Batman
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En 1989 Tim Burton logró trasladar con éxito a la gran pantalla las hazañas ‘Batman’. Hablamos de un personaje que, hasta entonces, no había sido objeto de adaptaciones mínimamente decentes. Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces y, a pesar de la aportación de Christopher Nolan, para muchos el verdadero y genuino Batman es, y seguirá siendo, el protagonizado por Michael Keaton. Todo un clásico indiscutible.

«Soy Batman»

Una mirada a los orígenes de Batman

Antes de adentrarnos en la crítica propiamente dicha, quizás deberíamos repasar brevemente los orígenes del «Hombre murciélago». Así lo haremos a continuación, tanto en lo referente a sus primeras apariciones en pantalla como a sus inicios en los cómics. Batman se dio a conocer por primera vez gracias a «Detective Comics» en 1939. Apareció en el número 27 de dicha colección, siendo un personaje creado conjuntamente por Bob Kane y Bill Finger. No obstante, siempre se le ha reconocido la autoría más al primero que al segundo. Posteriormente, las diferentes historias de Batman se fraccionarían en diversas etapas. La más importante de ellas fue la realizada por Frank Miller en El regreso del señor de la noche’ (1986). En esa saga se exploró el lado más oscuro y siniestro del enigmático personaje.

Precisamente, fue la imagen de Miller la que recogió Tim Burton en 1989. Ese año la WB nos trajo la primera superproducción de corte comercial dedicada al caballero oscuro. El film pasó a ser, en su momento, la película de superhéroes más exitosa de la historia del cine. Ni más ni menos que 412 millones de dólares de recaudación mundial logró ‘Batman’. La cinta fue un indiscutible éxito comercial y cautivó al público y a la crítica del momento.

Pero el ‘Batman’ de Burton no fue la primera adaptación en carne y hueso del personaje de DC Cómics. Anteriormente, «Columbia Pictures» había producido en 1943 un serial de quince episodios emitidos semanalmente en cines. Su reparto principal estaba integrado por Lewis Wilson como Batman, Douglas Croft interpretando a Robin y William Austin como Alfred. Este serial no tenía prácticamente nada que ver con el cómic. En el mismo se mostraban unos personajes totalmente desdibujados y de escasa fidelidad con respecto a los originales de las viñetas. Pese a todo, introdujo por primera vez en pantalla la famosa «Batcueva», el ya mítico centro de operaciones de Batman. Además, presentó por primera vez al personaje de Alfred, esencial en las adaptaciones que se filmaron posteriormente. En el año 1949, la misma compañía se encargó de lanzar un nuevo serial en cines con un nuevo reparto sin mejorar lo anterior.

Llega el año 1966 y Batman es llevado a la gran pantalla en el largometraje ‘Batman: The Movie’, el primer film protagonizado por un personaje de DC Cómics. La fidelidad y seriedad de esta adaptación dejarían mucho que desear. La película simplemente era un episodio extendido y alternativo de la infantil y pintoresca serie de televisión ‘Batman’. Sí, la famosa serie (1966 a 1968 y 120 episodios) con Adam West (Batman) y Burt Ward (Robin) como protagonistas.

Cabe destacar que la serie fue todo un éxito, aunque Adam West y Burt Ward quedarían encasillados de por vida y serían incluso objeto de diversas mofas (especialmente el intérprete de Robin). Pero antes de que esto sucediera ambos repitieron sus roles en el film homónimo. Un producto plagado del mismo humor absurdo y, a ratos, grotesco que ya caracterizaba a la propia serie. Además se mantenía idéntico el estilo visual y el concepto de la misma. No obstante, se agradeció que hicieran acto de presencia algunos de los villanos más importantes de la historieta original.

A pesar de la escasa calidad de ‘Batman: The Movie’, y de su poca recaudación en taquilla, el film acaparó la atención suficiente como para confirmar la consolidación definitiva del personaje como un icono de la cultura «pulp» americana. Pero los fans incondicionales de Batman no quedarían para nada satisfechos con este primer largometraje. Los fans protestaban debido al aire sumamente infantil de las tramas o al tono colorista y caricaturesco (a ratos incluso afeminado) de multitud de personajes que integraban la historia. Finalmente, dos décadas después, apareció en escena Tim Burton. El peculiar realizador decidió dar un giro radical a lo expuesto anteriormente. Burton trasladó el personaje a la gran pantalla de una forma mucho más adulta y oscura. Las diferencias saltan a la vista.

Tim Burton toma las riendas

La «Warner Bros» se había hecho con los derechos de Batman en 1979. Sin embargo, y por diversos motivos, la compañía no terminaba de rodar una nueva película. Mientras tanto, el único film de superhéroes que realmente había triunfado hasta la fecha había sido Superman (Richard Donner, 1978). Se pensaba que el fiasco de las secuelas ‘Superman’ podría ser un acicate para intentarlo con Batman. Así pues, este hecho dio la puntilla para que WB pusiera en marcha definitivamente su película. Una vez tomada la decisión, los productores Peter Guber y Jon Peters se toparon con otro pequeño problema: la elección de reparto y de director…

Nombres tan dispares como Mel Gibson, Pierce Brosnan o Charlie Sheen sonaron para convertirse en Batman. Por otro lado, directores de renombre como Steven Spielberg o Ivan Reitman hicieron lo propio para ponerse tras las cámaras. Finalmente, el director seleccionado fue un tal Tim Burton, cineasta poco conocido en aquel momento pero que ya comenzaba a dejar muestras de su peculiar estilo con sus cortos y películas. Burton destacaba por el uso de multitud de matices surrealistas, oscuros ambientes góticos y mucho humor negro. Todo esto sería la tónica habitual a lo largo de su exitosa filmografía posterior. Su visión de la tenebrosa ciudad de «Gotham City» en su versión de Batman fue un nítido ejemplo de este inigualable estilo.

Burton era consciente que debía de imprimir un cambio radical alejando a Batman de su imagen de los 60. Así pues, decidió acercar su película al oscuro y siniestro entorno del Batman de Alan Moore. Esto fue algo que los fans agradecieron sin excepción. No obstante, todo no iba a ser un camino de rosas. De hecho, la elección del protagonista principal provocó desavenencias. El elegido fue Michael Keaton, un actor de corte cómico que ya había trabajado con Burton en Bitelchús (1988). De hecho, Keaton ni tan siquiera conocía mínimamente los cómics ni el personaje que iba a interpretar. Es más, llegó a afirmar sin tapujos que no le interesaba ni lo más mínimo Batman. No obstante, WB decidió hacer oídos sordos y contrató a Keaton ante la insistencia de Burton.

Paradojas de la vida, Michael Keaton, cuyo físico distaba mucho del Bruce Wayne original, se convirtió contra todo pronóstico en un excelente y sólido Batman. El intérprete consiguió que el público se entusiasmara por los films de superhéroes, algo nada sencillo en esa época. Hablamos de una época en la que estas producciones escaseaban o eran de muy baja calidad. Con ‘Batman’ había nacido por fin un «Hombre murciélago» cinematográfico a la altura de las circunstancias. Todo a pesar de la baja estatura del intérprete y de las innumerables incomodidades que Keaton sufrió durante el rodaje. Por ejemplo: tuvo que soportar un traje de más de treinta kilos. También tuvo que lidiar con una máscara que le impedía girar el cuello con normalidad.

El siguiente paso sería encontrar a la actriz que encarnara a la protagonista femenina. Este papel recayó en la espectacular Kim Basinger, que estaba en pleno apogeo. A continuación se buscó a un actor que fuera capaz de dar vida al villano de la función. En este caso el elegido sería Jack Nicholson, un intérprete de prestigio que se encargaría de encarnar al lunático Joker. El gran Nicholson logró dotar a su personaje un tono bastante terrorífico. Eso sí, abusó ligeramente de cierto histrionismo en su actuación. No obstante, al final entregó una más que notable interpretación con merecida nominación a los Globos de Oro. Como curiosidad, cabe destacar que en algunos carteles internacionales, el rótulo de Jack Nicholson se colocó antes que el de Michael Keaton. Los motivos eran obvios: la fama de Nicholson era incomparable a la de Keaton.

‘Batman’ recaudó en las taquillas estadounidenses más de 250 millones de dólares. Entre sus récords destacó que fue la primera película de la historia del cine en batir los 100 millones en los diez primeros días de exhibición. También ganó un Oscar al mejor «Diseño de producción». Finalmente, Danny Elfman se llevó el Grammy al «Mejor compositor» gracias a su ya inolvidable partitura musical.

Crítica de Batman

Hoy día resulta difícil no recordar, con cierta nostalgia y melancolía, este «primer» Batman. Es la película con la que muchos hemos crecido. Sin duda, Tim Burton logró impactarnos con un film pionero en muchos aspectos. Su innovación se refirió no sólo a su estética, sino también a su ambientación y desarrollo. Nos encontrábamos ante un producto sombrío y, a ratos, tenebroso. Un film que hizo borrar de un plumazo de nuestras mentes la imagen del primer Batman televisivo. Este nuevo Hombre Murciélago venía con un delicioso tono gótico y perturbador. La crítica y el público fueron automáticamente seducidos. Se acababa de trazar una nueva dimensión que sería tomada como ejemplo en multitud de adaptaciones posteriores.

Hablar de ‘Batman’ es hablar de un film de culto prácticamente desde el día de su estreno. Una película que logró cautivarnos tanto o más que la excelente ‘Superman’ de Richard Donner, la mejor película de superhéroes rodada hasta entonces. Sin duda, en ‘Batman’ nos encontramos ante una producción cuidada hasta el más mínimo detalle. Y esto en una era donde los efectos especiales y visuales aún eran artesanales. Cuando los decorados, explosiones y maquetas, tan creíbles (y al mismo tiempo tan surrealistas), lucían en su máximo esplendor.

La «parafernalia» visual y pirotécnica nos transmitía sensaciones que ni tan siquiera actualmente se han logrado emular, pese a los avances en el mundo del CGI. Sólo debemos pararnos a observar la impresionante y siniestra Gotham City (recreada por un inspirado Antón Furst). Esta ciudad es, posiblemente, uno de los decorados más icónicos y logrados de la historia del cine contemporáneo. Por no hablar de los ya memorables «Batmóvil» o el «Batplano». Este último probablemente la mejor adaptación del vehículo aéreo a la gran pantalla.

Por otra parte, el elenco reunido para la ocasión fue cuanto menos soberbio. Ni más ni menos que actores de la talla de Jack Nicholson encarnando al malvado Joker. Una Kim Basinger en pleno apogeo como la atractiva periodista Vicky Vale en un papel que en principio iba a interpretar Sean Young. Y, claro, el estupendo Michael Keaton en una solvente actuación que le lanzó a la fama. Aunque también es cierto que se vio ligeramente encasillado y nunca se pudo deshacer por completo del personaje.

El reparto se completó con diversos actores secundarios de nivel. Me refiero a Jack Palance, Michael Gough (Alfred) o Billy Dee Williams como Harvey Dent. Un elenco actoral que dejó huella y lució gracias también al sólido guión de Sam Hamm. Un libreto que indagaba por primera vez en el lado humano, pero más oscuro de Batman.

El montaje mezclaba acción cruda y sucia con buenas dosis de romance, drama e incluso con un cierto atisbo de «terror» que se dejaba entrever a lo largo de diversas secuencias (inolvidable la primera aparición de Batman, o la soberbia ambientación en el desenlace de la historia). Todo salpicado con frases y diálogos que han hecho mella en el círculo de fans del cine de género. Un ejemplo sería esta: «Dime una cosa, amigo mío: ¿Has bailado con el demonio a la luz de la Luna?« Esa era la mítica frase que Joker recitaba a sus víctimas. La obra se culminaba con una banda sonora para el recuerdo compuesta por Danny Elfman.

Pese a todo, la película no era perfecta y, como suele ocurrir en todos los casos, creó ciertas controversias entre los fans más exigentes. Más concretamente en el nuevo origen de Joker como Jack Nipel, que originalmente narró Alan Moore profundizando en una vieja historieta de Bill Finger (creador del personaje). Un nuevo origen ciertamente polémico que, sin embargo, tomó Burton como válido para su película. También se criticaron las breves y poco trascendentales aportaciones de personajes tan importantes en las viñetas como Harvey Dent o Gordon. Aquí no pasan de ser meros actores secundarios sin peso alguno. Pero dejando de lado estos pequeños matices, sin duda alguna la película se ha convertido, por méritos propios, en un verdadero mito del cine. Una joya de culto que perdurará para siempre.

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Batman, un film que para muchos nos dejó al primer y auténtico Batman: Michael Keaton. La saga de Burton  y Keaton continuaría con la brillante Batman Returns (1992), una secuela con Burton menos presionado y con mayor libertad creativa, dando como resultado una segunda parte que, en muchos aspectos, superó incluso al primer film. No obstante, su recaudación en taquilla se vio afectada por su excesiva crudeza, algo que espantó al público más joven. En cualquier caso, hablamos de dos películas que jamás envejecerán. Y no envejecerán a pesar del transcurso de los años y de las nuevas modas.

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