Virus
Tras perder un cargamento de alto valor durante una tormenta, el Estrella de Mar, con el capitán Everton y su segunda al mando, Kelly Foster, encuentran al Volkov, un barco de investigación ruso. La carga y secretos de este buque pueden reportarles millones de dólares si lo rescatan. Sin embargo, al llegar a bordo, el barco se encuentra sin energía y parece estar totalmente abandonado… a pesar de que no se declaró su desaparición. Muy pronto, Everton y Foster descubrirán que hay algo en el navío que puede poner en peligro a toda la humanidad. (Cineycine).
En los 90, el auge de los efectos visuales y la ciencia ficción, motivaron la irrupción de una gran variedad de films con alienígenas u otras criaturas como principal reclamo. Algunos de estos films fueron éxitos de taquilla y otros terminaron en fiascos. Pero, con el tiempo, casi todas estas cintas se convirtieron en obras de cierto culto… quizás porque no fueron comprendidas en su época. Y entre esas cintas está la que hoy nos ocupa: ‘Virus’.
“Vosotros sois el virus” (Goliath)
Crítica de Virus
Tal y como he comentado, en la década de los 90 con los nuevos efectos especiales, muchos estudios produjeron propuestas de ciencia-ficción como “valor seguro”. Dentro de esa moda llegó ‘Virus’ a cines. En este caso, el film supuso la adaptación del cómic homónimo publicado por Dark Horse. Hablamos de unas grapas de Chuck Pfarrer. Al artista se le ocurrió la idea viendo ‘La cosa’ (John Carpenter, 1982). Pfarrer quería escribir una historia de aislamiento con un elemento de sci-fi en la trama. Aunque, en su caso, se trataba de un ser de pura energía que se dedicaba a “poseer” aparatos electrónicos para reconvertirlos en armas con el objetivo de exterminar a los protagonistas del cómic. En un principio, Pfarrer mandó un boceto de su guión a la Universal. Pero el estudio la desechó y fue entonces cuando decidió llevarlo a las viñetas con gran éxito de ventas.
El éxito del cómic hizo que en la Universal se lo pensaran mejor. Ahora aceptaron llevarlo a la gran pantalla, pero con una condición: Pfarrer escribiría el guión y supervisaría la producción para ser lo más fiel posible a su obra. El propio Pfarrer siempre había tenido en mente que su idea se convirtiera en película. De hecho, así había elaborado su primer boceto y el avance en los efectos especiales lo podía hacer ya posible. Y así fue como la preproducción de ‘Virus’ arrancó en 1998 con un presupuesto de 75 millones de $. En este contexto, la primera elección de los productores para encargarse del film fue John Bruno, un veterano en el campo de los fx con una trayectoria muy destacada. Por consejo de James Cameron, Bruno hizo algunos cambios aceptados por Pfarrer. Además, Jonathan Hensleigh realizó algunas revisiones al script sin ser finalmente acreditado.
A pesar de su buen casting para la época, ‘Virus’ fue un fracaso de taquilla y crítica. Nadie puede negar, ni tampoco obviar, las constantes referencias a otras películas míticas del género. Pero lo cierto es que ‘Virus’ me parece una propuesta bastante maja y disfrutable. A esto ayuda su metraje de 90 minutos, su claro aroma de cinta de serie B y unos más que correctos efectos… aunque, quizás, algo rudimentarios. Obviamente se nota que fue la primera película en solitario de John Bruno como director. Y, en ese aspecto, peca de cierta falta de capacidad para la creación de atmósferas y terror. Por el contrario, nos ofrece algunas secuencias de acción relativamente bien hechas. Véase, por ejemplo, la primera aparición de uno de los cyborgs usando sombras y luces.
Volviendo con la falta de originalidad de la propuesta, es cierto que esta carencia también se compensa con el interés que suscita la trama. Así pues, y en cuanto la tripulación del Estrella de Mar aborda el Volkov, el interés va in crescendo hasta el clímax. En este sentido, no se puede decir que ‘Virus’ aburra al respetable.
En cuanto al apartado técnico, el tema de los efectos prácticos resulta tremendamente efectivo: robots, cyborgs y demás criaturas son de primer nivel. Aquí hay que apuntarle un tanto al estudio del fallecido Stan Winston, siempre sinónimo de calidad en cuanto a la creación de animatrónicos. Por otra parte, los efectos visuales son el punto flojo. Se nota que han envejecido peor de lo que me esperaba. En los mismos podemos apreciar ciertos fallos en cuanto a su integración con el resto de elementos. Lo que sigue destacando es la espectacular partitura de Joel McNeely. El compositor firma uno de los scores más espectaculares de su carrera. Su banda sonora consigue dinamizar y enfatizar los aspectos de acción y terror de forma espectacular. Sin duda, un trabajo muy a lo Jerry Goldsmith en cuanto la creación de melodías adrenalíticas.
El diseño de producción también hay que aplaudirlo. Los exteriores del Volkov se filmaron tomando como modelo un barco de verdad: el Hoyt S. Vandenberg. Por su parte, los interiores ya fueron grabados en sets de la Universal realizados para su posterior destrucción e inundación. Y retomando el tema de los animatrónicos destacar a Goliath, el monstruo y/o ser del final. Hablamos de uno de los animatrónicos más complejos y difíciles de fabricar. Y no solo por el tamaño, sino por su movilidad. Esta última resultó, en no pocas ocasiones, imposible de llevar a cabo. Por consiguiente, tuvieron que combinarlas con efectos generados por ordenador.
En el reparto sobresalen los nombres de Jamie Lee Curtis y Donald Sutherland en sus roles de Kim y el Capitán Everton. Está claro que no pasaron a la posteridad, pero resuelven de forma carismática sus actuaciones. Curtis, por ejemplo, sigue la senda que dejó Sigourney Weaver en su legendario rol de Ripley. Esto es: una mujer badass, dura, experimentada y con experiencia en la Marina. Como curiosidad, apunten que Curtis llegó a comentar que esta había sido la peor película que había protagonizado en toda su carrera… Respecto a Sutherland parece que quiere cobrar el cheque y largarse. Su personaje da la impresión de estar “ido” durante casi todo el metraje… salvo al final, donde parece despertar para dar el último trallazo.
Al margen de Lee Curtis y Sutherland, también están a bordo el siempre profesional Cliff Curtis (Hiko), Marshall Bell (Woods Jr.) que es uno de esos secundarios que puedes tener para hacer de cagado en una cinta de género, y Augustus Sheran (Richie) en su rol de secundario negro con uno de los más absurdos momentos de la película. Por último está William Baldwin como Steve Baker, el típico tipo duro. A Baldwim se le notan las ganas y es el más proactivo de todo el reparto junto con Jamie Lee Curtis.
En conclusión.
Acabo esta crítica de Virus, una decente propuesta dentro del fantástico. Es cierto que no reinventa nada y que sus fuentes son muy claras… sin embargo, su ritmo mantiene el interés, el casting no está mal y presenta unos logrados efectos prácticos.
Tráiler de Virus
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