Bone Tomahawk
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Lo mejor que le podía pasar al western es que lo llenaran de nuevos bríos y rejuvenecidos estímulos, y que, partiendo de sus premisas clásicas, jóvenes directores y guionistas aprovecharan sus espacios, sus personajes y su particular sentido de la justicia y del bien y el mal, para dotar de nueva vida al género americano más genuino. El músico y novelista S. Craig Zahler ha sido uno de ellos. Su opera prima fue… ‘Bone Tomahawk’.

“El dolor es la forma en la que tu cuerpo te habla”.

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Crítica de Bone Tomahawk.
Tomando como punto de partida los westerns clásicos, lejos de entornos crepusculares y de revoluciones fugaces, S. Craig Zahler debutó en la dirección con un guión propio que devolvió al género americano por excelencia a las premisas de sus inicios: una partida de pistoleros en busca de un rescate/venganza al estilo de ‘Centauros del desierto’.

La cinta está sustentada en un cuarteto de actores brillante, una ambientación excepcional y unos golpes de violencia monumentales que sobrecogerán al más desprevenido. ‘Bone Tomahawk’ es (a pesar de lo que puedan decirles) ante todo, una del oeste, de personajes reales envueltos en una misión que claramente les supera. Los cuatro principales sobre los cuales se afianza la cinta son (a priori) clichés del género… pero minuciosamente bien descritos, tomen nota: el sheriff, su ayudante, el cazador y el pariente de la persona a rescatar (en este caso, el marido), los cuales, sin ningún tipo de estridencias, con gestos medidos y diálogos excelentemente escritos y maestramente recitados van mostrando sus personalidades a medida que avanza el viaje.

Seguramente ‘Bone Tomahawk’ sea recordada dentro de unos años por salir a rebufo deLos odiosos ocho (nada que ver entre ambas) y por sus “trogloditas” de los que mejor saber lo justo; no son indios. Pero lo cierto es que, por lo que todo el conjunto funciona es por sus actores.

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Tanto en el Fantastic Fest de 2015 como en el Festival de Sitges ‘Bone Tomahawk’ fue vendida, a pesar del disgusto del director, como una cinta de horror, no lo es, aunque sí que contiene momentos realmente salvajes. La película ciertamente tuvo su semilla dentro de las películas independientes de terror con villanos salvajes de los que poco se sabe, véase ‘Creep’, pero, al mismo tiempo, nació cuando Zahler acudió a una retrospectiva de cine del oeste, durante la cual vio casi 20 películas del género. De las seis mejores sacó en conclusión que partían del viaje de un grupo de personas en busca de una meta, a priori, suicida, pero que, como hombres ya hechos en la vejez, o a punto de serlos, se ven empujados a ello. Hombres que o tienen algo que demostrar o que demostrarse, al estilo de Sin perdón’, pero despojada del tono crepuscular de aquella.

Al respecto de los hombres, aquí tenemos al sheriff, un hombre de ley que hace su trabajo de forma decidida y que recientemente ha vivido la enfermedad de su mujer, ya prácticamente recuperada. Le da vida un excelso Kurt Russell, el cual rodó esta película antes que Los odiosos ocho (¡ojo! a cuando acude al bar a interrogar al forastero que resulta ser David Arquette, o cuando promete a su primer ayudante que la caballería está en camino). Sin duda, 2015 fue el año de su regreso.

El segundo ayudante, también llamado “El viejo”, es Richard Jenkins, un anciano que venera al sheriff y que habitualmente habla de sí mismo en tercera persona, y que es capaz de soltar los diálogos más disparatados en las situaciones menos previstas con un aplomo y una sensibilidad tremenda. No extraña que, entre los fans del film, pidieran que se hiciera campaña por Jenkins en la temporada de premios, su actuación lo mereció.

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Tantos o más elogios mereció la labor de un entregadísimo Patrick Wilson (versión humana del renacido de Leonardo DiCaprio) despojado totalmente del halo de súper-heroicidad que salpicaba al Hugh Glass del largometraje de Iñarritu. Wilson es el esposo lisiado de una pierna, que no duda ni un segundo en unirse a la partida para rescatar/encontrar a su mujer, la doctora interpretadora por Lili Simmons, que desapareció sin apenas dejar rastro (atención a la descomunal performance de Wilson. Vean como reza en alto, suda a mares, habla con Dios, maldice al viento y luego pide perdón por ello).

Y el último es un no menos brillante Matthew Fox, otro que degusta al máximo su personaje. Un tipo bien parecido, vestido como un gentleman y que afirma haber matado a 116 indios. A destacar cómo reacciona cuando se presentan dos mexicanos hasta donde han apostado sus bártulos el grupo de rescatadores y también como toma el control del grupo, incluso por encima del sheriff, en otro movimiento muy inteligente como guionista de S. Craig Zahler, un tipo a tener muy en cuenta en próximos proyectos, ya que su precisa descripción de los “buenos” en el libreto hace que la tensión alcance unos límites altísimos cuando estos han de enfrentarse a sus enemigos.

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Lo más increíble de todo es que ‘Bone Tomahawk’ casi no llega a hacerse debido a la insistencia para filmar la película en EEUU, a pesar de que se le ofreció la posibilidad de rodar la cinta en Bulgaria con un presupuesto más holgado y más días para rodar. Finalmente, S. Craig Zahler Zahler junto a su amigo y productor Dallas Sonier, lograron firmar un contrato para filmar en Los Ángeles, en el desierto y durante sólo 21 días de rodaje. Desde 2011 lucharon por sacar adelante el film, aun teniendo que renunciar al presupuesto principalmente fijado en casi 40 millones de $. La cinta fue financiada finalmente con producción independiente por menos de 15. Estamos ante el primer guión que logra ser producido de los escritos previamente por Zahler, según él son unos treinta.

Es de aplaudir en estos tiempos que un film como este no ofrezca todo explicado, que haga un casi nulo uso del apartado musical resultando impresionante cuando aparece prácticamente sólo con el uso de la llamada de los enemigos, un grito que suele predecir de una oleada de violencia. Por cierto, no teman, para esos berridos inhumanos habrá una explicación; no se pierdan el momento en que el esposo descubre tal secreto. Finalmente, avisar de la crudeza de su violencia, no todos los días se ve como parten por la mitad en forma de V a un hombre con un hacha en primer plano, por ejemplo.

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En resumidas cuentas.
Termino ya esta crítica de Bone Tomahawk, una aproximación al western más clásico de pistoleros contra indios, aquí en su versión más salvaje. Merece ser alabada por su uso artesanal de efectos especiales, por su valiente propuesta y por un reparto de actores magníficamente mimetizados en sus personajes.

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