Vamos de polis
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Todo vuelve. Por ello, no extraña que en Hollywood las buddy movies hayan regresado. Ahora se actualiza el humor a los gustos de hoy día. Películas como ‘Superdetective en Hollywood’, ‘Límite 48 horas’ o ‘Huida a medianoche’, han sido recuperadas para dar vida a cintas como ‘Los otros dos’, ‘Infiltrados en la Universidad’ o ‘2 Guns’. Hoy le toca el turno a ‘Vamos de polis’ ¿Pasará la prueba del algodón? La respuesta ya mismo.

“Hay una nueva ley en la ciudad de Los Ángeles. Se llaman O´Malley y Chang. Uno es blanco y está loco. El otro es un negro de un metro ochenta con apellido asiático. ¿¡Qué puede salir mal!?”

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Crítica de Vamos de polis

Para el gran público, ver a otros tipos (a poder ser hombres inmaduros y bastante descerebrados) hacerse pasar por polis es muy gracioso. Y hay que admitir que cuando está bien hecho es gracioso. Viendo las recaudaciones de ‘Infiltrados en clase’ (Phil Lord y Chris Miller, 2012) y secuela, no extraña que los secundarios de aquella fueran reclutados para redondear el elenco de la producción ‘Vamos de polis’.

‘Vamos de polis’ nació a partir de una idea. “Un momento de lucidez” que Luke Greenfield (responsable de ‘Estoy hecho un animal’, vehículo para que Rob Schneider diera rienda suelta a su peculiar sentido del humor) tuvo durante un Halloween: “¿Qué pasaría si dos tíos sin mucha cabeza lograran hacerse pasar por polis? ¿Qué harían? ¿Cómo usarían la ley para su propio beneficio?”… Aquello funcionó lo suficiente como para llegar a hacerse realidad.

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Encabezando el reparto encontramos a Damon Wayans Jr., hijo de Damon Wayans, co-protagonista de (entre otras) El último boy Scout(Tony Scott, 1991) y que es igualito que su padre, incluso en los gestos y tics. Así se permite, en determinado momento, un pequeño homenaje al primer papel de aquel en cine, como el camarero homosexual de los plátanos en la ineludible comedia de los 80, Superdetective en Hollywood(Martin Brest, 1984). Wayans parece que tiene por delante un futuro prometedor. Su vena cómica se revela como uno de los grandes descubrimientos del film.

Al lado de Wayanas tenemos a Jake Johnson en un papel con más capas. Un tipo bastante inestable mentalmente y que tiró por la borda un posible futuro como jugador de fútbol americano. Todo cuando en plena borrachera se lanzó desde el tejado a una piscina vacía. Ryan es quien más se obsesiona con eso de ser poli arrastrando con él a Justin/Chang/Wayans. Atención a cómo (con el paso de los minutos) Ryan/O’Malley/Johnson se va ascendiendo él mismo dentro del falso cuerpo de policía que ha creado.

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La química entre ambos actores es (junto a las apariciones de unos cuantos secundarios) claramente lo que acaba haciendo avanzar al film. Un film que consigue levantar el vuelo tras unos aburridos treinta minutos iniciales. Digamos que el punto de retorno del humor de la película lo marcan dos momentos concretos. Estos son: la paliza que recibe Justin como ‘Chang el poli’ cuando acude a una disputa casera entres dos mujeres, y la gloriosa aparición de un gigante desnudo en el centro comercial. Un gigante que acabará restregando sus partes nobles en primerísimo primer plano por el rostro de…

Ese humor escatológico, pero efectivo (siempre es gracioso, a la par que poco agraciado visualmente, ver algo así) es lo que levanta al espectador de su hastío y lo hace conectar con el film. La cinta luego toma aire de nuevo con las apariciones de Rob Riggle como Segars, un poli real que piensa que O´Malley & Chang también lo son. También destaca Keegan-Michael Key como Pupa, un fumeta latino al que nuestros protagonistas toman como confidente. Por su parte, Natasha Leggero es la bailarina exótica que presta su apartamento para una vigilancia. ¡Ah! y cameo expendable de Andy García. En apenas tres escenas logra insuflar de un halo de dureza a su personaje.

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‘Vamos de polis’ acaba siendo una entretenida comedia desvergonzada sobre polis que no son polis. Una cinta con guiños a la cultura popular, chistes recurrentes, bromas fáciles y un humor salido de madre al estilo Seth MacFarlane. De esta forma, podemos ver como se hace mención a films ineludibles de polis & cacos como Training Day(Antoine Fuqua, 2001), a la forma de correr de Tom Cruise con una genial mimetización por parte de Wayans, o incluso al uso del bullet-time en films como ‘El club de la lucha’ (David Fincher, 1999) o ‘Snatch’ (Guy Ritchie, 2000). 

Todo lo anterior bordeado por un guión puesto al servicio de la improvisación pura y dura. Sin olvidar unos sketchs en donde los falsos polis harán realidad sus fantasías abusando del poder que les dan sus placas. De fondo tenemos una sub-trama con gángsters europeos chungos y tatuados. Y también un misterioso cabecilla llamado Brolin (Andy García) que al final resulta ser… lo que no aparenta ser, o sí, depende de cuán curtido este el espectador en esto de los films policíacos.

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En resumidas cuentas.
Concluyo esta crítica de Vamos de polis, una comedia de momentos. Un film que vive por la improvisación de los diálogos de sus actores, en su mayoría cómicos. Gustará a todo aquel fan del humor escatológico y desvergonzado de gente como McFarlane o a los que ya disfrutaron con las dos de Infiltrados… Si gusta, harán la secuela.

Tráiler de Vamos de polis

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