Casino
Sam ‘Ace’ Rothstein era un apostador de primera, un tipo que calculaba todas las posibilidades, un obseso en su arte: hacer dinero. Los grandes jefes de la Mafia premiaron su valía dándole las riendas de uno de los casinos que manejaban en las Vegas: el Tangier. Eran los años setenta y las Vegas era la ciudad del juego, el pecado y el dinero. (Cineycine).
“Yo, Ace Rothstein, era el mejor apostador del mundo, era tan bueno que cuando apostaba podía cambiar el sentido de una apuesta para todos los corredores del país. En serio, era tan endemoniadamente bueno que me gané el paraíso en la tierra, me nombraron director de uno de los mejores casinos de las Vegas: el Tangiers”. Es hora de apostarlo todo en ‘Casino’, una película de Martin Scorsese.
“¿Quieres probar suerte?” (Ace Rothstein)
Crítica de Casino
En 1995 Martin Scorsese regresaba al sub-género de mafias con ‘Casino’, y lo hacía tras ‘La edad de la inocencia’ (1993), un intento de distanciamiento del cine “Made in Scorsese” que no terminó de cuajar a ninguno de los niveles exigidos de crítica y público. Con ‘Casino’, Scorsese afrontaba, sin duda, su obra más ambiciosa hasta la fecha: una historia basada en personajes reales y debidamente modificados (en hechos y nombres) para su traslado a la gran pantalla.
El director nacido en Queens se volvía a reunir con dos de sus actores habituales, Robert De Niro y Joe Pesci, y dispuso de un presupuesto de tan sólo un millón de dólares. Presupuesto que se gastó (principalmente) en el vestuario del film, ya que la película se filmó en el verdadero Casino Riviera y se contó el diseño de producción de Dante Ferreti, toda una eminencia en su campo.
El guión de ‘Casino’ fue obra de Nicholas Pileggi con la ayuda del propio Scorsese a la hora de tomarse ciertas licencias con los hechos reales, sobre todo en lo que concernía a los personajes principales: sus ambiciones, destinos y actos. Además del grueso de la historia con todo lo que envolvía a la Mafia, la edad de oro de Las Vegas, la opulencia, y los trapos sucios del estado de Nevada… en donde todos estaban untados. Pileggi ya había escrito para que Scorsese dirigiera la obra cumbre de gánsteres ‘Uno de los nuestros’ (1990) en donde, y no por casualidad, De Niro y Pesci eran los protagonistas. A groso modo, mucho del esquema de aquella (y de su estilo visual) fue retomado para ‘Casino’ por Scorsese, aunque los protagonistas tienen ligeras diferencias.
En el aspecto visual estamos ante lo que viene a ser una película de Martin Scorsese, una cinta que rebosa su estilo por todos lados, tanto en ambientación, personajes y música como en el halo de sus personajes y el arco argumental de ascenso y caída. Temas recurrentes de su filmografía como su concepto de la familia, la avaricia, el perdón, la atracción del poder y la corrupción del alma. Todo esto aparece aquí en su máximo esplendor, y se nota mucho que el propio director metió mano en el guión para adecuarlo a su gusto personal desde la novela de Pileggi. El resultado es una epopeya casi bíblica sobre el mundo de los casinos y los tipos que los poblaban en los setenta, antes de que Las Vegas fuera convertida en una segunda Disneylandia. Estamos ante un film que cambió para siempre la forma en la que fue vista la ciudad del juego y el pecado, y que redefinió un estilo de hacer cine negro/criminal para los restos. Una épica sobre el mundo de los juegos de azar.
Pasando a los intérpretes, Robert De Niro encarna aquí a Ace Rothstein, un judío al que la Mafia puso al frente de sus negocios en Las Vegas. El cometido de Ace era hacerles ganar mucho dinero. Mientras los dólares llegaran cada mes en maletines y Ace no hiciera ruido, no habría problema. Pero como Ace no era de “la familia”… le pusieron un “vigilante” al que da vida Joe Pesci bajo el nombre de Nicky Santoro, un tipo de la vieja escuela que, en realidad, sueña con hacerse rico y dejar de ser un mero sicario. Por el camino hará su aparición Sharon Stone como Ginger, una buscavidas a la que conocerá Ace y que se gana el pan timando a jugadores, haciéndoles perder su dinero y llevándose ella una buena tajada. Ace creerá poder “retirarla”, haciéndola una mujer casada, una madre de familia y llenándola de oro.
Los tres nombres citados en el párrafo anterior son los que más brillan en este film, ya que, a pesar de los 178 minutos de duración, la mayor parte del metraje va para ellos y el resto simplemente van entrando en la historia de forma colateral a sus historias. Es justo decir que el tridente interpretativo de ‘Casino’ luce de forma impresionante. Cada uno degusta su personaje a la perfección y de forma insuperable, dejando claro que ningún otro actor era más apropiado para esos papeles que ellos. Robert De Niro está inmenso en su papel (ojo a lo metódicamente enfermizo de su forma de ser, capaz de estar sentado en su despacho en calzoncillos para no arrugar sus pantalones). Joe Pesci lo borda en la piel de Nicky Santoro, un tipo solo un poco más estable que su personaje de Tommy DeVito en ‘Goodfellas’, pero aun así un sicario al que no le tiembla la mano a la hora de matar (la última secuencia de Nicky es una de las más impresionantes y violentas de la filmografía de Scorsese, la crudeza de sus imágenes hace que cueste no apartar la vista de la pantalla). Por último, Sharon Stone lleva a cabo la interpretación de su vida como Ginger, una mujer adicta a la mala vida y al dinero fácil. Stone fue la única nominada a los premios de la Academia del reparto, pero perdió la estatuilla de ese año en favor de Susan Sarandon por ‘Pena de muerte’ (Tim Robbins, 1995).
Otros personajes importantes son Lester (James Woods), Frankie (Frank Vincent), Shelber (Don Rickles), Green (Kevin Pollak), Andy (Alan King) o Webb (L.Q. Jones). Todos ellos llevan a cabo una labor de apoyo vital para la trama y el film en su conjunto, pero sí es justo destacar a un tremendo James Woods encarnando a un fullero al que Ace cala enseguida, y a L.Q. Jones con su pose de cowboy de ciudad que acude hasta Ace para que deshaga lo que, en su opinión, fue una mala decisión.
De manera inexplicable, ‘Casino’ no fue nominada a ningún premio en la gala de los Oscars de 1996. Algo incomprensible viendo como, por ejemplo, ‘Batman Forever’ (Joel Schumacher, 1995) fue nominada en la categoría de mejor fotografía, o viendo también como ‘Babe: El cerdito valiente’ (una propuesta preciosa de Chris Noonan, todo sea dicho) fue elegida entre las cinco mejores en la categoría de mejor película.
Finalmente, el uso de la música, con canciones no originales en determinados momentos, se ajusta perfectamente al poder de las imágenes, llevándose la palma la secuencia de una de las huidas de Ginger con el “Without You” de Harry Nilsson de fondo.
En resumidas cuentas.
Termino ya esta crítica de Casino, una épica insuperable sobre Las Vegas y un acercamiento único y mastodóntico a la época de esplendor de los casinos. Un largometraje de cabecera dentro de la filmografía de Scorsese y una de las imprescindibles para cualquier cinéfilo que quiera conocer su estilo. En definitiva, un film ineludible de los años noventa en su género.
Tráiler de Casino
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