El Cuervo
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“Antiguamente la gente creía que cuando alguien muere un cuervo se lleva su alma a la tierra de los muertos. Pero a veces sucede algo tan horrible que, junto con el alma, el cuervo se lleva su profunda tristeza y el alma no puede descansar. Y, a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal…”. Brandon Lee es ‘El cuervo’.

“No llueve eternamente” (Eric)

Crítica de El Cuervo

Tras conocerse la muerte de la estrella protagonista, Brandon Lee, esta película fue aupada inmediatamente a la categoría de culto. Brandon falleció mientras se encontraba rodando una escena del film. Su muerte fue, en su momento (muy lejano aún al boom de internet y los virales) toda una revolución. Especialmente tuvo mucho efecto a nivel de publicidad gratuita para la película. Una publicidad conseguida gracias a un fatal accidente. En concreto, el actor Michael Massee (FunBoy) disparó al personaje de Brandon Lee (Eric Draven) produciéndose la desgracia.

Existen muchas versiones de lo que sucedió aquella noche del 31 de marzo de 1993. La investigación dictaminó que todo fue una muerte accidental. Se estableció que una de las pistolas de utilería usadas para simular los disparos sobre Brandon Lee tenía restos del proyectil que no habían sido retirados del cañón. En consecuencia, y con la fuerza del disparo de fogueo, impactaron en el cuerpo de Lee. Esto le provocó la hemorragia interna que acabaría con su vida. Durante un tiempo se espéculo con que había sido una bala del calibre 44 que se había quedado alojada en el cañón tras ser probada días antes. También se lanzó el bulo de que su muerte, al igual que la de su padre, Bruce Lee, había sido ordenada por alguna organización criminal. Todas estas son leyendas urbanas nunca aclaradas que dieron a ‘El Cuervo’ una apariencia de film maldito.

Expuesto lo anterior, que rodeará por siempre al film, toca hablar ya del valor de la película. ‘El Cuervo’ llevó al cine una moda de thriller negro con tintes góticos que duró buena parte de los noventa. El cuero, la música heavy-rock, el entorno deprimente de lluvia casi-perpetua y la venganza de ultratumba. Su aire de depresión en el ambiente, de tristeza y de pérdida de fe en la humanidad. Amén de la inseguridad que reinaba a principios de los noventa y que fue clave en el cine de los ochenta. Todo eso se extendió en parte en ‘El Cuervo’.

El film empezó siendo una producción media rodada en parte en Canadá. Una cinta que quiso competir con las producciones importantes de su año de estreno. Edward R. Pressman se asoció con Paramount Pictures para filmar una producción de menos de 20 millones de dólares que pudiera lucir como una de más de 30. Para eso firmó a un director prometedor de videoclips, Alex Proyas, y buscó a un actor joven con gancho. Recibidas las negativas de Johnny Depp, Christian Slater y River Phoenix, el elegido fue el hijo de Bruce Lee. Un aspirante a estrella del cine de acción y artes marciales llamado Brandon Lee. El hijo de la leyenda sólo tenía 28 años cuando se lanzó al papel que marcaría póstumamente su carrera.

Las aspiraciones anteriores se torcieron cuando Paramount abandonó el film tras la muerte de Lee y las más que previsibles demandas contra los responsables. La cinta quedó entonces colgada en manos de Pressman. Este buscó ayuda para finalizar el rodaje sin su estrella protagonista y con más del 80% del grueso ya filmado. La entrada de un grupo independiente de inversores, Entertainment Media Investment Corporation, ayudó a terminar el rodaje, afrontar las demandas y poder lanzarla a cines. Esto sucedió el 13 de mayo de 1994 contando con un éxito e impacto inmediato. Naturalmente a esto ayudó el morbo de su leyenda negra y la estética que presentaba.

‘El Cuervo’ es un film mítico, de eso no hay duda. Todavía hoy funciona como una extraña mezcla de adaptación neo-gótica, cinta de acción, vehículo de lucimiento y thriller de venganzas. Todo ello filmado a un ritmo frenético que no da respiro a una trama que apenas cabría en una servilleta. Un argumento que fue ciertamente novedoso, pero que parecía sacado de la mente de Roger Corman o similar.

Lo peor y, al mismo tiempo, lo mejor, es esa indefinición en la que se mueve permanente. Una indefinición que la hace ponerse trascendente con líneas de diálogos profundas, al mismo tiempo que suelta chistes auto-paródicos sobre el vestuario y maquillaje de su protagonista.

Por otro lado, se notan también algunos cortes muy abruptos en el montaje. Los mismos dejan a las claras el caos que fue la post-producción y los aún verdes efectos por ordenador. Efectos que se usaron para suplir a Lee/Eric en sus saltos por los edificios. Eso sí, es de justicia resaltar la fuerza de algunos momentos. Entre ellos están aquellos en los que Eric se venga y mata a todos los que tuvieron algo que ver con su muerte y la de su novia, o la tremebunda “lluvia de plomo” en el ático de Top Dollar. También merece mención especial la bella partitura de Graeme Revell con su precioso y evocador tema central. Una partitura que intenta traer el recuerdo de Shelley al alma atormentada de Eric.

La interpretación de Brandon Lee como el atormentado Eric Draven estuvo muy por encima de lo esperado. Destacó especialmente porque su personaje se alejaba mucho de sus composiciones puramente de acción. Películas en las que participaba a la sombra de la fama que le daba ser “el hijo de Bruce Lee…”. Sobre el resto del elenco bien podría decirse que era muy del montón. Aquí incluyo a un Michael Wincott (Top Dollar) incapaz de desconectar de su personaje de Robin Hood: Príncipe de ladrones (Kevin Reynolds, 1991).

Existen momentos en el film para todos los espectadores, como si la película quisiera contentar por acumulación de estilos. Para mal destaca la inserción de algunos puntos de humor infantil totalmente prescindibles que quieren aliviar el tono apesadumbrado y tremendamente fatalista del conjunto. Al mismo tiempo, los momentos puramente videocliperos (como la de los niños corriendo en slow-motion o los flashbacks epilépticos de la muerte de Eric & Shelley) han envejecido bastante mal. Además, algunas escenas han quedado ridículas, sobre todo los perfiles de las escorias de Top Dollar. Finalmente, la película acabó dando pie a un buen número de “secuelas”, incluso a una serie de televisión y a un remake que nunca terminó de despegar…

“Si nos roban a nuestros seres queridos la forma de que vivan más tiempo es no dejar de amarlos nunca. Los edificios arden, las personas mueren, pero el amor verdadero es para siempre”. Para Brandon y Eliza.

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de El Cuervo, una impactante película para todos aquellos adolescentes o post-adolescentes que la vieron en su estreno, ya fuera en cines o en sus pases casi mensuales en televisión durante largo tiempo. Al final, ‘El Cuervo’ dejó de ser la película póstuma de Brandon Lee para crear su propia leyenda.

Tráiler de El Cuervo

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