It
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Nos situamos en octubre de 1988 en Derry (Maine, EEUU). Un chavalín llamado Georgie desaparece sin dejar rastro tras asomarse a una alcantarilla en busca de su barquito de papel. “Algo” parece que se lo ha llevado a él y a otros jóvenes del pequeño pueblo. Ese “algo” es a lo que Stephen King apodó como… ‘It’.

“Todos flotamos aquí abajo”

Crítica de It

Después del buen debut en la gran pantalla que supuso Mamá (2013), el director argentino Andy Muschietti nos presenta ‘It’, la adaptación al cine de la famosa novela de Stephen King publicada en 1986. Una obra que se convirtió en otro gran éxito de ventas para el autor nacido en Maine (EEUU). Para Muschietti, rodar esta película ha sido una gran oportunidad… como él mismo se encarga de dejar claro: “Soy un gran seguidor de Stephen King, que era mi autor favorito de adolescente. Por eso, dirigir ‘It’ ha sido un sueño hecho realidad. Siempre me ha fascinado el miedo y, probablemente, el momento en que más miedo pasa alguien es cuando de pequeño ve su primera película de terror”.

No hay que olvidar tampoco que esta novela de King ya fue objeto de una adaptación en los años 90. Aquella fue una miniserie para la televisión de dos capítulos dirigida por Tommy Lee Wallace, un especialista en TV-Movies. El papel del “maldito payaso” recayó en aquella ocasión en Tim Curry, un auténtico currante del cine y la tele. A nivel personal, no guardo buenos recuerdos de la miniserie y, en su momento, me costó mucho terminar de verla. Expuestos los antecedentes, entremos ya en materia de lo que nos ofrece Andy Muschietti con su ‘It’.

Y lo que Muschietti nos ofrece es una historia lineal ambientada en el marco temporal de los meses de verano del año 1989 en el pueblo de Derry. Lo anterior significa que no veremos a los niños de mayores ni habrá saltos en la narración. Esto se ha establecido así con la clara previsión de esperar a una secuela que, casi con total seguridad, queda garantizada por la taquilla de este “capítulo uno”.

De trasladar las más de mil páginas de la novela de Stephen King al cine se han ocupado tres guionistas: Chase Palmer, Cary Fukunaga y Gary Dauberman. Los tres presentan una trama en la que lo principal no es el terror, sino la relación de amistad de los chavales que integran “El club de los perdedores” y cómo hacen frente a sus entornos sociales/familiares y a sus miedos personales. En este sentido, el libreto “gasta” mucho tiempo en presentarnos a cada pequeño protagonista (no así a sus familiares, los cuales quedan retratados brevemente como abusadores y/o maltratadores) y en que apreciemos cómo se va desarrollando su amistad grupal. Sin embargo, resulta muy poco tiempo el dedicado a otros aspectos que podrían haber resultado interesantes. Me refiero, por ejemplo, a que apenas se explica nada de la mitología del “payaso asesino”, prácticamente “está por estar”.

Además, el terror es algo secundario y casi “accesorio”… pero constante, es decir, casi toda la película está salpicada de apariciones fantasmales y monstruosas. También tendremos momentos explícitos valientemente presentados (ojo con según que escenas nada habituales en estos tiempos en los que todo se censura al máximo). Ahora bien, según se va desarrollando el metraje queda muy claro que estos momentos no se sienten “naturales”, sino “artificiales”, esto es, que tienen que estar en el film “porque sí” y además se ven venir. Así las cosas, lo que claramente importa aquí es exhibir “otra película/serie de aventuras de pandilla”, tipo films de los años 80 como Los Goonies (Richard Donner, 1985) o más actuales como Super 8 (J.J. Abrams, 2008) o Stranger Things (la serie). Eso sí, todo con una factura y presentación impecables y un tono exclusivo para mayores de edad.

La ambientación de finales de los 80 no es casual. La misma sirve de manera un tanto descarada, a los guionistas y al realizador, para introducir muy variados “easter eggs” de la cultura popular de la época. Sirvan estos ejemplos: un póster deGremlins (Joe Dante, 1984) por aquí, un salón de recreativas por allá, el cine del pueblo que emite pases de Batman (Tim Burton, 1989) yArma letal 2 (Richard Donner, 1989)… y más, pero casi todos marca WB, por supuesto. Estos guiños son plenamente disfrutables para los que vivimos en aquella inolvidable época. No obstante, ya se hace cansino tanto revival y tanta exaltación ochentera.

La banda sonora la firma Benjamin Wallfisch y sirve de ejemplo perfecto de lo que son unas composiciones puestas todas ellas al servicio de los momentos terroríficos del film. De esta manera, Wallfisch emplea su talento en crear mucha opresión en el respetable. A esto a también ayudan las ya muy habituales subidas de volumen en busca de los saltos en las butacas.

El reparto de ‘It’ es su mayor acierto. Todos los jóvenes intérpretes lucen geniales en sus respectivos roles y muestran una compenetración y naturalidad total. Tan es así que nos hacen pensar que fueran amigos de toda la vida. La única pega es que sus papeles son típicos y tópicos hasta decir basta: el gordito, el gafas, el enfermo, la supuesta “chica fácil”,…

A estos jovencitos les dan vida Jaeden Lieberher como Bill, un chaval tartamudo que se alza como líder y que perdió a su hermanito Georgie (Jackson Robert Scott) cuando este cayó en la trampa del “payaso”. Jeremy Ray Taylor es Ben, el gordito que sufre en sus carnes ser el novato de la escuela. Finn Wolfhard da vida a Richie, el gafitas que destaca por su buena labia. Jack Dylan Grazer interpreta a Eddie, el enfermo del grupo sobreprotegido por su madre. Wyatt Oleff es Stan, el hijo del rabino local al que le cuesta seguir los pasos de su padre. Chosen Jacobs se mete en el rol de Mike, un chaval que perdió a sus padres y que ahora tiene que desempeñar un trabajo que no le gusta como ganadero junto a sus familiares (Steven Williams entre ellos).

Finalmente, párrafo al margen y por encima de los chavales, tenemos a Beverly Marsh, la chica del grupo. Esta adolescente es encarnada por Sophia Lillis en una gran labor y resaltando sobre el resto. Además, hay que decir que Sophia tiene que hacer frente a situaciones bastante desagradables en determinadas escenas, sobre todo las relacionadas con su padre.

Del lado de los villanos también hay buenas noticias. En primer lugar hay que llamar la atención de la muy destacada interpretación de Nicholas Hamilton en su papel de Henry. Este tal Henry es una suerte de River Phoenix malvado que no duda en acosar y agredir (salvajemente) al grupo de los perdedores con la ayuda de sus tres esbirros: Jake Sim, Logan Thompson y Owen Teague. También hay que citar aquí a Stephen Bogart que logra que lo rechacemos absolutamente como el nauseabundo y abusador padre de Beverly. Un tipo que deja claro que para encontrar a un monstruo no hace falta irse muy lejos de casa…

Mención final para Bill Skarsgård como el maldito Pennywise en una recreación visual, vocal, expresiva y malignamente muy poderosa. Para sus efectos de maquillaje, los especialistas Alec Gillis y Tom Woodruff, diseñaron y crearon un cráneo alargado. Estos efectos fueron completados con su vestimenta obra de Janie Bryant. La diseñadora añadió elementos medievales, renacentistas e isabelinos al traje de payaso. La idea era recrearlo como un símbolo que llevaba cientos de años atormentando Derry.

“No se debe aceptar nada de un desconocido”

En conclusión.
Finalizo ya esta crítica de It, un film que realmente logra sobresalir por la gran actuación y compromiso de todos y cada uno de los jóvenes intérpretes. Unos jovencitos que alzan al film por encima de lo que es su propuesta general que ya resulta demasiado repetitiva. Finalmente, también es justo destacar la valentía de Andy Muschietti (y de la WB) a la hora de rodar según qué escenas de terror. Y, por supuesto, la impecable facturación de la película.

Tráiler de It

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