Los intocables de Eliot Ness
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1930. La ley seca ha convertido Chicago en una ciudad de guerra. Las bandas rivales compiten por el control del imperio billonario del alcohol ilegal, haciéndose valer a base de granada y metralla. Son los tiempos de los jefes del crimen organizado. Son los tiempos de Al Capone… Bienvenidos a Chicago, una ciudad que apesta como un prostíbulo por la mañana. Brian De Palma presenta a Kevin Costner y Robert De Niro en… ‘Los intocables de Eliot Ness’.

“Me crie en un barrio difícil. Y allí decíamos con que una palabra amable y una pistola llegarás más lejos que solo con una palabra amable. Quizá lo tomé al pie de la letra. Y a veces la reputación le sigue a uno” (Al Capone)

Crítica de Los intocables de Eliot Ness

Los severos fracasos de ‘Doble cuerpo’ (1984) y ‘Dos tipos geniales’ (1986), obligaron al cineasta Brian De Palma a dirigir un encargo que luego se descubrió como una de sus grandes obras. Estamos hablando ni más ni menos que de ‘Los intocables de Eliot Ness’. Y miren por dónde, lo que empezó como un “film a la fuerza” hoy todo el mundo lo tiene como una obra mítica. Todo un clásico icónico.

Con ‘Los intocables de Eliot Ness’ se alienaron los astros para que todo saliera bien. La Paramount contrató a todo un peso pesado como era el dramaturgo David Mamet para conformar la historia del film. Mamet tomó como base el serial de televisión, y moldeó la leyenda y la historia en beneficio del espectáculo cinematográfico. Años más tarde, De Palma declararía que el choque de egos con Mamet fue antológico. Sin embargo, llegaron a un entendimiento por el bien de la producción… Lo cierto es que por mucho que Mamet se pusiera “gallito”, no cabe duda que su libreto es magistral. Estamos ante un guión plagado de grandes personajes y con una destacada, y exagerada, visión del bien y el mal. Ambos personificados en los personajes de Eliot Ness y Al Capone.

En el film se palpa por todo el metraje la personalidad de De Palma, aún más que en otra de sus míticas creaciones como fueEl precio del poder (1983), donde su sello planeaba sin terminar de echar a volar. Sin duda, se puede decir que ‘Los intocables’ forma parte de las mejores películas de De Palma. Y no hay dudas de que el film fue un triunfo para este gran cineasta. Desde siempre considerado el menos comercial de los de su generación. De Palma estaba especialmente motivado para sobresalir con su trabajo aquí. Destaca sobremanera la óptica desde donde está visto el villano de la función, Capone, siempre filmado con planos picados, pasando por circulares y tomas desde donde se le ve por encima del resto de personajes. Y como todas las apariciones de Capone/De Niro están hechas para lucirse.

Además, De Palma se acopla a la perfección al género del film noir dejando unas cuantas secuencias de su cosecha realmente memorables. De todas ellas sobresalen las siguientes: el incautamiento del alijo de Whisky en la frontera canadiense, la visita de Frank Nitti a Malone (secuencia intercalada con otra de Capone en la ópera), ¡y cómo no! la hipnótica y memorable set piece de la estación de Metro homenajeando a ‘El acorazado Potemkin’ (Sergei M. Eisenstein, 1925). Una set-piece que luego revisitaría en ‘Atrapado por su pasado’ (1993). Por supuesto, tampoco me puedo olvidar del emotivo doble clímax…. Imposible olvidar junto a todas esas escenas la banda sonora de Ennio Morricone. Atención a la sonata principal que resulta emotiva y bellísima. Sin olvidar tampoco la fanfarria de acción heredada del serial televisivo.

La excelsa ambientación en los años treinta sin duda es otro punto a favor del film. Ojo a como se respira totalmente la degradación de la ciudad, su embarre moral y su caída en desgracia con la lluvia como un nada disimulado guiño a ello. También destaca el contraste entre la opulencia de los criminales y las vidas de los funcionarios. Soberbio el trabajo en todos esos aspectos en la cinta. Igual que luce insuperable la fotografía a cargo de Stephen H. Burum. Una fotografía totalmente volcada a engrandecer a los personajes, la ciudad y la historia.

Y seguimos con puntos positivos. En este caso toca hablar del magnífico reparto. Un cast encabezado por un sensacional Kevin Costner en el papel que lo catapultó definitivamente al estrellato. Costner y su Ness son todo lo que el mito nos vendió plasmado en la gran pantalla. En ese sentido, el agente de la ley está totalmente blanqueado como héroe sin fisuras y hombre familiar. No en vano, es el único de los protagonistas que tiene una vida fuera de su trabajo, con mujer e hijos y una casa ejemplar. Gran labor.

A Costner lo acompaña un gigantesco y carismático Sean Connery en el rol del “pobre policía urbano”, James Malone. Papel por el que Connery se llevaría un merecido Oscar al mejor actor secundario en la gala de 1988. Con el actor escocés en escena la cinta sube en calidad. Ojo a cuando Ness le pregunta que hace a su edad patrullando las calles y Malone contesta con un tremendo: “Tal vez sea una prostituta con el corazón de oro o un policía bueno en una ciudad mala”. Enorme interpretación por parte de Connery robando totalmente la escena cada vez que aparece. Presten atención a su nervioso tic del colgante de su medalla de San Judas y su retahíla de frases duras.

El por aquel entonces pujante Andy García entrega un nervioso rol de gallito de gatillo fácil como George Stone, un italiano hecho a sí mismo. Stone “simplemente” quiere que la ley prevalezca. El segundo actor acreditado en orden fue un sorprendente Charles Martin Smith que da vida a Oscar Wallace, la parte menos física del equipo de cruzados de Ness. En realidad, un contable contratado para vigilar los movimientos de Capone en sus sociedades… Del lado de los buenos, también es de justicia resaltar la aparición de Patricia Clarkson como prácticamente la única mujer del casting con peso en el relato. Clarkson da vida a la amantísima esposa de Ness visualizada e idealizada por De Palma casi como un ser de luz.

El gran villano de la función es un colosal Robert De Niro como Al Capone. Curiosamente, para este rol ya estaba contratado Bob Hoskins por la falsa creencia de que De Niro diría que “no”. Pero antes de comenzar el rodaje, De Niro logró leer el libreto en un encuentro con De Palma y dio el “sí”, no sin una ardua negociación y un calendario de rodaje adaptado para que pudiera preparar el personaje. Esta es la principal razón para que casi todas sus escenas sean sin el resto de protagonistas, excepto una con Costner y otra con Connery. Por su parte, Hoskins, fue despedido, no sin antes recibir una llamada por parte del director y cobrar lo acordado en su contrato. Así fue como, sin rodar ni un solo segundo de metraje, Hoskins se llevó un buen cheque al bolsillo sin pisar el set.

También destaca de sobra, y por sí mismo, la terrorífica e insidiosa presencia de Frank Nitti, al que presta su rostro un perfectamente elegido Billy Drago. Ver su primera aparición en escena que es culminada con una atroz explosión. O cuando acude a meter miedo a Ness, hablándole de la importancia de la familia. Sin duda, el papel más desarrollado de una carrera plagada de malosos de brocha gorda.

“Si abre usted el baile con esa gentuza, Señor Ness, debe estar dispuesto a bailar todas las piezas. Porque ellos no abandonarán la lucha hasta que uno de los dos haya muerto. Si quiere atraparle solo hay un sistema: si saca la navaja, usted la pistola. Si el hiere a uno sus hombres, usted mata a uno de los suyos. Este es el sistema de Chicago. Y así atrapará a Capone” (Malone)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Los intocables de Eliot Ness, un bien merecido triunfo tanto artístico como de crítica, siendo este un factor que rara vez se mezcla en la carrera de Brian De Palma. El film convirtió en una estrella mayúscula a Costner, otorgó el merecido reconocimiento de los entendidos a Connery y dio vía libre a Robert De Niro para su show. ‘Los intocables’ es todo eso y, además, un espectáculo cinematográfico de primer orden.

Tráiler de Los intocables de Eliot Ness

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