Monkey Man
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En su debut como director, el actor indio Dev Patel, apadrinado por Jordan Peele, se sumerge en el submundo criminal. Su ópera prima es una historia de venganza sangrienta cocida a fuego lento y con grandes dosis de violencia. ¿Nos ha entregado Patel uno de los mejores films de acción del año? Lo averiguamos ya mismo descendiendo al mundo criminal de Nueva Delhi. ¡Preparaos para conocer a ‘Monkey Man’!

“¿Te sabes la historia de Hanuman?” (Madre)

Crítica de Monkey Man

Inmediatamente paso a responder la pregunta que planteaba en la introducción. Desgraciadamente, ‘Monkey Man’ no es una de las películas más destacadas de acción del año. Más bien, es otro producto nacido del ya habitual viralismo de las redes sociales. Una fuerza viral y social que impulsa a ciertas producciones que, en otras circunstancias, pasarían desapercibidas o mucho menos apreciadas. Parte de la publicidad de ‘Monkey Man’ viene también de Jordan Peele. A este último se le ha vendido siempre como un cineasta visionario, pero tampoco es un “seguro de vida”. La campaña se basó en decir que Peele quedó tan sorprendido con la cinta que decidió comprarla cuando comprobó que Netflix no aceptaba distribuirla. La polémica decisión de la plataforma vino provocada por tocar cuestiones delicadas en la India. Rápidamente esto se convirtió en morbo por verla y en calificar a Dev Patel como transgresor.

Personalmente veo ‘Monkey Man’ como un irregular coctel de conceptos. Un film que cabalga entre el thriller de venganza coreano, pasando por la crítica política y social, hasta llegar al cine de acción estilo John Wick (Chad Stahelski, 2014). Pero, ni de lejos, el presente film alcanza las cotas de espectacularidad y estilo cómic de las cintas protagonizadas por Keanu Reeves. En cualquier caso, Patel suple ciertas carencias, sobre todo del guión, gracias a su energética dirección. Y eso a pesar de ciertas ínfulas artísticas en cuanto a decisiones estilísticas se refiere.

Tal y como he comentado, lo que no se le puede negar a Dev Patel es su entregada puesta en escena y pasión por el trabajo realizado. Tampoco su ejecución de las escenas de acción (brutas y gozosas) y el hecho de no escatimar en cortes, pinchazos, quemaduras… y golpes a diestro y siniestro en las dos grandes set-pieces del film. Además no denigra ni esconde la violencia y la filma de forma nítida. Inclusive, Patel también se apropia del protagonismo delante de las cámaras dándolo todo. En este sentido, sufrió cortes, moratones e incluso llegó a romperse ligamentos y costillas a la hora de realizar la totalidad de las escenas de acción de su personaje sin dobles… salvo en una escena en concreto. Así pues, lo mejor de ‘Monkey Man’ son sus brutales coreografías y secuencias de combate físico.

La pena es que los elogios anteriores no se puedan aplicar a la hora de hablar del guión. Un libreto escrito a seis manos por Patel y otros dos guionistas. En este aspecto, el film navega sin un rumbo ni posicionamientos definidos. También queda claro que se toma demasiado en serio a la hora de llevar a cabo su narrativa. La trama empieza como una historia de venganza a fuego lento para luego introducir un elemento de crítica política imponiendo una visión bastante monocromática y vaga de la situación. Y ya en el tramo final esta es olvidada para meternos de lleno en un tercer acto violento y trepidante. En definitiva, no hay una clara solidez estructural entre los actos del film. Y esto tiene como consecuencia un cierto bajón de ritmo a mitad de metraje.

Hablando de la trama y del guión también considero importante resaltar que la película coge como parte de la base de su historia la inspiración en el mito de Hánuman, el dios mono de la mitología hinduista. Este relato es de importancia para Kid, el personaje de Patel, porque es la historia que le cuenta su madre y que se usa como un elemento de narrativa en la cinta con paralelismos demasiado obvios. Por supuesto, también se nos introduce en la India actual y sus bajos fondos. Lugares repletos de matones, pobreza, policías y políticos corruptos (lo que decía antes de mostrar solo un lado). Destaca así la estética y exotismo del film de cara al resto del mundo.

En la labor interpretativa, el punto fuerte del casting recae en Dev Patel como Kid. El actor indio saca pecho y músculo a la hora de llevar a cabo una interpretación puramente física y de pocas palabras. Esto no le impide, o gracias a esto, saca toda la potencia de su carisma y el público empatiza con él desde el primer minuto. Además, y tal y como ya remarqué, su esfuerzo físico es impresionante a la hora de ejecutar todas las set-pieces. Y desde luego lo borda en todas ellas. Él mismo declaró que: “Sudé literalmente sangre para conseguir el nivel físico que buscaba en la película”. Tan sólo dejó de realizar la escena del Tuk Tuk porque se lo impidieron.

El resto del reparto está compuesto por caras totalmente desconocidas para el público en general. Me refiero a actores como Pitobash encarnando a Alphonse, un narcotraficante de poca monta que hace de alivio cómico. También puedo citar a Sikandar Kher y Makrand Deshpande. El primero es un policía corrupto de gran corpulencia (Rana) y el segundo es el líder espiritual del partido soberano indio (Baba Shakti). Ambos son los villanos de la historia. Y ya para terminar, el nombre más conocido del casting es el de Sharlto Copley. Aquí da vida a Tiger, el dueño de un club de lucha ilegal donde Kid pelea. Copley hace exactamente lo esperado: encarnar a un tipejo sin escrúpulos y de mucha labia. Aclarar que aparece en el film en unas tres ocasiones. Por consiguiente queda más como un cameo de lujo que como una parte importante del elenco.

En conclusión.
Acabo esta crítica de Monkey Man, un producto ciertamente viral vendido como una propuesta transgresora y memorable. Sin embargo, no alcanza esas cotas ni de lejos y deja un sabor agridulce. Se puede disfrutar y valorar el esfuerzo de Dev Patel, pero reconociendo sus carencias e irregularidades.

Tráiler de Monkey Man

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