Tiburón negro
Comparte con tus amigos










Enviar

Adrian Grunberg nos trae a la gran pantalla la leyenda de “El Demonio Negro”. Estamos ante una historia de la mitología mexicana sobre el dios Tlaloc y su venganza contra la humanidad tras ver como destruyen el planeta. Ya mismo nos adentramos en “El Diamante” para tratar de sobrevivir al ataque de este gigantesco y sobrenatural ‘Tiburón Negro’.

“¿Qué era eso?” (Paul)
“El Demonio Negro” (Chato)

Crítica de Tiburón negro

A estas alturas, no hace falta afirmar que cualquier película sobre escualos asesinos va a quedar por debajo de la magníficaTiburón (Steven Spielberg, 1975). Es justo recordar esto, pero también es cierto que muchos films de este subgénero han sido injustamente lapidados. En el caso de ‘Tiburón negro’ navegamos entre dos aguas…

La dirección corre a cargo de Adrian Grunberg, un cineasta la mar de eficiente que parece haber quedado relegado a las series tras el no éxito de Rambo: Last Blood (2019). En esta nueva película ha hecho lo que buenamente ha podido con el presupuesto establecido. Hay que tener en cuenta que ‘Tiburón negro’ apenas ha llegado a cines en los diferentes territorios. Estamos ante una estrategia de muchos estudios de cara a producciones de bajo presupuesto. Películas de serie B que, posteriormente, son lanzadas directamente en plataformas digitales o formato doméstico, pasando luego al olvido con un simple chasquido. En cualquier caso, la plataforma petrolífera no esta tan mal en cuanto a diseño de producción se refiere. Incluso a nivel de efectos visuales, la propuesta dista de algunas de las abominaciones perpetradas por Asylum…

Entrando en materia, decir que ‘Tiburon Negro’ no es una buena película. Más bien es una película que tiene buenas ideas e intenciones. Sin embargo, el film se ve lastrado por su deficiente narrativa y el poco tiempo que dispone para desarrollarla, tan solo 100 minutos. Por consiguiente, ofrece una sensación de atropello bastante notable de cara al desarrollo de situaciones, personajes y diálogos. Se llega así a rozar la hilaridad no pretendida (ojo al momento “camisa roja”). Por el contrario, y aquí es donde viene la sorpresa, el film engancha de forma cuanto menos curiosa. Y lo hace no por el resultado final, sino por el cúmulo de intenciones e ideas que los guionistas echan en el libreto a costa de cargarse cualquier tipo de desarrollo dramático.

‘Tiburon Negro’ aprovecha para crear una acertada confusión dentro de su relato con el elemento sobrenatural que rodea al escualo. Especialmente porque hace creer a sus víctimas que hay cosas que en realidad no existen… Esto hace que el film, en cierta medida, tenga una originalidad que otras propuestas no tienen. Por otro lado, al transcurrir la acción en una plataforma petrolífera está también el mensaje ecologista. Este mensaje está metido con calzador. Y, si bien, algunos de sus elementos son acordes, otros resultan claramente de la serie Z más absurda de Asylum en los años 2000 con sus creature features.

Tal y como ya adelanté en la introducción, el origen del gigantesco escualo está ligado a la mitología azteca. Y también a una leyenda urbana del país sobre un desconocido monstruo marino. Respecto a las secuencias con el tiburón, aun siendo cantosas en el uso de su CGI, hay que decir que Grunberg intenta dotar las mismas cierta sensación de agobio y claustrofobia. Y aun contando con un minúsculo presupuesto, se hizo un esfuerzo por rodar el film en exteriores en su práctica totalidad, salvo las escenas submarinas que se filmaron en estudio.

Siguiendo con el escualo del título (a destacar que el titulo original hace más justicia que el traducido) es un gigantesco megalodón que acecha la plataforma y que la golpea intentando derribarla. Este monstruo está creado por efectos visuales. Creo que puedo decir que los mismos no son ni remotamente horribles. Eso sí, hay que tener en cuenta que se utiliza un vertido de petróleo en la plataforma como excusa para ocultarlo en varias ocasiones, acomodándose así al presupuesto del proyecto.

Otro aspecto positivo es ver la película como una propuesta bastante simpática de una duración sumamente decente, sobre todo en estos tiempos de películas con metrajes excesivos. Sus 100 minutos son un acierto y más en esta estación veraniega. Y es que es eso… estamos ante producto puramente veraniego para ser disfrutado en estas fechas de gran calor.

A la cabeza del reparto nos encontramos con Josh Lucas (Paul). Hace dos décadas, Lucas parecía uno de los actores más sólidos de su generación. Pero, tras varias propuestas fallidas, ha quedado relegado al directo a video y a producciones de bajo presupuesto. Creo que es justo destacar que aquí le pone ganas al proyecto, incluso a costa de que su personaje quede mal retratado en cuanto su modo de enfocar la situación. Especialmente cuando Paul se empeña en no creer nada de lo que Chato y Junior le cuentan sobre el origen sobrenatural del escualo. No obstante, las explicaciones de estos operarios son muy vagas y del tipo: “Acéptalo, está vivo y es real” (Chato). Esto también puede verse como un golpe al público para que acepte la rocambolesca situación… provocando además las situaciones de humor no intencionado del film.

Junto a Josh Lucas tenemos a dos actores mexicanos: Julio Cesar Cedillo y Jorge Jimenez. Ambos son conocidos, sobre todo, por sus interpretaciones en la serie ‘Narcos’. En ‘Tiburón negro’ son los dos únicos trabajadores que quedan en “El Diamante”. Sus personajes (Chato y Junior) sirven para dar información al público sobre la situación y esta labor cliché la cumplen a rajatabla. También hay que mencionar a Fernanda Urrejola como Inés, la mujer de Paul. Su papel es el típico de esposa preocupada y amable acompañada por sus dos hijos en la ficción. Por último está Raúl Méndez como “El Rey”, un cabecilla de Costa Azul que les habla a los Sturgess de la leyenda de “El Demonio Negro”.

En conclusión.
Acabo esta crítica de Tiburón negro, una película que dista de algunas de las abominaciones vistas dentro del subgénero en los últimos años. Sin ser tampoco una maravilla, o una buena película de tiburones, creo que estamos ante una pasable propuesta de videoclub. Cumple como producto añejo para aquellos que quieran pasar un rato sin estrujarse mucho la cabeza.

Tráiler de Tiburón negro

Escucha nuestro podcast