011. Ese año superó con creces este fiasco con un fracaso aún mayor: Los diarios del ron’. Quién sabe, quizá con Al Pacino de cabeza de cartel en ‘Jennifer 8’ (esa era la idea original), entonces, la cinta hubiese obtenido la atención que merecía, o simplemente no. Ya sabemos que algunas películas deben cargar con el San Benito de “malditas” o “fracasos” antes incluso de estrenarse. Es una ley no escrita del show-business con la que todos deben lidiar, por lo menos una vez en su carrera. A Robinson parece que la tocaba en esta ocasión cargar con ese muerto.

Regresando a las reminiscencias, toda la temática que envuelve a la víctima ciega nos lleva inevitablemente a la figura del acosador que se mueve en las sombras. De nuevo con una clave en décadas pasadas como fue ‘Sola en la oscuridad’ (Terence Young, 1967). En ‘Jennifer 8’ se pone el cebo de la víctima invidente al servicio del policíaco. Ayuda aumentando la tensión la partitura de Christopher Young con toques instrumentales. También la muy mimetizada fotografía con la trama a cargo de Conrad L. Hall. Presten especial atención a la permanente sensación de frío que cala los huesos que desprenden las imágenes y a lo tétrico que luce el hospital manejado a su antojo por el personaje de Bob Gunton.

Todos estos elementos son positivos y suman a un guión mucho más ambicioso de lo que parece a simple vista. El script presenta unos personajes muy bien dibujados que acaban beneficiándose aún más si cabe por la gran ambientación de frío y lluvia ya comentadas. Todo esto teniendo como fondo un condado dejado de la mano de Dios, con polis que prefieren hacer lo justo para irse al pub a las primeras de cambio a terminar la jornada y ver los pechos de la camarera.

Respecto al elenco estaba francamente bien elegido. Al frente encontramos a Andy García, un actor siempre interesante que estaba en su época de mayor fama. García dota de gran fuerza a su personaje de policía, un hombre renacido después de un matrimonio roto y una caída en el alcohol. Lance Henriksen aporta carisma a raudales como Freddy Ross, el compañero y amigo del protagonista. Los rostros de secundarios como Kevin Conway (Citrine) o Bob Gunton (Goodridge) dan caché al conjunto. Además sirven como cebos de sub-tramas que hacen más completo el hilo central del relato. También destaca la sensacional aportación de un insidioso John Malkovich como St. Anne, un hostigador del FBI que busca una confesión a cualquier precio cuando las cartas ya están todas encima de la mesa.

Párrafo al margen para Uma Thurman como coprotagonista. Uma apenas tenía 22 años cuando encaró el rol de Helena, la joven ciega. Su personaje es la clave del relato puesto que estuvo en presencia del asesino y cree que está siendo acechada… Complicado rol que la actriz intenta sacar adelante con todas sus fuerzas y con la gran mayoría de sus escenas junto al personaje de Andy García. Uma había irrumpido ya en 1987 participando en una buena serie de películas de diferente calado. No obstante, no sería hasta 1994 cuando llamaría la atención mundial gracias aPulp Fiction (Quentin Tarantino).

“Dejaré de actuar como un policía si tu dejas de comportarte como una testigo” (John Berlin)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Jennifer 8, un thriller policíaco en busca de asesino en serie. Acerca parte del estilo de esas mismas cintas de los setenta y lo ambienta en una ciudad tan del género como San Francisco y en pleno invierno. Sus intérpretes sacan adelante la papeleta a base de carisma y fuerza. Además, se cuenta con un guión mucho más elaborado de lo que pueda parecer en primera instancia.

Tráiler de Jennifer 8

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