El terror no tiene forma
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En esta película una camarera comenta lo siguiente: “Es bueno que este pueblo tenga algo por lo que interesarse”. Pero si ese “algo” es una masa devoradora venida del espacio, entonces, ese interés puede ser mortal porque nadie debe olvidar que ‘El terror no tiene forma’.

“¡Del cielo… cayó del cielo!” (Vagabundo)

Crítica de El terror no tiene forma

El 5 de agosto de 1988 se estrenaba en cines norteamericanos ‘El terror no tiene forma’ (The Blob). En principio lo hacía como el remake de ‘La masa devoradora’ (Irvin S. Yeaworth Jr. y Russell S. Doughten Jr., 1958), una de las películas que contribuyó decisivamente a lanzar la carrera del mítico Steve McQueen. Sin embargo, y pese a “replicar” la trama y varias de las escenas más importantes, esta nueva versión trasladaba todo el material original a la tan añorada atmósfera ochentera. De esta manera, la película adquiría así su propia personalidad. Y, con el paso del tiempo, lograría convertirse en un deseado y venerado título de culto.

En la dirección encontramos a Chuck Russell, todo un buen artesano que encontró su época dorada a finales de los 80 y principios de los 90. De hecho, Russell había debutado detrás de las cámaras tan sólo un año antes con la también muy aplaudidaPesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño’. En ‘The Blob’, tira por lo eficaz dejando que sea el monstruo gelatinoso y viscoso el que domine la pantalla. También hay que resaltar cómo deja a los jóvenes actores lucirse ante tan “devoradora” presencia. Y todo con Russell consiguiendo, en su filmación, un innegable y buscado aire a Serie B con niebla artificial incluida.

De adaptar el guión del film de 1958 se encargó el propio Chuck Russell. Ayudándole encontramos a un guionista y director que alcanzaría gran renombre posteriormente, Frank Darabont. De hecho, tanto Russell como Darabont venían de trabajar juntos en la ya citada ‘Pesadilla en Elm Street 3’. En ‘El terror no tiene forma’ presentan un libreto bastante más completo de lo que aparenta. Aquí se parte de lo que podríamos calificar como el horror cósmico para luego adentrarse en temas más humanos como las pandemias y las armas biológicas. En este aspecto, el origen del meteorito será toda una revelación. Por supuesto, no pueden faltar los toques ochenteros en forma de one-liners, situaciones cachondas (ojo a cuando dos jugadores del equipo local de rugby van a la farmacia a por condones) y los típicos morreos en lugares solitarios que nunca terminaban bien…

Respecto al monstruo, o masa devoradora, Russell y Darabont decidieron que la criatura quemaría a sus víctimas con una especie de ácido. Esto le serviría para “devorarlas” y así mostrar en pantalla diferente casquería… como posteriormente comentaré. Además, mantuvieron la idea del film original del empleo del hielo como repelente para la criatura espacial.

Buena parte del disfrute del film es contemplar el caos que el monstruo viscoso provoca. En este sentido, el diseño del mismo y la supervisión de efectos corrió a cargo de Lyle Conway. Hablamos de un especialista que ya había trabajado en las criaturas de títulos muy importantes comoCristal oscuro (Jim Henson y Frank Oz, 1982) oLink (Richard Franklin, 1986). Conway contó con el apoyo de Dream Quest Images, una compañía con gran renombre en los años 80 dentro del fantástico. Tanto Conway como Dream Quest nos dejan varias imágenes inolvidables dentro del cine de género ochentero. Entre ellas estarían la del viejo vagabundo cuyo cuerpo queda con las vísceras al aire… o esa tremenda secuencia en la que un cocinero es succionado por “la masa devoradora” a través de las cañerías. ¡Impresionante escena!

Tal y como se puede apreciar por lo expuesto, ‘El terror no tiene forma’ no hace ningún asco a la hora de mostrar casquería en pantalla. Así, y al margen de lo comentado, también podremos ver brazos amputados, un ayudante partido por la mitad e incluso un niño descompuesto por el ataque del monstruo. Y ¡ojo! todo esto con una simple calificación de PG-13. Sin duda, eran otros tiempos para espectadores más curtidos que disfrutábamos con el gore sin mayores problemas. Un dato importante, y que refleja las intenciones de la producción, es que buena parte del coste del film fue a parar a los diferentes departamentos de maquillaje y efectos. En los mismos se trabajaba con las prótesis, disfraces, miniaturas, maquetas y efectos especiales. Alguno de estos últimos bastante cercanos a lo visto en La cosa (John Carpenter, 1982) con guiño incluido en las letras del tráiler.

El reparto es bastante variado, pero muy típico. Para empezar tenemos a Kevin Dillon encarnando con cierto carisma y chulería a Brian Flagg, el típico rebelde e inadaptado del pueblo que está bajo seguimiento del Sheriff local. Está claro que Dillon no es McQueen, pero este papel le sienta como un guante y rescata el gusto por las chupas de cuero y las motocicletas Triumph. Como imprevista compañera de desventuras tiene a Shawnee Smith dando vida a Meg, la típica animadora ochentera que va subiendo el nivel según pasan los minutos. Al final termina totalmente empoderada a lo Rambo con un M-16 en la mano y una caja de explosivos en la cintura. ¡Para que nos insistan continuamente en que esto del empoderamiento femenino es cosa de hoy en día! ¡Ja!

El resto personajes son todos secundarios clichés que van entrando y saliendo de la película. Ninguno de ellos hace una mala labor y están bien escogidos para sus respectivos papeles. Sin embargo, apenas son trascendentes. En cualquier caso, cabe citar a Jeffrey DeMunn que desaparece demasiado rápido de escena como el Sheriff Herb. Art LaFleur es el farmacéutico local y padre de Meg. Joe Seneca es el amable Doctor Meddows del operativo militar mandando a la zona. Paul McCrane es el temperamental ayudante Briggs.Y, finalmente, ojo al breve rol de Del Close como el reverendo Meeker. Y digo que ojo con este personaje porque será el protagonista absoluto del epílogo final. ¡Ah! y no me quiero olvidar de los breves minutos de Erika Eleniak. La exconejita Playboy interpreta a una chica que será pasto de un baboso y de la propia masa devoradora…

“Este pueblo se va a ir al traste” (Brian Flagg)

En conclusión.
Termino esta crítica de El terror no tiene forma, todo un clásico ochentero del cine de género que en su momento no tuvo el éxito deseado. Sin embargo, el paso del tiempo ha terminado por convertir esta película en un pequeño título de culto. Con independencia de sus puntuaciones, todo amante del cine de terror debería tenerla en su estantería… aunque sea solo para recrearse una y otra vez con determinadas e icónicas muertes.

Tráiler de El terror no tiene forma

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